El SIDA es la primera enfermedad entre las neoyorquinas de 25 a 34 años
FRANCISCO MERCADO ENVIADO ESPECIALEl SIDA se ha convertido en la primera enfermedad entre las mujeres de Nueva York con edades comprendidas entre los 25 y 34 años, según un estudio presentado en la IV Conferencia Internacional sobre el SIDA, que se celebra en Estocolmo. Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunciaron, por otra parte, que de aquí a fin de año aparecerán 50.000 casos de esta enfermedad en Europa, que ya acumula sobre sí 12.214 afectados.
Científicos españoles consideran tan exagerado ese anunciado aumento como el que la OM S atribuye a España para el período 1979-87 y que le situaría, con un 225% de incremento, en el país con un crecimiento más vertiginoso.El SIDA parece hacer distinciones por razones de sexo, edad, grupo étnico o color. Desde 1984 se ha producido un notable incremento de esta enfermedad entre los menores de 30 años y en las mujeres. Y en el caso de Estados Unidos la población de origen latinoamericano y los negros casi triplica la tasa de afectados de los blancos. "Es normal, son los más pobres, y tienen un alto índice de drogadicción", explica un médico norteamericano. Una dramática secuela de este fenómeno es que uno de cada 62 recién nacidos neoyorquinos presentan anticuerpos del SIDA.
Uno de los mitos que ha pulverizado esta conferencia es que es la mujer quien suele contagiar el SIDA al mantener relaciones sexuales con el hombre. Por el contrario, diversos estudios avalan que es la mujer la que, por lo común, lleva la peor parte y resulta infectada por la vía heterosexual.
Número de veces
De 298 personas que en diciembre de 1987 contrajeron el SIDA por vía heterosexual en Nueva York, 292 (98%) eran mujeres. La explicación científica es que mientras que en el semen abundan los linfocitos, que actúan como transmisores del virus, en la vagina apenas tienen presencia. Esto arrumba un tanto la creencia de que toda prostituta es necesariamente un foco emisor de la enfermedad, según delegadas españolas, que aseguran que, por el contrario, suelen ser más bien infectadas por sus clientes que a la inversa.
El número de actos sexuales juega un papel relevante. Pilar Estébanez, ginecóloga y directora de un grupo de trabajo del Ayuntamiento de Madrid, que ha presentado un total de seis comunicaciones en este Congreso, lo explica así: "Tiene muchas más probabilidades de contagiarse una persona que tenga una relación estable con alguien infectado que una prostituta que cambie todas las noches de pareja. Lo importante es el número de veces que tengas relaciones con alguien infectado, sea o no tu pareja".
Un estudio realizado en Nueva York minimiza, en este sentido, el papel que las prostitutas juegan en la extensión del mal, ya que se estima que sólo un 8% de los contagios se producen por esta vía.
El informe refleja además una egoísta actitud masculina: el hombre suele recurrir al preservativo cuando teme que su pareja le infecte, pero cuando se sabe irremisiblemente contaminado tiende a abandonar este método de precaución, sin considerar el riesgo que supone para la mujer.
En la sesión de ayer se planteó además la cuestión de si el médico debe romper el secreto profesional para advertir a alguien que su compañero o compañera le puede afectar. Al final prevalecieron Hipócrates y el secreto médico.
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