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González asume la contradicción de apoyar a Centroamérica y defender a Canarias la 'guerra del plátano'

"Hay que estar cada vez más a favor del libre comercio pero, dicho esto, voy a defender la protección del plátano canario", reconoció ayer el presidente español Felipe González. "Es una contradicción que asumo".La guerra del plátano entre Centroamérica y la CE no estalló en plena cumbre, pero sí se libraron batallas en los pasillos y en reuniones que permitieron a los centroamericanos armonizar sus posturas. Los ocho países productores de esta fruta -los de Centroamérica, Panamá, Ecuador y Colombia- no plantearon sus reivindicaciones ante el pleno de la cumbre porque, según explicó el jueves el canciller guatemalteco, Gonzalo Menéndez, "no es el foro adecuado para tratar problemas de algunos países ante otros que no tienen ningún interés por el tema".

Sólo el presidente de Costa Rica, Rafael Ángel Calderón, dedicó cinco párrafos de su discurso al conflicto del banano y pidió expresamente la solidaridad del foro madrileño para impedir la erección por la CE de nuevas barreras comerciales. El jefe de Estado de Costa Rica, el segundo exportador del mundo de plátanos, se había entrevistado la víspera con Felipe González para exponerle su reivindicación y al término de la conversación opinó que su interlocutor podía "servir de enlace" para conciliar a ambos bandos.

Ninguno de los jefes de delegación de los dos países de la CE representados en la cumbre respondió abiertamente a estas revindicaciones. Los colaboradores del primer ministro luso, Aníbal Cavaco Silva, distribuyeron, sin embargo, un documento en el que se resaltan los logros a favor de Latinoamérica de la recién concluida presidencia portuguesa de la Comunidad. "La CE", reza el texto a propósito del plátano, "sigue analizando la cuestión, intentando que los intereses de todas las partes implicadas sean tomados en consideración".

Para instaurar el mercado único los Doce deben armonizar el régimen de sus importaciones de plátanos antes de enero. Bruselas sugiere que se instaure un sistema de cuotas y un arancel único del 20% al que España quiere añadir, para encarecer aún más el precio de venta de esa fruta, una tasa que sería devuelta a los países productores como ayuda a la cooperación.

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