Ortega pone la reconstrucción por delante del socialismo

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, anunció un drástico recorte del gasto público y convocó a una gran concertación política nacional para salvar al país de la catástrofe económica hacia la que camina. El líder de la revolución sandinista dio incluso garantías a la oposición de que su Gobierno no quiere ahora construir el socialismo, sino unir esfuerzos de los diversos sectores para reconstruir Nicaragua.

Al presentar al Parlamento el plan económico para el presente año, Ortega anunció en la tarde del lunes que el presupuesto nacional será reducido en un 45%; pasa de un 1,047 billones de córdobas a 600.000 millones, lo que al cambio oficial de 2.300 córdobas por dólar equivale a 260 millones de dólares. Esta cifra traducida al cambio en el mercado negro, que es de 4500 córdobas por dólar, equivale a un presupuesto anual de 133 millones de dólares, una cantidad similar, por ejemplo, a la que Estados Unidos gasta en tres meses de ayuda militar a El Salvador.Para conseguir este recorte serán brúscamente suspendidos los subsidios económicos, se reducirán en 206.000 millones de córdobas los créditos públicos y la inversión estatal será igualmente recortada en 89 millones de córdobas. Como consecuencia de este brutal plan de ajuste, Ortega calculó que perderán su puesto más de 30.000 empleados del Gobierno, a los que sugirió que busquen trabajo en el campo, donde falta mano de obra, y a los que prometió que recibirán los llamados paquetes AFA (arroz, frijoles y azucar).

El objetivo del plan es inicialmente contener la inflación, cuyo valor acumulado alcanzó el año pasado la cifra de 20.000%, la más alta de América Latina. Ortega reconoció que estas medidas condenan a la población a una época de recesión y empobrecimiento, pero explicó que ese sacrificio es necesario para reconstruir la economía y sentar bases sólidas para el futuro crecimiento. El presidente nicaraguense advirtió, no obstante, que el éxito de estas medidas depende en gran parte de que el país obtenga rápidamente una inyección de recursos externos de casi 250 millones de dólares.

No más nacionalizaciones

Ortega culpó al ex presidente norteamericano Ronald Reagan de que Nicaragua hubiese llegado a esta dramática situación. Dijo que la guerra que la anterior Administración de EE UU desencadenó contra este país costó a los nicaragüenses la pérdida de 30.000 vidas y de 12.000 millones de dólares, cantidad similar a la deuda externa de Nicaragua. Ortega dijo que hay mejores perspectivas con el presidente George Bush, gracias en parte a que existe una tendencia mundial en favor de la solución negociada de los conflictos.Ortega pidió a todas las fuerzas políticas y religiosos que contribuyan a hacer viable el plan anunciado por el Gobierno y evitar así que tengan que ponerse en práctica medidas de economía de guerra. A cambio, Ortega prometió que no habrá más nacionalizaciones y que no se buscará ninguna vía socialista. El presidente dijo que "como sandinistas y como marxistas-leninistas y todo lo que quieran agregar no renunciamos a nuestro proyecto de orientación socialista", pero aclaró que en estos momentos los sandinistas no proponen "ningún modelo de socialismo", sino un proyecto político "respetando las características de nuestra sociedad y en alianza con las fuerzas fundamentales de la nación".