Suspicacias en el Oeste
H. T., La Administración norteamericana no oculta ya su profundo malestar por el cariz que ha tomado nada más comenzar la visita del canciller alemán, Helmut Kohl, a Moscú. No es EE UU el único aliado de la RFA que ve con suspicacia el celo con que Bonn intenta crear condiciones favorables para la política de Mijail Gorbachov y "abrir una nueva página en las relaciones entre Bonn y Moscú".
París y Londres también tienen sus reservas ante un proceso que siempre evoca la histórica vocación oriental de Alemania y eventuales tentaciones neutralistas para superar la división de la nación alemana. Con la visita de François Mitterrand a Moscú en ciernes no se esperan en Bonn críticas del principal aliado europeo. Las norteamericanas eran seguras. Los intentos de Kohl de despejar las dudas de los aliados no han tenido éxito.
Un crédito a la URSS de 3.000 millones de marcos, más de 24 acuerdos de cooperación firmados en la primera jornada, y la presencia en Moscú de numerosos representantes de industrias productoras de alta tecnología, son para Washington una confirmación de sus temores ante lo que consideran entusiasmo excesivo de Bonn en su acercamiento a Moscú.
Fuentes políticas de Washington manifestaron ayer que EE UU expondrá hoy su malestar en la reunión que celebrará en París el comité del COCOM, que vigila el respeto de los acuerdos de embargo de artículos y tecnologías de sensibilidad militar o estratégica" a los países del Este.
La carrera entre los bancos y Gobiernos de Europa occidental para suministrar créditos a la URSS, cuyo último exponente es el crédito alemán, causa también gran inquietud. El portavoz de la secretaría de Estado norteamericana, Charles Redinan, ha advertido que los aliados deben acatar los acuerdos con EE UU al respecto. Washington rechaza la concesión de créditos con garantía estatal a los países socialistas y créditos privados bajo condiciones de mercado libre.
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