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Azúcar heroico

El Gobierno de La Habana logra incrementar la producción en un 33% gracias a la financiación internacional

Las autoridades cubanas están a punto de cumplir el plan de producción de azúcar previsto para 1996, de 4,5 millones de toneladas, lo que supone un incremento del 33% en relación al año pasado. La recuperación de la zafra es interpretada por el Gobierno como una muestra clara del repunte de la economía, que, según cálculos oficiales, este año debe crecer un 5% y también como un símbolo de que lo peor de la crisis ya ha pasado. Como en los viejos tiempos, la zafra 96 se realizó entre consignas patrióticas, movilizaciones masivas y mitines de Fidel Castro, y por ello su éxito es presentado como una victoria política.Desde finales del año pasado, el presidente cubano venía asegurando en sus discursos que en la cosecha de azúcar de 1996 el país se jugaba "el todo por el todo", y que, de no alcanzarse el crecimiento planificado, "la revolución se verla en un serio peligro". Castro explicó que sin azúcar no había nación, y que si el país no lograba que se reanimase la producción azucarera -el año pasado, la zafra sólo llegó a 3,3 millones de toneladas, el nivel más bajo desde 1959-, de muy poco serviría el crecimiento económico en otros sectores.

Para conseguir ese objetivo, el Gobierno adoptó algunas medidas de apertura, como dar estímulos en dólares a los trabajadores del sector y sobre todo abrir la industria azucarera a la inversión extranjera. Varios bancos, como el ING, de Holanda; el español BBV, y otros, prefinanciaron la cosecha en varias centrales de azúcar y hasta en provincias enteras. En medio de esta lucha, Fidel Castro, recorrió. numerosas regiones cañeras y dijo que la respuesta más contundente que Cuba podía dar a la ley Helms-Burton sería producir más azúcar.

Castro aseguró también que el país había pedido préstamos y prefinanciación por más de 300 millones de dólares (más de 38.000 millones de pesetas), y que para pagarlos, era de vital importancia alcanzar los 4,5 millones de toneladas. Más allá del imperativo económico, cumplir con el plan de azúcar se convirtió en una "cuestión de honor". El mandatario cubano subrayó que ello sería un símbolo de la consolidación del repunte económico y serviría para dar confianza a los inversionistas extranjeros y a los bancos que habían firmado hasta el momento diversos acuerdos de prefinanciamiento. La prensa llamó a la "vergüenza proletaria" y se pidió el aliento combativo de la clase obrera". Sólo durante el penúltimo fin de semana de mayo, momento pico de la zafra, las autoridades movilizaron a un millón de personas.

Por fin, la semana pasada, tras meses de incertidumbre y tensión, el vicepresidente cubano, Carlos Lage, anunció que hasta ese momento ya se habían producido 4.450.000 toneladas de azúcar. Lage afirmó. con optimismo que este éxito, unido a los crecimientos en el primer semestre del año de un 40% en los sectores del turismo y el níquel, de un 25% en la producción de tabaco y de un 22% en la producción agrícola, era una muestra de la recuperación de la economía cubana.

El principal responsable económico del Gobierno cubano insistió en que, a pesar de la ley Helms-Burton, su país está dando pasos firmes para superrar los efectos negativos que la desaparición de la URSS había dejado en la isla.

Como es sabido, sólo de 1990 a 1994, el PIB cubano descendió un 43%, mientras que las zafras cayeron de 8 millones de toneladas en 1990 a 4 en 1994 y a 3,3 el año pasado. El declive de la producción azucarera fue acompañado de descensos significativos en otros sectores importantes, como el de la producción de tabaco, que en cuatro años cayó en más de un 50%, el de la industria del niquel, en un 35%, el de la industria textil, la agroalimentaria y, en general, de todas las ramas de la economía.

Sin embargo, el final feliz de la zafra heroica y las perspectivas de que en 1996 se produzca una consolidación de la tendencia al repunte económico -La Habana ya ha anunciado que las presiones de EE UU no han impedido que ya se hayan conseguido créditos en el extranjero para prefinanciar la cosecha azucarera de 1997 en todas las provincias-, ha provocado el temor de que ahora las autoridades cubanas se sientan tentadas a -frenar el proceso de reformas. Algunos economistas y diplomáticos extranjeros opinan que es posible que el Gobierno trate de acomodarse en este periodo de calma y buenas perspectivas, y retrase reformas de mayor calado que inevitablemente tendrían un costo social elevado y supondrían una progresiva pérdida de control y de poder del Estado socialista.

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