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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ciencia a conciencia

EL RETRASO científico de España no es únicamente un reflejo del estado general del país, sino una causa de muchos de los problemas que aquejan a nuestra economía, ya sean de desempleo o de balanza comercial. Para dinamizar un debate ineludible, viene al punto el Manifiesto de El Escorial sobre la ciencia española, un texto moderado y realista, obra de un destacado grupo de catedráticos. Porque el retraso español tiene raíces históricas, y sólo en parte se ha colmado en los últimos años. Aunque no se han alcanzado los resultados previstos, los gastos en I+ D (investigación y desarrollo) han pasado en tres lustros del 0,4% al 0,9% del PIB, en un proceso que se estancó, en términos relativos, en 1991. Pero ya sea en fondos o en número de científicos por habitante, la distancia de la ciencia española es aún grande respecto a los países avanzados de la UE, e incluso a las economías desarrolladas de Asia.Los defectos de la política científica en España son conocidos. El principal, el alejamiento entre la investigación científica y la producción económica en un país pobre en tecnología propia. Si la producción científica española representa un 6,1% de la europea, sólo se ha traducido en un 31% de las patentes de la UE. Por ello, sin olvidar la ciencia básica, parece conveniente incidir más en la aplicada.

El acercamiento entre ciencia y empresa debe fomentarse, más aún cuando los fondos públicos van a ser escasos -dadas las estrecheces presupuestarias- y van a requerir un incremento de la financiación privada: hay margen para ello porque la proporción de fondos públicos en el total de inversión en I+ D es nueve puntos superior a la media europea. Habrá que idear nuevas fórmulas. Pero en el reparto de los fondos disponibles debe primar la calidad de los proyectos de investigación, con un control estricto y regular. Sólo así se evitará la dispersión de los esfuerzos.

El mantenimiento del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) como organismo estatal se anuncia como una de las prioridades, junto a la preservación de la investigación en las universidades. También es necesario buscar con premura la forma de integrar o reintegrar en el mundo científico español a los investigadores españoles en el extranjero o en España que al término de sus primeros pasos como investigadores no encuentran lugar para proseguir sus actividades. De un modo general, hay que modernizar el acceso a la carrera de investigación científica. Claro que para ello habrá que superar también los problemas de camarillas científicas o universitarias: "endogamia", lo llama el Manifiesto.

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No es exagerado afirmar que en este reto científico y tecnológico, España se juega buena parte de su futuro. Pero hacerle frente no es sólo cuestión económica, sino profundamente cultural. Poco a poco hemos ido perdiendo esas figuras integradoras que tanta fecundidad han traído a las dos culturas, la humanista y la científica. Acercar los científicos a las humanidades es hoy tan urgente como acercar éstas a la ciencia. Pues tan ignorante es el que no sabe de letras como el que no conoce de ciencias. El Manifiesto acierta al señalar que "insertar la ciencia en nuestro mundo cultural es una necesidad histórica que debe considerarse como el gran reto español del momento". Y acaso cuando se descubren indicios de actividad biológica remota en Marte, ¿no puede la ciencia atraer a todos y especialmente a los jóvenes?

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