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Mazowiecki promete una nueva Polonia con economía de mercado y pluralismo

PIOTR ADAMSKI, Lo imposible sucedió ayer en Polonia. Tadeusz Mazowiecki, político católico y miembro de Solidaridad (un movimiento que hace menos de un año era ilegal), fue elegido primer ministro por el Parlamento con los votos de 378 de los 423 diputados presentes, incluida la mayoría de los del hasta ahora gobernante POUP. Tras 45 años de monopolio comunista, la oposición llega al Gobierno en un país de la Europa del Este. Mazowiecki, en su discurso de investidura, prometió pluralismo y fomento de la iniciativa privada y la economía de mercado.

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Con esperanza y sin entusiasmo

En su discurso de investidura, Mazowiecki dijo que el suyo será un Gabinete de coalición "reformista y abierto a todas las fuerzas presentes en la Dieta", e hizo un alarde de pragmatismo para tranquilizar a todos los eventuales adversarios de su futura gestión, tanto dentro como fuera de Polonia.El grupo del partido comunista en la Dieta apoyó, en su mayor parte, la candidatura de Mazowiecki, pero fueron cuatro lo diputados del POUP que vota ron en contra, mientras otros 41 se abstenían.

El jefe del grupo parlamentario del POUP no ocultaba ayer que su partido seguía con duda sobre el programa y la composición del futuro Gabinete. Estas dudas, añadió, no fueron despe jadas en el encuentro que mantu vo Mazowiecki con los diputados del POUP. En la votación, el partido comunista no impuso la disciplina de voto.

Después de su investidura, fue recibido por el presidente, general Wojciech Jaruzelski. En una breve conversación, el jefe del Estado deseó a Mazowieck en su nueva misión "los éxitos que necesita Polonia". El primer ministro respondió que "el éxito es imposible de conseguir sin la ayuda del presidente".

En su discurso de 20 minutos ante el Parlamento, el primer ministro subrayó la importancia del giro político que suponía su elección, pero habló también de la dificultades que pueden bloquear la formación del nuevo Gobierno y su futura gestión. Asimismo, dijo que su Gobierno surge de la voluntad de los polacos, quienes "no quieren vivir como hasta ahora", y que "la transición va a ser dificil, pero es posible".

Mazowiecki expuso los principios de su futura política exterior y prometió que Polonia respetará las obligaciones que se derivan de la pertenencia de ese país al Pacto de Varsovia, y expresó el deseo de que las relaciones con la Unión Soviética siguan siendo "amistosas y de buena vecindad". El portavoz del Ministerio de Exteriores de la URSS, Yuri Gremitskikh, aseguró ayer que Mazowiecki (que se mostró dispuesto a viajar inmediatamente a Moscú) es un "interlocutor" válido para su país.

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Los comunistas votan al candidato de Solidaridad

Viene de la primera páginaDurante una conferencia de prensa celebrada ayer por la tarde, Mazowiecki trató de evitar a toda costa cualquier expresión que: pudiera herir los oídos de los vecinos de Polonia. Preguntado sobre cómo pensaba compaginar el apoyo de Solidaridad a los países reformistas del Este de Europa con las obligaciones de Polonia como miembro del Pacto de Varsovia, Mazowiecki contestó que no creía que "los reformistas en esos países estuvieran forzosamente contra el Pacto de Varsovia". Mazowiecki dijo también que iría "con mucho gusto tanto a Moscú como a Washington", si lo exigen los intereses de Polonia.

Un capítulo de su discurso lo dedicó a la política interna. El nuevo primer minisiro trató de tranquilizar a los cuerpos de Policía y Ejército, así cerno a la Administración estatal. Mazowieck¡ prometió que baje su Gobierno no se crearía en Polonia una nueva Policía ni un nuevo Ejército. "Se trata de que sientan [Policía y Ejército] que sirven a la sociedad", dijo el nuevo dirigente. Otro grupo cuya adversidad trató de suavizar Mazowiecki fue la Administración del Estado.

El jefe del Gobierno aseguró que el único criterio que regirá en la selección de los cuadros de funcionarios del Estado va a ser lacompetencia. A la Administración, mientras tanto, se le exigirá la lealtad, "pero al Estado y no a un partido". Anunció la puesta en marcha de una política económica liberal, detinada a fomentar la iniciativa privada y la vuelta a la economía del mercado. "Polonia ya no se puede dar el lujo de seguir con experimentos ideológicos", dijo Mazowiecki.

En su discurso no ocultó que el saneamiento económico de Polonia exigirá muchos sacrificios a los propios polacos, y llamó al mismo tiempo a los países occidentales a intensificar la colaboración económica y la ayuda a su país. "Los amigos de Polonia deben comprender que no se puede esperar a que nos hundamos", afirmó al exhortar a los países occidentales a prestar ayuda a Polonia.

Por otro lado, se sabe que el Gobierno de Mazowiecki tratará de renegociar la deuda polaca con el Club de París, e intentará obtener nuevos créditos, en escala mayor de la que está prevista, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

A lo largo del encuentro con los periodistas, Mazowiecki se mostró plenamente consciente de las enormes dificultades que encara su Gabinete. Declaró que el mayor peligro para Polonia sería la falta de eco social del gran cambio político que acaba de producirse en el país.

Ayer aparecían los primeros síntomas de la extinción de las huelgas en las minas de carbón y en otros centros industriales, noticia que permite esperar que la sociedad de una oportunidad a Mazowiecki. Según éste, esta oportunidad consiste en "crédito de paciencia". "La impaciencila, la adversión y el odio, podrían tener trágicas consecuencias para los polacos", señaló. "Polonia necesita un nuevo clima", dijo al hacer un llamamiento a sus compatriotas. "Hay mucha injusticia, pero todos debemos abrigar la esperanza de poder salir a la luz".

Antes del discurso de la investidura en el Parlamento polaco, intervino Marian Orzewdhowski, jefe del grupo parlamentario del partido comunista (POUP). En su intervención, Orzewdhowski reconoció el carácter histórico de los acontecimientos que se desarrollan actualmente en Polonia y alabó a Mazowiecki como "experimentado y eminente político de Solidaridad".

La transición

Orzewdhowski sugirió al mismo tiempo que "el grupo parlamentario del POUP acogía con comprensión la designación de Mazowiecki, conforme con la voluntad de millones de electores". Señaló que no había ninguna seguridad de que el cambio político llegue a buen término y condicionó el éxito de la transición a la creación de un Gobierno "apoyado por todas las fuerzas presentes en el Parlamento". Este apoyo no se lo prestaron ayer a Mazowiecki 45 de los 173 diputados comunistas. Según Orzewdhowski, no se han despejado aún todas las dudas de los comunistas acerca de la composición y el programa del futuro Gabinete.

El partido comunista exige a Mazowiecki la concesión de las carteras de Exterior, Comunicaciones y Transportes, Información, el cargo de ministro de la Presidencia, aparte de los Ministerios de Defensa e Interior, que Solidaridad ya le ha prometido.

En los próximos días continuarán las arduas negociaciones que, según parece, serán sumamente difíciles para Mazowiecki. El grado de dificultades que encara el primer ministro lo demuestra el hecho de que, de ceder ante las exigencias de los partidos Campesino, Democrático y el POUP, Solidaridad podría quedarse con tan sólo tres o cuatro ministerios económicos, que, por otro lado son los menos codiciados.

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