_
_
_
_
Tribuna:ESCALADA BÉLICA EN LOS BALCANES
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Lean a De Gaulle

Xavier Vidal-Folch

Sorprende que algunos dirigentes españoles muestren reticencias de distinto grado, en vez de orgullo ciudadano, por la implicación de España en el conflicto de la ex-Yugoslavia. Quizá pueda comprenderse. en alguna derecha, que sólo lentamente se desembaraza de su tradición aislacionista. Pero ¿y en cierta izquierda? ¿Dónde paran las proclamas internacionalistas y solidarias? ¿Acaso las tareas de ayuda humanitaria, de mantenimiento de la paz, y de disuasión armada, si conviene, sobre quienes se oponen a ella, son objetivos reaccionarios? Pregunten a los voluntarios de las ONG, aunque sea desde sus despachos.El orgullo no es contradictorio con el dolor y la humillación que producen las imágenes de cascos azules utilizados como escudos humanos, la vieja táctica de Sadam, que indica a sensu contrario dónde están. los principales culpables e invita, ya que no a destruir, al menos a controlar a la dictadura racista de Karadzic.

Más información
"Un drama personal"
Yeltsin envía a sus ministros de Exteriores y Defensa a mediar con los serbios de Bosnia
El Gobierno español subordina los bombardeos de la OTAN a la seguridad de los 1.400 'cascos azules'
El Ejército del Aire considerá "un éxito" la intervención de sus F-18 en los ataques
Francia envía al portaaviones "Foch" al mar Adriático
El Consejo de Seguridad se reúne bajo el signo del desconcierto y la división
La OTAN enviará 40.000 soldados en caso de retirada de los "cascos azules"
Otro militar español, rehén de los serbios de Bosnia
La OTAN pide a la ONU el reforzamiento de la misión de paz y ni siquiera discute su eventual evacuación

Angustia, pues, pero serena satisfacción sería la actitud lógicamente esperable de los dirigentes. También por razones históricas. En los dos últimos siglos, las fuerzas armadas españolas sólo sirvieron para combatir contra españoles -en guerras, civiles y golpes de Estado- o para intervenciones coloniales -en Cuba y el Norte de Africa-, siempre desafortunadas. Con problemas y desgarros, el Ejército asumió durante la transición la voluntad popular y suscribió la democracia. Ahora que, desnudo de su polémica irisación secular, encuentra al fin una convincente triple razón de ser, cosmopolita, humanitaria y buscadora de paz, ¿acaso prefieren algunos volver a la dinámica anterior? ¿A quién molesta esta impresionante ruptura? ¿Le negarán algunos demócratas el apoyo sin fisuras, con argumentos de rábula y alicortos designios electorales?

La retirada de los cascos azules quizá llegue algún día a ser políticamente inevitable y humanamente comprensible. Pero sin duda ninguna, supondría una enorme vergüenza y plasmaría el rotundo fracaso de las Naciones Unidas, de la OTAN, de España. Quienes obstaculizan con sus medias palabras y medias acusaciones el pleno compromiso español en este conflicto figurarán entre los responsables de esa eventual catástrofe moral. ¿O se dedicarán entonces a denostar la inhibición e ineficacia aliadas? Porque no retirar a los soldados humanitarios va exigiendo una mayor apuesta militar. Y ésta quizá provocará muertes de españoles. Que nadie chalanee con ellas. Criticar primero el despliegue militar por excesivo y poco después o simultáneamente denunciarlo por insuficiente es emplear el mismo doble doble lenguaje que ya se constató cuando la guerra del Golfo, en que ciertos paladines populistas machacaban a los norteamericanos por no ahorcar al dictador iraquí, pocas horas después de haber denunciado sañudamente la Operación Tormenta del Desierto. Una actitud repugnante.

No estar en la estructura militar integrada de la Alianza Atlántica no equivale a no estar, como parecen pretender quienes a lo mejor añoran ahora, paleolíticamente, formar parte del Pacto de Varsovia, cuando el problema hoy es el contrario, pues sus antiguos miembros hacen cola a la puerta de la OTAN, bajo el ceño fruncido de Moscú. No es no estar, sino estar de manera distinta. ¿De qué manera? Con una permanente doble obediencia. Lean a Charles De Gaulle: el general Leclerc logró liberar París, encuadrado bajo Eisenhower, pero gracias a la presión autónoma y al mando superpuesto del propio De Gaulle. Y con el apoyo entusiasta de los resistentes comunistas. Lean sus Memorias de guerra. Lean, antes de hablar, aunque sean 900 páginas. Entérense.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_