El Gobierno español subordina los bombardeos de la OTAN a la seguridad de los 1.400 'cascos azules'
La seguridad de los 1.400 cascos azules y de los 19 observadores militares españoles, así como del personal de las organizaciones humanitarias, es la máxima prioridad del Gobierno en el conflicto de la antigua Yugoslavia.El ministro de Defensa, Julián García Vargas, aseguró ayer que los nuevos ataques de la OTAN, de producirse, "se tratarían de armonizar con la seguridad de los observadores retenidos" por los serbios, entre ellos dos españoles. Tanto García Vargas como el ministro de Exteriores, Javier Solana, minimizaron el peligro que corren los rehenes. El primero agregó que se trata, en todo caso, "de un riesgo asumido por quienes voluntariamente han querido ir a esta misión".
Aunque cazas F-18 españoles participaron en los dos últimos bombardeos de la OTAN, España nunca ha sido entusiasta de estos ataques de represalia, y menos tras la toma de rehenes. Pese a que los serbios no han retirado sus armas pesadas de los alrededores de Sarajevo, como exigió la ONU, los bombardeos han cesado. Eso no quiere decir que se descarten, según fuentes españolas, si hay nuevas agresiones. Se trata, según García Vargas, de "encontrar un equilibrio entre la, seguridad y el uso de la fuerza".
España apoya a Francia en su pretensión de que se produzca un redespliegue de los cascos azules y un nuevo mandato que les facilite el uso de la fuerza, simplificando la cadena de mando y permitiendo una respuesta más rápida a las provocaciones.
Sin embargo, el redespliegue no afectará a los cascos azules españoles, ya que están en una de as zonas más pacificadas de Bosnia. Sí podría afectar, en cambio, a sus 19 observadores, dispersos por toda la región, pues se trata de concentrar las fuerzas de la ONU y evitar su aislamiento, que les hace vulnerables a las represalias.
Solana afirmó ayer que la comunidad internacional debe responder "con firmeza y serenidad" a la "estrategia de la tensión" de los serbios de Bosnia y consideró "un error" adoptar "decisiones precipitadas". El ministro de Exteriores se reunió ayer en La Moncloa con el presidente Felipe González, mientras García Vargas, desde el Centro de Conducción de Operaciones de la Defensa (Cecod) seguía en directo el desarrollo de la crisis.
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