135 campos con 70.000 prisioneros funcionan aún en Yugoslavia, según el espionaje norteamericano
Cinco meses después de que funcionarios serbios se comprometieran a cerrar la red de campos de detención establecidos durante la guerra en la antigua Yugoslavia, fuentes del espionaje de Estados Unidos han asegurado que al menos 135 de estos centros siguen muy probablemente en funcionamiento, algunos de ellos en la república de Serbia. Funcionarios norteamericanos estiman en 70.000 el número total de prisioneros que se se hallan en poder de las tres facciones bélicas en conflicto en la antigua Yugoslavia, y estiman que la mayoría de ellos, como se ha denunciado repetidamente, está bajo control serbio.
La cifra de 70.000 prisioneros es muy superior a la estimada por observadores internacionales. Los informes de que los campos existen, no sólo en Bosnia y Herzegovina sino también en Serbia, sugieren que Belgrado está quizás más directamente implicado en la detención e intercambio de prisioneros musulmanes y croatas de lo que ha mantenido hasta ahora.La existencia de estos campos y el elevado número de prisioneros que encierran aumenta la presión sobre la Administración de Clinton para intervenir militarmente en los Balcanes. Algunos funcionarios de Estados Unidos sitúan el número de prisioneros entre 35.000 y 65.000. No puede ser determinado con precisión porque los observadores internacionales no han podido visitar muchos de estos recintos.
Tras las informaciones llegadas el pasado verano que mostraban a prisioneros famélicos y demacrados en campos de detención serbios en el norte de Bosnia, el presidente George Bush ordenó a las agencias federales de espionaje que comenzasen un exhaustivo esfuerzo para localizar los campos y el destino de los prisioneros y documentar otras violaciones de derechos humanos.
Los nacionalistas serbios han utilizado generalmente los campos de internamiento como parte de su campaña de limpieza étnica destinada a vaciar zonas que deseaban incorporar a la gran Serbia. Aunque mucha de la información recogida por el espionaje estadounidense. ha estado a disposición de la Administración de George Bush durante meses, la evaluación ha sido remitida únicamente en fecha reciente a la Cruz Roja y al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
La Cruz Roja tiene registrados oficialmente 10.800 detenidos en la guerra de los Balcanes. Alrededor de 8.000 han sido liberados y la Cruz Roja está visitando ahora a 2.750 prisioneros en 18 emplazamientos. La organización declinó la pasada semana comentar las estimaciones de Estados Unidos, pero afirmó que sus propias cifras no son exhaustivas. Tras la evaluación de los servicios de espionaje de Estados Unidos, obtenida por The New York Times, se está acometiendo una revisión de la política con respecto a los Balcanes. Hoy, el presidente Bill Clinton tiene previsto reunirse con el Consejo de Seguridad Nacional y sus más directos colaboradores para estudiar el problema.
Bloqueo naval
El Departamento de Estado señaló el viernes que la nueva Administración está considerando pedir al Consejo de Seguridad de la ONU que levante el embargo naval al Gobierno de Bosnia. Los críticos de esta medida consideran que el embargo naval de armas ha pasado inadvertido y su resultado principal ha sido otorgar un a abrumadora ventaja militar a Serbia, en particular en armas pesadas. Durante su campaña, Bill Clinton habló incluso de la posibilidad de ataques aéreos selectivos contra objetivos serbios.
Por el contrario, la Administración de George Bush se ha opuesto. generalmente a una intervención militar en los Balcanes, temiendo involucrar a las tropas de Estados Unidos en un conflicto que podría alargarse durante años.
El nuevo secretario de Estado, Warren Christopher, ha puesto en duda la utilidad de las conversaciones de paz sobre Bosnia que se mantienen en Ginebra con la mediación de las Naciones Unidas y de la Comunidad Europea.
A propósito de sus esfuerzos para investigar los campos, los funcionarios de Estados Unidos han manifestado que los serbios trasladan de lugar a los prisioneros para dificultar las tareas de localización de los observadores internacionales y de los servicios de inteligencia occidentales. La Cruz Roja ha encontrado asimismo dificultades cuando ha tratado de entrar en los campos.
Los informes de los servicios de espionaje revelan que la mayoría de los prisioneros está recluida en precarios cobertizos desprovistos de los servicios más esenciales y aislados de todo contacto exterior. Muchos de ellos se cree que están sometidos a torturas o han sido objeto de ejecuciones sumarias.
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