Croacia lanza una gran ofensiva con apoyo aéreo y marítimo contra la región de Krajina
La reanudación de las conversaciones de paz en Ginebra ha venido acompañada de la intensificación de los combates entre los tres bandos en la guerra de Bosnia-Herzegovina. La región de Krajina, un enclave serbio del sur de Croacia bajo protección de la ONU, vivió ayer una escalada bélica que incluyó el uso de fuerzas de aviación y de marina por parte de los croatas, según acusaciones del presidente federal yugoslavo, Dobrica Cosic. Las tropas de Croacia tomaron ayer la estratégica localidad de Crno, a dos kilómetros del importante puerto de Zadar, en la costa adriática. El presidente de Croacia, Franjo Tudjman, indicó que los combates habían causado 120 muertos entre los serbios por 10 víctimas entre los croatas.
El presidente de esta región autónoma serbia que nadie reconoce, Goran Hadzic, ha proclamado el estado de guerra. Unidades de artillería y carros blindados del Ejercito croata libraron duros combates con las fuerzas serbias en tomo al puente de Maslenica, destruido por el antiguo Ejército federal y que los croatas tratan de reparar a toda costa. Su interés estratégico resulta enorme para el acceso desde Croacia a Krajina.Como si se tratase de una carrera contrarreloj para ganar nuevo palmo de terreno mientras los dirigentes políticos discuten en Ginebra el mapa de la división de Bosnia-Herzegovina, los señores de la guerra están dispuestos a imponer una vez más la política de hechos consumados. A Ginebra se la condena al triste papel de idílico escenario para la representación de una pantomima llamada conferencia de paz, cuyos principales actores dominan a la perfección el doble lenguaje.
Las acusaciones mutuas, al compás del recrudecimiento en varios frentes de guerra que salpican toda la antigua Yugoslavia, fueron la tónica dominante. Tudjman anunció que la acción emprendida por la policía croata "con apoyo del Ejército" en el puente de Maslenica había terminado, aunque matizó que los serbios resistían "en algunos lugares". Grupos serbios de Krajina amenazaron ayer con el bombardeo de ciudades croatas e incluso de su capital, Zagreb, como represalia por el ataque en este enclave de la costa, controlado hasta ahora por la ONU.
Uno de los dos copresidentes de la conferencia paz, David Oweri, no ocultó la gravedad de los combates en Krajina. Tras destacar que era vital contener este nuevo foco de guerra, Owen admitió que los combates podían afectar a la conferencia de paz. Expresó también su temor a una mayor intervención serbia en favor de los serbios de Krajina. A la vista de la intensificación de los combates, Cyrus Vance y David Owen intentaron ayer de modo infructuoso poner de acuerdo en Ginebra a los contendientes sobre un cese de hostilidades.
Alia Izetbegovic, presidente bosnio, anunció un acuerdo para el alto el fuego entre musulmanes y croatas, pero declaró en Ginebra que Croacia tiene todo el derecho de recuperar los territorios conquistados por los serbios y pidió además a Estados Unidos que garanticen a Bosnia el abastecimiento de armas para "defender su independencia".
Mate Boban, caudillo croata, reivindicó también en Split el derecho de Croacia sobre las zonas tomadas por los serbios. Mientras, Radovan Karadzic, cabecilla serbio, acababa de presidir la sesión extraordinaria del Parlamento serbio de Bosnia-Herzegovina que dio luz verde a la propuesta de Vance y Owen. La propia Radio Sarajevo, controlada por el Gobierno musulmán, mostró ayer su pesimismo sobre el éxito de las conversaciones.
Quienes, probablemente, no mienten son los jefes militares de los distintos bandos, que no se retraen en afirmar que lo que se decida en Ginebra les trae sin cuidado. Los comandantes del Ejército bosnio dejaron claro a Izetbegovic que jamás aceptarán una división territorial de Bosnia-Herzegovina.
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