Empresarios-fabricantes contra empresarios-usuarios

Una fuerte discrepancia entre dos tipos de empresarios vinculados a las autopistas de la comunicación saltó ayer al debate. Los constructores de esas autopistas (los electrónicos y los telecos) reivindicaron la liberalización incondicional. Buena parte de los empresarios-usuarios, que utilizan las nuevas redes para vehicular sus productos, pidieron reglas para ordenar el mercado. Las compañías de los participantes facturan un montante global de medio billón de dólares, más de 60 billones de pesetas.El presidente de Olivetti, Carlo de Benedetti, pidió de entrada "el desmantelamiento de los monopolios que bloquean la competencia en las comunicaciones", especialmente en Europa. Y la "abolición de las barreras" para entrar en los distintos mercados, urgiendo a que la cumbre del G-7 que se celebrará en Halifax el mes de julio tome medidas para adelantar la liberalización. Criticó el miedo a que la sociedad de la información destruya empleos recordando que los pioneros, Estados Unidos, "han creado siete millones de empleos en tres años, mientras Europa perdía tres millones".

Igualdad de trato

Tras él cerraron filas todos los fabricantes. Jorman Nolilla, presidente de la gigantesca Nokia (Finlandia), argumentó que su país demuestra las virtudes de la desregulación, pues su número de usuarios de Internet es el más alto de Europa, "lo que conseguimos sin ninguna ayuda estatal". Su vecino, Lars Ramqvist, patrón de Ericsson, pidió la igualdad de trato "para las empresas nacionales y las extranjeras".

Su lema fue reducir legislaciones, no aumentarlas. Les apoyaron algunos usuarios: "Si esperamos evaluar todos los riesgos antes de desregular, nunca avanzaremos", urgió el presidente de la Sociedad General, el belga Étienne Davignon. El patrón de la canadiense Canwest Global Communication, I. H. Asper, puso el ejemplo de Nueva Zelanda, donde los extranjeros pueden comprar el ciento por ciento de una cadena de televisión: "Los neozelandeses no se han convertido en australianos", adujo. Y el presidente de Canal+, Pierre Lescure, criticó las cuotas audiovisuales por "antinaturales en relación con el progreso y el comercio

Bastantes de los usuarios pidieron reglas para ordenar esa libertad. "Hablo como empresario-usuario de sus tecnologías", replicó a los fabricantes el presidente de Sega, I. Okawa. "La prioridad del usuario es disponer de acceso fácil y de tarifas ventajosas", por lo que "el sector público no debe permitir que la competencia se desborde, debe ponerle alguna brida". En parecida línea, el presidente de France Télécom, M. Roulet, apoyó el calendario previsto por la UE para liberalizar (1998): "Necesitamos un marco reglamentario claro y estable que organice el mercado" para permitir el "fácil acceso de todos" a las nuevas tecnologías. "La desregulación no produce necesariamente más competencia", añadió el vicepresidente de Tokio Marine and Fire Insurance, N. Araki, mientras que Marco Tronchetti (Pirelli) pidió una mayor coordinación a nivel europeo. "Sin ella nos convertiremos en un desierto", alertó.