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UNA NUEVA EUROPA

Gorbachov advierte del riesgo de "balcanización" y "Iibanización" en Europa por el auge del nacionalismo

Los presidentes de Estados Unidos y de la Unión Soviética, George Bush y Mijaíl Gorbachov, respectivamente, celebraron ayer al unísono la emergencia de un nuevo orden en Europa, pero advirtieron también que el Viejo Continente sigue estando amenazado por peligros que para el primero se llaman "antisemitismo e intolerancia étnica, racial y religiosa", mientras, para el segundo, Europa corre más bien un riesgo de "balcanización" e incluso de "libanización" de regiones enteras a causa del auge del nacionalismo.

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Fue el presidente del país anfitrión, François Mitterrand, el encargado de pronunciar, a las once de la mañana de ayer, en el centro de conferencias de Kleber, el discurso inaugural ante los 34 jefes de Estado o de Gobierno que asisten a la cumbre de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE). "Francia es feliz de acogerles aquí", les dijo, antes de resaltar que "nuestro encuentro de hoy señala el fin de una época".Pero Mitterrand no se dejó llevar por la euforia. "Si el desfase económico y tecnológico sustituye a la división ideológica, ¿qué saldremos ganando?", se preguntó en su alocución, antes de subrayar que "sólo se podrá colmar esa disparidad a través de un esfuerzo colectivo de solidaridad para respaldar a las economías destrozadas" de los ex países socialistas.

Bush también se hizo eco en su intervención de las penosas condiciones de vida que padecen las poblaciones del Este de Europa. "Allí, donde a millones de personas se les denegaba antes la libertad de movimiento, hoy en día esas mismas gentes se ven obligadas a desplazarse para librarse de la penuria económica o política". Pero lo que más le preocupa es, aparentemente, "el resurgir en varios países del antisemitismo o de la intolerancia étnica, racial y religiosa".

Con la vista, probablemente, puesta en casa o en la de sus vecinos del Adriático y del mar Negro, Gorbachov abogó en su alocución por "el rechazo de los egoísmos nacionalistas y del provincialismo que pueden desembocar en "un separatismo irresponsable" y en "la balcanización, o, peor aún, la libanización de regiones enteras" del Viejo Continente.

Para sortear estas amenazas que acechan a la URSS, el líder soviético abogó por la creación de estructuras de cooperación económica, ecológica y tecnológica, que son la única manera de apoyarle eficazmente protegiéndole "de las implosiones de origen nacionalista o separatista", El canciller Helmut Kohl le prometió que Bonn financiaría el transporte de ayuda alimenticia almacenada por organizaciones privadas alemanas. El discurso de Gorbachov no fue sólo una petición de auxilio. Aprovechó la ocasión para reiterar, primero, sus propuestas en materia de reducción de armamentos, "prolongando de manera enérgica e inmediata las conversaciones de Viena" sobre desarme convencional, pero ampliándolas a los 12 países neutrales que no participaron en ellas, e incluyendo además a la Marina de guerra, a lo que se ha negado siempre la OTAN.

Se declaró también dispuesto a iniciar, de aquí a uno o dos meses, negociaciones sobre las armas nucleares tácticas, las únicas con base en tierra que aún posee la OTAN. Su proposición, reconoció, "pone de relieve nuestra disposición de avanzar hacia la eliminación de este tipo de armas por etapas y sin dramatizar las divergencias existentes a propósito del papel del arma nuclear". Estados Unidos ha aceptado hasta ahora no modernizar estas armas, lo que significa en la práctica que dentro de un lustro quedarán obsoletas.

Quizá la idea más novedosa formulada por Gorbachov haya sido "la transformación gradual" del Centro de Prevención de Conflictos, que creará mañana la CSCE y que tendrá su sede en Viena, "en una especie de consejo paneuropeo de seguridad" inspirado en el organismo de la ONU, y que deberá "disponer de medios eficaces para apagar las chispas de cualquier conflicto" que estalle en Europa. "Hoy en día, la URSS y EE UU no son ya enemigos, sino socios", concluyó el presidente soviético. "Su comprensión ha alcanzado un nivel tal que son mutuamente responsables de la paz y de la seguridad en la Tierra".

Ni Bush ni Gorbachov mencionaron al Tercer Mundo, que tampoco fue evocado por la mayoría de los oradores de ayer. Sólo Mitterrand afirmó "no perder de vista al resto del mundo", al que declaró solemnemente: "Tenéis los mismos derechos [que nosotros] a la seguridad, a la cooperación y al desarrollo".

El secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, fue, sin embargo, el que más tiempo dedicó a esos continentes olvidados. "Soy un hombre del Sur", recordó a los 34 presidentes y primeros ministros, "y les digo que el Norte seguirá estando sentado sobre un tronco de arcilla mientras el Sur no goce de un mínimo de bienestar".

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