Las diferencias de la UE para el acuerdo con Marruecos se reducen a 1.400 millones
Las diferencias entre Bruselas y cifran en nueve millones de ecus (1440 millones de pesetas). A esa cantidad Bruselas se ha reducido el impacto económico de las concesiones agrícolas que obstaculizan el apoyo de varios de los Quice al acuerdo de asociación entre la UE y Marruecos, tras la propuesta de compromiso de la presidencia española. Los embajadores trataron evitar el Consejo de Ministros de Exteriores de hoy, pero no lo lograron.
El cálculo económico de esa diferencia, realizado por técnicos de la Comisión, es inferior a los 20 millones de ecus (3.200 millones de pesetas) en que la presidencia española evaluó los obstáculos. Ambas cifras contrastan con el total de las exportaciones europeas a Marruecos, 432.000 millones de pesetas en 1994 y cuya progresión -dado el desmantelamiento de la protección industrial marroquí- se prevé geométrica.El caso es que tras la propuesta de compromiso de a presidencia española (véase cuadro) presentada el miércoles al Coreper (Comité de Representantes Permanentes, los embajadores de los Quince), con el beneplácito de la Comisión y de Rabat, los motivos de trifulca se han reducido. Según esta fórmula, que anoche perfilaron aún más los embajadores, las 5.00 toneladas previstas de flores cortadas exportables desde Marruecos sólo entrarán en Europa sin derechos de aduana desde la segunda quincena de octubre hasta mediados de abril: Además, la parte de flores exóticas tendrá acceso de forma progresiva. Y las 10.000 toneladas de tomate que estaba previsto que entraran en el mes de abril se repartirán entre noviembre y marzo, a razón de 2.000 toneladas mensuales.
Así, el litigio de tomates y flores prácticamente llegó a su fin. Pero a su calor habían surgido otras reivindicaciones (Portugal pedía suavizar la importación de sardina envasada), que habrá que lidiar hoy.
Anoche Alemania intentó en el Coreper llegar a un acuerdo in extremis, que evitase el ridículo de celebrar un Consejo de Asuntos Generales (Exteriores) por tan nimias diferencias. Propuso arañar 250 toneladas a las exportaciones de flores marroquíes y obtener de Rabat una declaración de que aceptaba la readmisión de los ernigrantes ilegales. Esto último se consiguió.
Curiosamente, el Gobierno español ha cedido en el calendario del tomate, precisamente lo que ha pedido el Congreso de, los Diputados. Esto satisface al sector a corto plazo, aunque planteará problemas a largo plazo.
La reivindicación histórica española, que asumió la Comisión en su negociación con Marruecos, estribaba en repartir mejor el impacto de la concesión entre los diversos socios de la UE. Para ello, había que abrir el calendario, esto es, ampliar el período tradicional de importación marroquí, que iba de octubre a marzo, los meses fuertes de la exportación española y de otros países mediterráneos. Por eso la propuesta de Bruselas abría la horquilla temporal a los meses, de octubre y abril.
Esa fue la causa de la rebeldía holandesa y belga, cuyo período caliente de colocación en el mercado empieza en abril, al ser más tardía su producción. Pero a la protesta de estos países se ha unido lo que tanto, Bruselas como el Ministerio de Agricultura español consideran, un "error estratégico del sector" español.
La Federación de Productores y Exportadores (Fepex) propuso formalm ente al Gobierno español adherirse al viejo calendario, argumentando que cualquier "invasión" de productos marroquíes a bajo precio en abril arruinaría los precios en 1996. Aparte de que la cantidad era limitada como para reventar el mercado, los técnicos españoles y comunitarios coinciden en que la Fepex sacrificaba con ello su propio interés a largo plazo.
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