Washinton condena la ofensiva y acusa a Managua

A. M. La Administración de George Bush cree que la ofensiva guerrillera en El Salvador obedece a un concienzudo plan para debilitar al Gobierno de aquel país y conseguir el levantamiento popular en varias zonas de El Salvador. Washington culpó el pasado lunes al Gobierno de Nicaragua de instigar esta sangrienta oficrisiva del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, que se ha cobrado ya centenares de víctimas.

El secretario de Estado, Jarnes Baker, ha pedido a Moscú que corte su ayuda a los rebeldes. Baker declaró que estaba afligido por el hecho de que la URSS no haya aplicado su nueva política en América Central, así como en Afganistán y Camboya. "Este es el príncipal desengaño en nuestra relación con la URSS, la falta de colaboración en los conflictos regionales", dijo Baker el lunes.

Funcionarios norteamericanos opinan que la guerrilla se ha lanzado a la desesperada porque sus líderes perciben, que los cambios en Moscú y en el Este de Europa podrían repercutir en breve en las ayudas que están recibiendo desde la URSS a través de Cuba y Nicaragua. El Departamento de Estado norteamericano tiene informaciones relativas a la presencia de varios líderes guerrilleros salvadoreños en Managua, hace dos semanas. El pasado 18 de octubre, las autoridades hondureñas interceptaron un camión procedente de Nicaragua cargado con rifles AK-47, 19.000 cargadores, 500 cohetes, detonadores y radios.

Bush nombró también ayer una comisión integrada por 10 senadores y 10 miembros de la Cámara de Representantes para que le informen sobre el desarrollo del proceso electoral en Nicaragua. La creación de esta comisión coincide además con la incorporación de un observador norteamericano a la mesa de negociaciones que desde el pasado lunes reúne en Washington a las delegaciones del Gobierno sandinista y a la guerrilla nicaragüense.