Hipótesis inquietante
Sheila Gore, experta del Consejo Médico para la Investigación con sede en Cambridge, ha pedido al ministro Douglas Hogg que compruebe si las madres afectadas por el mal de Creutzfeldt-Jakob, equivalente humano al de las vacas locas, han podido legarlo a sus hijos.Gore sostiene que la "transmisión vertical", ahora confirmada en el ganado vacuno, debe examinarse también en las personas. "Necesitamos saber cuántos bebés han nacido de mujeres que lo contrajeron. No pretendo asustar a nadie, pero es mejor no cometer errores porque varias de las fallecidas tenían hijos. Y no se descarta que el contagio ocurra en la propia matriz", según declaraciones publicadas ayer por el rotativo The Times.
El pasado año las autopsias de tres madres de 52, 38 y 29 anos, respectivamente, revelaron que padecían el mal de Creutzfeldt-Jakob, una enfermedad que ataca al cerebro y produce la muerte en pocos meses.
No se pudo corroborar, sin embargo, que sufrieran la variante relacionada con la encefalopatía espongiforme bovina, un fenómeno que ha sorprendido por cuanto afecta a personas jóvenes, cuando esta enfermedad se presenta, generalmente, en pacientes mayores.La edad de las afectadas británicas, por debajo de los 60 años, sugería dicha posibilidad.
Margaret Garland, madre de dos hijos y fallecida en junio pasado, es una de las tres pacientes mencionadas. Su marido Johri, un microbiólogo que no era ajeno a los términos médicos, acusó al Gobierno después del entierro de tratar al consumidor como si fuera basura. El caso de Michelle Boweri acaparó la atención nacional. A los 29 años y con un niño recién nacido, entró en coma y ni siquiera pudo conocerlo. Durante la adolescencia había trabajado en una carnicería.
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