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SUBLEVACIÓN CASTRENSE EN VENEZUELA

La política del avestruz de CAP

J. C.La actitud del presidente venezolano, Carlos Andrés Pérez, que durante los últimos meses ha hecho oídos sordos a las denuncias continuas de amenaza de golpe y a las críticas a su gestión, constituye un caso casi paradigmático de la llamada política del avestruz y un ejemplo del aislamiento que puede producir el ejercicio del poder en un dirigente.

A sus 69 años, CAP, como le llama la prensa venezolana, con las iniciales de su nombre y apellido, dista mucho del político que a principios de los sesenta acabó, desde su puesto al frente del Ministerio del Interior, con la guerrilla venezolana, apoyada desde Cuba con hombres y armas. Acusaron a Pérez de no tener reparo en aplicar el principio del dispare primero y averigüe después.

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En realidad, el enemigo de la incipiente democracia venezolana era de cuidado. Entre los guerrilleros se encontraba enviado por Fidel Castro el que después sería famoso general Ochoa, ejecutado por su presunta implicación en el narcotráfico hace tres años en Cuba.

Pérez llegó a la presidencia con poco más de 50 años, en 1974, y despilfarró los petrodólares de lo que se llamó "Venezuela Saudita", y metió al país por los caminos de la deuda extema. Era un político populista que empezaba a barnizarse de socialdemócrata.

Se salvó Pérez por los pelos de su procesamiento penal por compras del Estado a precios excesivos y con generosas comisiones de por medio. Exculpado por el Senado, se lanzó Pérez hacia su segunda presidencia en un abierto desafío al aparato de su partido, Acción Democrática(AD), que preconizaba otro candidato del cogollo.

Trajes elegantes

Con prestigio internacional y trajes elegantes, ya se había cortado unas patillas y cambiado su imagen agresiva de represor y Pérez estaba dispuesto a lanzar por la borda su componente populista para pasar a aplicar la inevitable política de ajuste que exigía la economía de Venezuela. La ceremonia de toma de posesión a primeros de febrero en Caracas se calificó, con ironía, de "coronación" y reunió a políticos con los que había estrechado relaciones en su larga singladura: desde Fidel Castro a Felipe González, su compadre Alan García, el sandinista Daniel Ortega y, en nombre del imperio, el vicepresidente Dan Quayle.

La luna de miel con el poder duró poco más de tres semanas. El 27 de febrero, una subida de precio¿ de la gasolina desencadenó una protesta popular. La falta de represión en un primer momento provocó saqueos y desmanes. La intervención militar provocó unos mil muertos en el llamado "caracazo", que ha marcado desde entonces la presidencia de Pérez.

Durante meses se han elevado las voces en Venezuela de los que denunciaban el descontento popular y era palpable la sensación de que una tentativa golpista podría producirse en cualquier momento. Pérez no quería ni oír hablar de ello.

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