La ley marcial de Jaruzelski
El general polaco Wojciech Jaruzelski, que gobernó Polonia hasta el desmoronamiento del régimen comunista, presentó ayer en la Feria la edición alemana de una obra con su versión sobre la ley marcial, que él implantó en Polonia en diciembre de 1981. Jaruzelski dijo que la ley marcial fue un mal menor, que impidió una intervención soviética y de los países del Pacto de Varsovia.
A sus 73 años, Jaruzelski presenta un aspecto saludable, con mejillas redondas y sonrosadas, y un cierto aire de cura de internado de jesuitas cuando todavía llevaban sotana. Del Jaruzelski de aspecto feroz y sanguinario, como le mostraban las caricaturas clandestinas de los días de la ley marcial en Polonia, sólo quedan las gafas de sol, que no cambia ni siquiera en la sala oscura donde presentó su libro. Ante unas 50 personas, Jaruzelski se expresa en tono ecuánime, sin el menor atisbo de rencor, y al mismo tiempo con la seguridad de quien siente que actuó con arreglo a su conciencia.
El libro de Jaruzelski apareció en 1992 en Polonia, donde se vendieron 300.000 ejemplares, bajo el título Ley marcial, ¿por qué? La edición alemana es la primera que aparece fuera de Polonia y lleva el título Tras las puertas del poder y como subtítulo 'El comienzo del fin de una dominación'. La obra parece como si tuviese para el general una componente catártica. Justifica Jaruzelski la publicación como "una obligación" y "una necesidad interior de explicar una época dramática de la historia de Polonia", y cree que "no tenía derecho a callar y llevarme a la tumba mis reflexiones". Para el general, no había otra salida posible para la situación de anarquía que vivía Polonia a fines de 1981 que la ley marcial. Los anuncios de una ola de manifestaciones para el 17 de diciembre de aquel 1981 eran como "dejar correr la gasolina, y cualquier provocación, consciente o inconsciente, habría provocado un Budapest como en 1956 [invasión soviética y represión del levantamiento de Hungría] con consecuencias imprevisibles".
Jaruzelski habló del camino seguido por España tras la dictadura franquista: "En la democracia, no se tocó un pelo a nadie, y ahora España funciona y bien". Luego se refirió al caso de la República Democrática Alemana, con persecución de los antiguos colaboradores del servicio secreto, el Stasi, y añadió que Polonia siguió una vía intermedia.
Babelia
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