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Entrevista:

"Me preocupa la intolerancia del PP"

Joaquim Molins (Barcelona, 1945) es el nuevo rostro que presenta Convergència i Unió, en sustitución de Miquel Roca. Molins ha ocupado varios altos cargos en la Generalitat y ya se hizo cargo del grupo parlamentario cuando, en diciembre de 1994, Roca dimitió para optar a la alcaldía de Barcelona.

Pregunta. ¿Qué le preocupa más del PP, su política económica o la autonómica?

Respuesta. Es su talante intolerante lo que me preocupa más. Un talante muy alejado de ese espíritu dialogante que hay que tener, sobre todo cuando los problemas son de tal magnitud que uno solo, por grande que sea la mayoría de que dispone, no puede intentar resolverlos sin contar con los demás. De los dos temas planteados -probablemente porque tenemos la ventaja de que la política económica que propiciamos es la exigida por Europa- nos preocupa más el autonómico, en el cual sólo nosotros podremos hacerle frente.

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P. Escoja cinco prioridades del programa electoral de CiU.

R. Las más urgentes son la revisión del sistema de financiación autonómica, que implica el incremento global de los recursos destinados a las comunidades autónomas y un reparto más equilibrado; la reducción del déficit público recortando gastos de las administraciones y, consecuentemente, la revisión del precio del dinero. Luego, el impulso a la creación de puestos de trabajo. Y como esto ahorraría gasto público destinado a subsidio de paro, se podrían impulsar políticas de apoyo fiscal a la familia. También la supresión del servicio militar obligatorio,

P. Ningún partido asume que hay que recortar el Estado del bienestar, pero todos acusan al adversario de pretenderlo o de hacerlo inevitable. ¿Ustedes tienen pruebas para acusar a los demás?

R. El PSOE renuncia a crear puestos de trabajo cuando propone repartir el empleo que existe.Y si no somos capaces de ensanchar la base de creación de riqueza ineevitablemente, habrá que recortar las prestaciones, porque no se podrán mantener. En cuanto al PP, si lleva a cabo muchas de las cosas que propone, como la reducción de la imposición o de las cargas sociales en las empresas, tal como se las plantea hará inevitable el recorte del Estado del bienestar. Porque los números no salen. PSOE y PP pretenden copiar miméticamente lo que se hace en otros países, pero aquí la situación es diferente: nuestro Estado del bienestar no ha llegado al nivel de la media europea. Cuando llega a consumir el 25% del PIB probablemente hay que poner el freno, pero no cuando está en el 18%. Tenemos la posibilidad de aumentar el Estado del bienestar porque aún podemos crecer y crear riqueza más que los otros y porque España es un país competitivo.

P. Pero Aznar ha rectificado las propuestas de Rodrigo Rato de reducir las cargas sociales a las empresas y asegura que tampoco bajará los impuestos mientras no se reduzca el déficit. R. Sí, pero durante dos años el PP se ha llenado la boca diciendo que se podía reducir la imposición antes de reducir el déficit público. Y nosotros les decíamos que eso no podía ser. Ellos quieren aplicar la doctrina Reagan: si reduzco la presión fiscal esto provocará aumento de la actividad económica y se reducirá el fraude, por lo que aún recaudaré más. Pero todos saben que eso tarda en dar resultados. Porque primero reduces la imposición y automáticamente caen los ingresos; la economía, si crece, lo hace al año siguiente y los impuestos que se generan se recogen un año más tarde. Eso son tres años de espera, y entonces ya no estaríamos en Europa, Con el invento del PP nos iríamos a la porra. Durante dos años han estado defendiendo esto, hasta que Aznar se fue a Londres y desde allí dijo que no rebajará la presión fiscal si no es de forma acompasada a la reducción del déficit. En esto, obviamente, estamos de acuerdo. Es lo

que llevamos en nuestro programa, la reducción selectiva de la presión fiscal: que al empresario que crea un nuevo puesto de trabajo estable se le reduzca un millón de sus impuestos. Esto supone un ahorro para el Estado, que deja de pagar el subsidio de paro e ingresa las cargas sociales del trabajador.

P. Proponen ustedes que Cataluña reciba 250.000 millones más al año. ¿No corren el riesgo de alimentar la campaña contra el catalán pesetero?

R. Esta campaña nos la han hecho sin necesidad de pedir nada. El señor Ansón [director del diario Abc] pasó de nombrar Español del año al presidente Pujol a un furibundo ataque a Cataluña. Pujol no había cambiado, al contrario, había ejercido aquello que llevó a Ansón a, nombrarle Español del año: participar en la gobernabilidad del Estado, pero de la manera en que no le gustaba al señor Ansón. No hizo falta ninguna excusa para desatar la campaña contra Cataluña. Lo que pretendemos es que todos los españoles sepan la verdad, porque o nos ayudan desde fuera o estamos perdidos. De ahí la irresponsabilidad del PP que, sabiendo que era falso, desató la campaña del billón por un sillón. Además, no sería responsable ante nuestros ciudadanos que dejáramos continuar una situación que empieza a ser delicada. No podemos dejar de plantear esa reivindicación.

P. ¿Añoran la etapa de colaboración con el Gobierno?

R. La colaboración se llevaba con lealtad mutua, el país ha progresado, estábamos empezando a introducir cuestiones fundamentales para Cataluña. Era una situación magnífica. Las cosas iban bien, la economía crecía, se creaba empleo. Nuestra voluntad obviamente era continuar, pero no pudo ser por el GAL y el Cesid, que venían de periodos anteriores. Si nosotros vamos a Madrid, como siempre ha hecho el catalanismo político, es para influir y transformar el Estado e intentar arreglar las cosas.

P. Usted ha recordado estos días que en la etapa de UCD no votaron la investidura de Suárez pero eso no impidió la colaboración parlamentaria. ¿Ese es el escenario que se abre con el PP?

R. Creo que no, porque la etapa de UCD coincidió con un momento de gran consenso y la colaboración fue positiva. Pero ahora, si partimos de que la fuerza emergente, con la que deberíamos establecer la colaboración, es el PP, nos encontramos con un partido que desde hace dos años y medio viene diciendo que no quiere saber nada de nosotros, que no concibe que en el Gobierno del Estado puedan colaborar los nacionalistas porque, dicen, sólo buscan la defensa de sus particularismos. En su programa electoral, además, lleva propuestas absolutamente incompatibles con las nuestras: pretende, en cierta forma, reinventar la LOAPA.P. ¿En estas circunstancias, se encerrarán en Cataluña?

R. A partir de 1982 hubo una mayoría absoluta muy cerrada a nuestros planteamientos y no adoptamos esta actitud. Nos refugiamos en los contenidos estatutarios y en las garantías constitucionales a través del Constitucional. No es que nos encerrásemos, es que no querían saber nada de nosotros, aunque también aprobamos alguna ley. No creo que vayamos ahora a encerrarnos aunque el PP obtenga mayoría absoluta. Excepto que su agresión, su intención de hacer recular lo conseguido, nos obligue. Acudiremos al Constitucional en lo posible. Tampoco somos personas estridentes. Respetamos las reglas del juego.

P. ¿Y qué condiciones pondrían a un Gobierno de Aznar?R. Si nos necesita, lo primero que exigiremos del PP es una rectificación de toda esa parafernalia que ha montado diciendo que somos una peña de insolidarios. Eso antes de empezar a hablar. Pero el problema con el PP es que sus propuestas son tan brutalmente incompatibles con las nuestras que no veo la posibilidad de que cambien de la noche al día. Se han cerrado la puerta a una colaboración y lo peor es que no creo que sea un error estratégico, sino consustancial a su ideología.

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