"Yo estaba contra el golpe", dice el padre del joven del PNV muerto
L. VINOGRADOFF Domeka Etxearte, nacido en el País Vasco hace 55 años, se despertó sobresaltado en la madrugada del martes por los disparos de las ametralladoras de los militares rebeldes que hicieron tambalearse al Gobierno venezolano.
Su familia también saltó asustada de la cama, al igual que todos los habitantes del valle caraqueño donde se escucha a la perfección el eco de cualquier disparo. Su primera reacción fue enchufar el televisor, la radio, llamar por teléfono y hablar con los vecinos para saber qué estaba ocurriendo.
Algo insólito y grave se estaba apoderando de la ciudad. Domeka no se separaba del televisor, mientras escuchaba las ráfagas en su apartamento de Alto Prado, una urbanización de clase media en el sureste de Caracas.
"No estoy de acuerdo con los golpes de Estado porque viví la dictadura de Pérez Jiménez y sé lo que es eso; a mis vecinos les comentaba que por mucho que a mí no me gustara un gobierno jamás podré aceptar que se le derroque por la fuerza", expresó con lágrimas en los ojos durante el velatorio de su hijo Gaizka, muerto por una bala perdida de los oficiales rebeldes.
Continuó viendo la televisión, que a las 6 de la mañana ya entrevistaba a diversas personalidades. "Todo hacía indicar que había vuelto la normalidad. El Gobier2o había controlado el alzamiento militar. La televisión estaba hablando del problema del seguro social e instaba a la población a que acudiera a sus puestos de trabajo".
Domeka Etxearte, presidente de la junta extraterritorial del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en Venezuela, que tiene más de 70.000 afiliados, pensó que ya se había sofocado el golpe y siguió las recomendaciones de la televisión. Llamó a sus hijos para que le llevasen a su taller mecánico en La Urbina, un barrio del este de la capital.
Atasco fatal
Salieron en el coche a las 8 de la mañana del martes. Su hija, Ainoa, conducía el automóvil. Domeka, a su lado, y su hijo Gaizka, en el asiento posterior, tomaron la autopista principal que pasa junto al aeropuerto de la Carlota. A la altura del centro comercial Tamanaco se encontraron en medio de un atasco provocado por vehículos que circulaban en dirección contraria para escapar del fuego cruzado entre los rebeldes y los soldados leales al presidente.
El coche de los Etxearte quedó atrapado en la autopista. Gaizka, de 20 años y estudiante de Derecho en la Universidad privada Santa María, miró por la ventanilla y siguió leyendo el periódico mientras su hermana intentaba salir del atasco. A las 8.30 de la mañana una bala de fusil perforó el techo del coche y le penetró en la espalda, segándole la vida.
Domeka no acaba de aceptar lo sucedido: "No sé por qué tuvo que morir mi hijo de esta manera".
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