Los invitados bálticos
J. V. / I. C., Las tres repúblicas bálticas soviéticas -Estonia, Lituania y Letonia- no han logrado ser miembros, o al menos, observadores, en la CSCE, pero han obtenido un premio de consolación: asistirán a parte de los trabajos como "invitados de Francia".
La figura del invitado no existía hasta ahora en la CSCE que, aparte del miembro de pleno derecho, sólo conoce al observador, estatuto otorgado a Albania. Pero Francia se lo ha inventado para complacer a los países escandinavos sin disgustar demasiado al líder soviético, Mijaíl Gorbachov. Ayer mismo, el primer ministro danés, Poul Schlüter, rompió una lanza a favor de los bálticos al instar al Kremlin a negociar con esas repúblicas, que exigen ser independientes.
Para hacer valer sus reivindicaciones, los ministros de Exteriores bálticos viajaron a París donde argumentaron que, como la mayoría de los occidentales no reconocían la soberanía soviética sobre sus repúblicas -sólo España y Portugal no hicieron esa salvedad cuando establecieron relaciones diplomáticas-, era lógico que ahora les permitieran asistir a la CSCE.
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