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La ONU y el voto de Mario

Manuel Rivas

El problema de González es que en las elecciones de España sólo votan españoles. Todavía cuenta con mayoría en sitios como Barcelona, Sevilla, Cáceres, Fuente Ovejuna y Pajares de la Lampreana, pero sus plazas más incondicionales son lugares como Baltimore, Reikiavik, Liverpool, Amsterdam, Pernambuco, Suresnes y el Metro de Nueva York. Lo cierto es que las encuestas dan ganador a González en el atlas universal y perdedor en la balsa de piedra peninsular. Ya lo reconoció Aznar a su manera: "Usted ha sido un buen presidente de Europa, pero un mal presidente de España".A Felipe lo apoyan mandatarios tan dispares como Bill Clinton y Fidel Castro, Ingbar Carlsson y Helmut Kohl, Nelson Mandela y el Príncipe de Gales, Violeta Chamorro y la Begum de Bangladesh. Todo el quién es quién mundial está con González. También los chinos. Felipe cae muy bien en China, sobre todo desde que dejó la reliquia de la lucha de clases del marxismo y se pasó a la modernidad de la lucha de gatos de Confucio. ¿Cuáles son los apoyos internacionales de Aznar? ¿El Vaticano? ¿La Refundación Comunista? No lo sabemos. En la televisión bonaerense pedía el voto emigrante con el reclamo de Alfonsín, pero el político argentino mandó un desesperado voto por correo urgente a su amigo Felipe. Lo de José María tiene mucho mérito. Si gana el 3 de marzo, va a dejar pasmados a la ONU, al Bundesbank y a Li Peng.

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A 10.000 pies de altura, a muchos españoles les embarga la nostalgia por los pinchos de tortilla y por Felipe. Pero nada más aterrizar piden la papeleta de Aznar y se van a comer a un McDonald's. Con razón y sin ella, la égida socialista termina en leyenda negra para consumo interior. Ciertamente, uno de los grandes fracasos ha sido la política de empleo, pero hay que poner en el haber de Felipe el impulso dado a un mercado boyante, el del antifelipismo. Hay mucha gente que se gana la vida en esa nueva frontera profesional, y eso es mérito incuestionable del PSOE. Uno va a la sección de novedades de una librería y sale no sólo convencido de la maldad de González, sino también de sus nefastos efectos deforestadores. Dentro de un siglo, dirán los maestros de escuela: "España era en tiempos un gran bosque. Un chimpancé podía ir de los Pirineos hasta Gibraltar sin tocar suelo. Esto duró hasta que se empezaron a publicar libros sobre el César".

Mario Vargas Llosa, peruano errante y ciudadano español, pide públicamente el voto para el Partido Popular. Hubo un tiempo en que tenía a Felipe por gran gobernante. Otra prueba de que a Felipe se le ve más grande desde lejos. Desde Lima, Hollywood, la Antártida o el observatorio de Maspalomas. Apunta el escritor al talón de Aquiles, el uso del terrorismo de Estado. Pero luego habla de su afinidad liberal con la derecha española. ¿Liberales? Busco en las listas. Abogados del Estado, inspectores de Hacienda, notarios, funcionarios en, excedencia, empresarios subvencionados, farmacéuticos molestos con que se vendan pañales para ancianos en el hipermercado. Etcétera. Como diría Nicolás Redondo, Felipe, ése sí que era un liberal de cuidado.

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