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Cereales de Estados Unidos en España

Desde hace semanas se viene hablando en España de cereales, señala el autor, debido al acuerdo de la CE con Estados Unidos sobre la venta a España de nueve millones de toneladas de maíz y sorgo durante los próximos cuatro años (2,3 millones de toneladas por año) ha despertado las más diversas reacciones, en general contradictorias, suscitando encontradas opiniones normalmente carentes de la necesaria información. La conclusión ha sido un gran confusionismo.

De esta manera, sorprende que, mientras el propio presidente del Gobierno español envía una carta a la CE en su día solicitando para nuestra ganadería el maíz norteamericano que los demás países comunitarios pretendían obtener a bajo precio, los más altos responsables del Ministerio de Agricultura han sustentado posturas totalmente opuestas a la entrada de ese maíz de EE UU en España. Alimentando esas divergencias los representantes españoles en los organismos comunitarios vienen manifestando criterios en ocasiones opuestos en función del ministerio al que pertenecen. Así las cosas, la propia Comisión de la CE ha navegado a la deriva, en un tejer y destejer de acuerdos para regular la entrada de esos cereales en España. El desconcierto es tal, que los mercados españoles de cereales se han paralizado. Las reservas de maíz alcanzan los límites más bajos de su historia; los precios en un solo mes subieron más del 25%; los agricultores españoles no venden sus cosechas; España no pudo exportar sus excedentes de trigo y cebada, y la fabricación de piensos compuestos se limita tímidamente a comprar al día.Esta situación resulta, al menos, tan sorprendente como compromiso y errático ha sido el comportamiento de la CE. Precisamente, la CE se distingue por haber desarrollado para cada producto unas normas que constituyen el marco de regulación del libre mercado. Esto es, unas reglas de juego para que pueda operar libremente cada uno de los diferentes sectores.

Este marco está definido por un precio de garantía al que el FEOGA compra los cereales a los agricultores que lo deseen, por un precio de umbral por debajo del cual no pueden entrar granos procedentes de terceros países, más restricciones para facilitar las exportaciones excedentarias, etcétera.

Estos mecanismos, en definitiva, permiten a los operadores económicos actuar consecuente y responsablemente protegiendo a la vez los intereses de los agricultores.

Precio garantizado

Para la presente campaña, la CE garantiza a los agricultores españoles un precio de compra del maíz de 25,20 pesetas kilo, con incrementos mensuales de unas 308 pesetas por tonelada. El precio umbral o de entrada (de más de 37,40 pesetas kilo en estos momentos) se logra cargando la tasa correspondiente (unas 28 pesetas kilo) a las 9-10 pesetas que aproximadamente cuesta el maíz estadounidense o argentino).

Francia, país vecino, excedentario en maíz, puede situar en España este cereal a 27-28 pesetas kilo, a la vez que el Reino Unido, con sobrantes de trigo forrajero, es otro competidor más.

Con estas cifras, el problema está servido: precio mínimo al agricultor español: 25,20 pesetas kilo; precio del maíz francés: 27,28 pesetas kilo; precio de entrada para el maíz de EE UU: 37 pesetas kilo (en septiempre).

Es evidente que, para. hacer viable la entrada en España de los 2,3 millones de toneladas de maíz-sorgo. que la CE pactó con EE UU, era necesario establecer un nuevo precio de entrada. ¿Cuál? Desde luego, por debajo de las 27 pesetas kilo del maíz francés.

Pues bien, la CE -parece ser que presionada inexplicablemente por la representación española- ha cometido varios errores:

1. La entrada de 2,3 millones de toneladas de maíz-sorgo debe coordinarse con la exportación de cebada-trigo españoles en mayo-junio, cuando los mercados exteriores eran propicios, cosa que no se facilitó, ya que de agosto a septiembre ha descendido en más de 14 dólares la tonelada.

2. El retraso en publicar las primeras disposiciones mantuvo a todos los sectores desde marzo a julio sin saber a qué atenerse.

3. La entrada en España del maíz de EE UU debía haberse propiciado en los meses anteriores a la cosecha española.

4. Los precios de entrada para el maíz norteamericano aprobados por la Comisión han sido, sucesivamente: el 13 de julio de 1987, 36,50 pesetas el kilo; el 29 de julio de 1987, 33,5 pesetas, y el 1 de septiembre de 1987, 31,50 pesetas el kilo.

Diversas organizaciones ganaderas españolas y la industria de piensos compuestos advirtieron a la CE que a esos precios no se importaría maíz de EE UU, como así ha ocurrido efectivamente.

Por otra parte, no es de recibo en los mercados internacionales tomar posiciones y operar responsablemente si no existe un marco institucional previamente establecido.

Esta política de modificaciones sucesivas de los precios de entrada ha retirado a los operadores de los mercados, provocando la mayor paralización conocida en nuestro país.

Descensos previstos

Finalmente, parece ser que la pasada semana se ha aprobado otro nuevo precio de entrada para el maíz de Estados Unidos, bajando ahora a unas 25,20 pesetas kilo. Es decir, equivalente al precio que el FEOGA garantiza a los agricultores españoles.

La desinformación viene a agravar una situación que no favorece ni a agricultores, ni a ganaderos, ni a comerciantes, dando la impresión de que la Comunidad Económica no acaba de encajar a España en su política de mercado. De ser cierta esta noticia, convendría saber si por fin va a ser definitiva, para cuántos meses y las normas complementarias para su aplicación.

En todo caso, los cereales españoles registrarían sensibles bajas en sus precios, en correspondencia a la política propiciada por la Comunidad Europea de desestimular por todas las vías la producción de cereales para reducir sus excedentes.

es econominista y director general de Investigaciones y Tecnología Agroalimentaria, SA.

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