Agnelli y la alternancia política en Italia
Gianni Agnelli, el hombre de la Fiat, el grupo industrial privado más importante de Italia, ha revelado que está de acuerdo en que se acabe de una vez con el sistema italiano de democracia bloccata y se dé por fin luz verde a un nuevo sistema de alternanza política en el Gobierno del país. Y como ha dicho La Repubblica en un editorial, el hecho de que el ilustre capitalista iluminado apoye el avanzado proyecto de Ciriaco de Mita "no es algo de poca monta".El escenario usado por Agnelli para lanzar su espada en favor de las hipótesis del nuevo Gobierno de dar paso a una revisión institucional que permita en el futuro que dos bloques antagonistas se alternen en la gobernación del país, ha sido solemne. Lo ha hecho en Nápoles durante un congreso promovido por Confindustria, la patronal italiana, en el que estaba presente el secretario socialista, Bettino Craxi, y al que había enviado una carta el nuevo presidente del Gobierno, el democristiano De Mita, asegurando el empeño "liberal", en materia económica, de su Gabinete.
Lo único que Agnelli recordó a los comunistas, a quienes de algún modo les dio el pasaporte de gobernabilidad, fue que debían "abandonar definitivamente las sugerencias ideológicas de la economía de Estado". Y el diario L'Unitá, órgano oficial del partido, se apresuró a tranquilizar a Agnelli, escribiendo que "no es precisamente en el partido comunista de 1988 donde se pueden descubrir nostalgias estatalistas".
Algunos observadores se han preguntado enseguida si lo que ha intentado decir Agnelli es que la Fiat ha pretendido dar luz verde para que los comunistas entren ya en el Gobierno. Algunos hasta lo han pensado. Pero los analistas políticos más astutos lo han interpretado de otro modo. En realidadsc sabe que Agnelli, toda la dinastía, desde los tiempos de Mussolini, ha sido en este país algo más que un grupo industrial. El prestigio y la fuerza de la familia Agnelli ha estado siempre muy presente en todos los grandes cambios políticos del país. Y es algo que el mundo político sabe muy bien. De ahí que cada vez que se abre una crisis el Palazzo escruta inmediatamente "el humor de Agnelli", ya que se le atribuye una gran intuición política para adivinar el porvenir.
Así ocurrió cuando Agnelli, sorprendiendo a no pocos, apoyó en el pasado la llegada del centro izquierda, con el ingreso, por vez primera, de los socialistas en el Gobierno, con gran miedo y escándalo entonces del mismo Vaticano.
Socialistas y comunistas
De la intervención de Agnelli en Nápoles lo que sí se puede decir es que es un espaldarazo a las intenciones de reforma institucional propugnada por De Mita, y que los socialistas y comunistas lo ven también con buenos ojos, aunque cada uno, intentará, como es lógico, llevar el agua a su molino.
Al parecer, la intención de: Agnelli es maquiavélica, como la de De Mita. Es decir, con dicho proyecto, en primer lugar, se aleja la tentación de soluciones intermedias de compromiso histórico, es decir, de Gobierrios democristianos con la participación directa del partido comunista, cosa que Agnelli nunca vio con buenos ojos.
El rey de la Fiat prefiere el proyecto de la creación de dos bloques contrapuestos con la esperanza, probablemente, de que por mucho tiempo, en tal caso, el grupo centrista, encabezado por la Democracia Cristiana, seguirá guiando al país, mientras que por otro lado los comunistas, ante la posibilidad de poder entrar en el juego, no tendrán más remedio que socialdemocratizarse al máximo para poder recoger los votos moderados. Por lo menos los de los socialistas, ya que el temor de los comunistas -y probablemente la esperanza de Agnelli- es que al final, puestas ante la alternativa de tener que escoger, las huestes de Craxi acaben poniéndose al lado de la Democracia Cristiana, la cual a su vez, para no perder los votos progresistas de socialistas y laicos, tendrá que hacer un esfuerzo máximo de modernización.
De hecho, De Mita rechaza siempre con desdén la acusación de que su partido sea conservador.
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