Un millón de visitantes en la feria del libro de Buenos Aires
La 14ª Feria del Libro de Buenos Aires, considerada la mayor en lengua española, concluye hoy lunes y se calcula que los visitantes llegarán casi al millón en los 18 días que duró. La novela fue el tema central de coloquios y reuniones en una feria marcada por la preocupación de la Industria del libro en tiempos de crisis económica.
Don Quijote, Robinson, Werther, Quasimodo, D'Artagnan, Madame Bovary, Tom Sawyer, Sherlock Holmes, el coronel Aureliano Buendía y otros grandes, personajes de la novelística mundial, con el Gregorio Samsa de Frank Kafka ya metamorfoseado en forma de insecto, giraban una y otra vez en un carrusel a la entrada del recinto ferial y expresaban plásticamente que la novela era el tema central este año en Buenos Aires. Atacados por los mosquitos, que desde las recientes inundaciones han tomado la ciudad, e interrumpidos a veces por el ruido de los aviones del vecino aeroparque, que durante unas horas estuvo tomado por los golpistas el pasado enero, autores y especialistas participaron en 538 actos a lo largo de los 18 días de feria.Asistieron los novelistas españoles Álvaro Pombo y Montserrat Roig, que se indignaron con la deficiente programación de su viaje, la escasa promoción de sus intervenciones y los fallos en la organización de su gira por el interior de Argentina. El escritor español Félix Grande se refirió en uno de los coloquios a la "ambición de totalidad genérica" de la novela, que participa de la "tensión expresiva del poema y de la tensión reflexiva de la filosofía". Habló Grande de la necesidad de nuestra época de recuperar el candor perdido al hacernos adultos con la catástrofe moral de nuestro siglo, tras las guerras mundiales y la amenaza nuclear.
El director de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, participó en dos entrevistas cara al público sobre su novela La rusa, que acaba de editarse para Argentina. Cebrián intervino en un coloquio donde los autores se dividieron de nuevo entre apocalípticos e integrados ante la cultura de masas, quizá como referencia inconsciente a un Umberto Eco que fue el gran ausente de una feria a la que en un primer momento había prometido asistir.
Los novelistas latinoamericanos se enredaron en una discusión sobre el realismo mágico, sin que al final quedase muy claro qué es. El cubano Lisandro Otero dijo que "sólo viendo detrás del espejo podrá la novela escapar al rayo letal de la imagen". A esto replicó el argentino Abel Posse con una referencia a la "presión pavorosa de la subcultura audiovisual". Concluyeron los latinoamericanos con la interrogante de si con el transcurso de los años la serie Dalias se convertirá en Macbeth o Dinastia será Hamlet.
Precios
Paralelamente a las disquisiciones de críticos y literatos, la preocupación dominante de expositores y público era la crisis y su repercusión sobre el precio de los libros, que se han convertido en un lujo casi inaccesible. Un redactor de periódico o un profesor universitario gana hoy día en Argentina unos 2.000 australes (poco más de 30.000 pesetas). Los representantes de la editorial española Tusquets calcularon que hace un año cuatro libros costaban 63 australes; los mismos cuatro títulos cuestan hoy 400. Con una inflación de nuevo desbocada y una divisa cada vez más baja, el libro importado es casi impagable para los bolsillos argentinos. Al mismo tiempo, representantes gremiales de la industria gráfica denunciaban en pasquines que el Gobierno subsidia la importación de libros y, de forma indirecta, reclaman un proteccionismo que sólo conduciría a un encarecimiento todavía mayor de los libros procedentes del extranjero. Queda abierta la pregunta de los trabajadores gráficos argentinos, que en su propaganda mostraban un paraguas con la frase "En Argentina ya no se fabrican paraguas". Bajo un paraguas made in Taiwan, el pasquín pregunta: ¿Qué pasará cuando en Argentina no se impriman más libros?".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.