La cultura española, un valor en alza en Buenos Aires
Un seminario con escritores y empresarios huye de la imagen tópica del 'milagro español'
La imagen de una España moderna, progresista, rica y culta acaba de ser consumida a pedacitos en Buenos Aires. La coincidencia en el tiempo de escritores, periodistas, funcionarios, políticos y empresarios españoles que se pasearon sobre sus alfombras hablando de la transición en las jornadas que organizó el Instituto de Cooperación Iberoamricana (ICI), en la tradicional Feria del Libro y en los seminarios abiertos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) sirvió para conrirmar la pasión secreta de las clases medias argentinas: la amante ideales España.
A pesar del empeño que cada uno de los protagonistas ha puesto en desinflar cuanto antes el improbable milagro español para que los argentinos despierten del sueño y se dediquen a las cosas, según el histórico consejo de José Ortega y Gasset, el discurso del modelo regó como agua bendita sobre un desierto de esperanza. El escritor y peri odista Manuel Vicent, seguido siempre de cerca por fieles devotos que juntan estampas suyas desde hace años, les advirtió que "en España se esperaba un florecimiento de las ideas que no se ha producido". Pero nada.Aún más claro, el novelista Antonio Muñoz Molina declaró, con cierto desencanto, que "en España ahora mismo ocurre una cosa, y es que hay una especie de afán cosmético por negar al hecho democrático actual todo víncula con la lucha antifranquista". La paradoja fue evidente: la progresía intelectual de Buenos Aires, corroída por un ácido escepticismo, se traga la desvalorización como un necesario aceite de ricino y, a la vez, se aferra al cuello de cualquier fantasía que considere exitosa.
Por la Feria del Libro pasaron también Fernando Sánchez Dragó y el crítico de teatro José Monleón. Este año la feria, uno de los acontecimientos culturales más importantes del Cono Sur, se dedicó especialmente al teatro, y Monleón aprovechó la oportunidad para cerrar acuerdos de intercambio. Sánchez Dragó participó en un debate sobre la televisión como medio de difusión de la cultura, donde expuso una teoría que considera a la televisión "como encarnación del demonio en la Tierra". En los puestos, cada uno de los codiciados libros españoles se cotizaba al precio de lo que cuestan hoy más de 10 kilos de aquella recordada carne argentina.
Las conferencias organizadas por el ICI, que incluían una perspectiva de la transición española, el análisis político, los 10 años de la Constitución, la relación entre la política y la economía, y la exhibición de tres películas estrenadas entre 1976 y 1982, se convIrtieron en consultas sobre la transición argentina. Los invitados, como el subsecretario de Cultura, Miguel Satrústegui, y el secretario de Estado de Hacienda, José Borrell, sabían que cada una de sus definiciones corría el riesgo de ser interpretada y aplicada a la situación argentina actual envuelta en el polvo de un derrumbe absoluto.
Educación militar
Sólo los seminarios de la UIMP se salvaron en parte de ser adorados y luego pisoteados por el tumulto. El tono académico y la inscripción previa obligatoria reservaron las butacas para el público más interesado. Pero, a la luz de algunas anécdotas, tampoco se puede esperar demasiado de ellos. En especial de aquel donde se trató La educación militar comparada, y en el que participaron expertos en el tema y oficiales de las Fuerzas Armadas argentinas. Fue precisamente un oficial argentino el que le preguntó al historiador argentino Robert Potash "si no se corría un gran riesgo de contaminación ideológica al permitir que los oficiales estudiaran en la universidad civil". Tras la prolongada carcajada del auditorio, Potash, con piedad, aclaró la duda: "Es que no hay riesgo porque la universidad es la sociedad, hombre".
Babelia
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