El Consejo de Seguridad se reúne bajo el signo del desconcierto y la división

Los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas comenzaron ayer consultas en Nueva York con el propósito de elaborar una nueva política para Bosnia. Pero el clima es el del mismo desconcierto y división que ha caracterizado hasta ahora la vieja política de la comunidad internacional en ese territorio de la antigua Yugoslavia. Esto es: nadie sabe si dar un paso adelante y atacar a los serbios o dar un paso atrás y retirarse. Y, en definitiva, la posibilidad de una rápida decisión sobre cómo rescatar a los observadores internacionales rehenes de los serbios era anoche remota.

La reunión urgente del Consejo de Seguridad fue convocada en la noche del viernes a petición de Francia, que quiere una redefinición del papel de los cascos azules en Bosnia. Rápidamente, los demás miembros del máximo órgano ejecutivo de la ONU se precipitaron a advertir que se trataba de una reunión de consulta y que no podrían pronunciarse respecto a Bosnia hasta que el secretario general, Butros Butros-Gali, presente una sugerencia de nueva política en ese territorio, lo que debe ocurrir la próxima semana.Tras la reunión, el presidente del Consejo, el embajador francés Jean-Bernard Mérimée, subrayó la actitud "unánime" de los países miembros par "no ceder al chantaje de los serbios de Bosnia". La próxima semana, el Consejo tendría que revisar también si seguir adelante con los bombardeos aéreos, pese a las amenazas de los serbios contra los rehenes, o suspender esas acciones. Pero tampoco sobre este aspecto es previsible una rápida decisión. Formalmente, los bombardeos son solicitados por la ONU y ejecutados por la OTAN, por lo que la decisión política sobre esos ataques le corresponde al Consejo de Seguridad.

Este órgano está atascado en lo mismo en que lo ha estado desde el principio de la guerra: Estados Unidos defiende los bombardeos, pero sólo si los europeos, que son los que tienen fuerzas en tierra, los aceptan; los europeos los aceptan teóricamente, pero en realidad no creen en que sirvan de nada más que para poner en peligro a sus soldados.

Ahora Estados Unidos sigue considerando oficialmente ese tipo de ataques una opción válida, pero no quiere insistir en ellos. "No podemos presionar más en favor de los bombardeos aéreos porque no son nuestros hombres los que han sido tomados como rehenes", declaró ayer un alto funcionario de la Administración norteamericana.

Ante la confusión reinante, el embajador bosnio en las Naciones Unidas, Mohamed Sacirbey, advirtió que "si la ONU y la OTAN retroceden ahora, toda la misión en Bosnia-Herzegovina quedará en duda". "Si retrocedes ante el terrorismo hoy, estás invitando a nuevas exigencias terroristas mañana", añadió.