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"Lo nuestro es el Año Santo".

Guillermo Altares

"Aquí no hablamos de Xacobeo 93. Eso es de los políticos. Lo nuestro es el Año Santo", afirma, no sin cierta ironía, Jaime García Rodríguez, delegado de peregrinaciones de la catedral de Santiago. El arzobispo de la ciudad, Antonio María Rouco, ha protestado en varias intervenciones públicas por el peligro de paganización que representan los proyectos y acontecimientos organizados en torno al Año Jubilar 1993.Para Jaime García Rodríguez, sin embargo, 11 siglos de memoria son difíciles de borrar con un año de fuegos artificiales: "Mientras haya peregrinos auténticos, la peregrinación no decae y, por consiguiente, el Año Santo tampoco. En los encuentros internacionales lo que se conoce siempre es Santiago, la peregrinación, el Año Santo. Uno observa que las cuestiones locales no se conocen en absoluto con cierta distancia. Quien crea que sí es víctima de un gran espejismo".

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Aunque el delegado de peregrinaciones considera que si el Xacobeo 93 se ocupa de crear infraestructuras en el camino, "si se reclaman inversiones en Galicia en los campos en que tanto las necesita y se intenta sensibilizar a la sociedad en esta dirección, entonces la Iglesia no tiene nada que objetar; al contrario, lo considera digno de aprecio".El papel jugado por la Iglesia en la conservación de Santiago ha sido esencial. Pero nunca las instituciones municipales y autonómicas habían llevado a cabo tantas reformas en un territorio en el que, hasta ahora, no se había metido nadie. Para el teniente de alcalde, Xosé Manuel Villanueva, éste puede ser uno de los motivos por los que la Iglesia ha planteado algunos retrasos a ciertos acontecimientos de Compostela 93. "Hasta hace 10 años, las instituciones eclesiásticas monopolizaron las celebraciones del Año Jacobeo. Ésta es la primera vez que entran otros factores en juego".

Para el escritor gallego Víctor Freixanes, "sería un error caer en las fórmulas grandilocuentes de 1992. Hay que dotar a este país de infraestructuras, hay que generar recursos y conectarlo con el mundo. Me da la impresión de que lo que aquí se intenta es una gran verbena, un gran circo".

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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