La Tierra presenta desde el espacio pocas señales de vida inteligente
¿Sería detectable desde el espacio la existencia de vida inteligente en la Tierra, con los mismos medios que el hombre intenta detectar signos de vida en otros planetas? Esta es la pregunta que se han hecho el conocido astrofísico estadounidense Carl Sagan y su equipo y que han intentado responder estudiando los datos suministrados por la sonda Galileo a su paso en diciembre de 1990 por la Tierra en su largo camino hacia Júpiter. La respuesta, publicada en la revista Nature es "sí", aunque sólo una de las pruebas indicó que la vida detectada es inteligente.Los resultados del registro de gran número de variables, desde gases atmosféricos a señales de radio, son curiosos. Una de las características más llamativas es la abundancia de un compuesto que consiste en dos partes de hidrógeno por una de oxígeno, que se presenta en tres fases: sólida, líquida y gaseosa. Presenta un alto índice de reflexión, especialmente sobre los polos y se explicaría como agua en los océanos y hielo en los polos.
Igualmente notable es la altísima concentración de gas de oxígeno en la atmósfera, por encima de los niveles esperados del simple proceso de la descomposición del agua por la radiación ultravioleta y que no puede ser explicada por las leyes de la termodinámica. Sagan y su equipo señalan que un suministro constante de oxígeno procedente del agua se podría generar utilizando energía del espectro luminoso visible, quizás a través de un pigmento que absorba luz.
La clorofila
Con estos datos, los investigadores identificaron este pigmento: la clorofila, que hace que las plantas sean verdes y de la que depende la vida en la Tierra. Las imágenes tomadas por la Galileo confirmaron la gran presencia de un pigmento absorbente de luz roja, especialmente en tierra, inexplicable como simple componente del suelo o de las rocas.En cuanto a la remota posibilidad de que se encontrara materia orgánica en la Tierra, el indicio lo dio la inesperada concentración de gas metano en la atmósfera, inexplicable si las únicas fuentes fueran los volcanes y los terremotos. Hubo que aceptar que había otras fuentes, como el cultivo de arroz y la quema de combustibles fósiles.
Éstos son signos de organismos vivos, pero no de una civilización. El análisis de las imágenes de alta resolución de dos continentes, Australia y la Antártida, no proporcionaron señales de civilización, y aún están sin hacer los de los demás continentes.
El único indicio claro de vida inteligente lo proporcionó el análisis de las señales de radio, que estaban concentradas en determinadas bandas, procedentes de transmisores en la Tierra y por tanto signo indiscutible de, comunicaciones deliberadas y presumiblemente inteligentes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.