Paracaidistas amotinados secuestraron durante varias horas al presidente León Febres Cordero
El presidente de Ecuador, el socialcristiano León Febres Cordero, estuvo retenido ayer durante varias horas en la base aérea de Taura, cerca de Guayaquil, por un grupo de paracaidistas que pidieron su destitución y la de los jefes de las Fuerzas Armadas, así como la liberación del general Frank Vargas Pazzos, ex jefe de la Fuerza Aérea que protagonizó en marzo pasado un intento de golpe de Estado. El vicepresidente, Blasco Peñaherrera Padilla, que asumió la presidencia de forma interina y anunció inmediatamente el estado de emergencia y la censura de Prensa, aceptó en nombre del Gobierno liberar a Vargas.
Febres Cordero abandonó la base aérea de Taura a primeras horas de la noche (la madrugada en España) y se dirigió al palacio de la Gobernación de la provincia, en Guayaquil. Antes de salir de la base, el presidente firmó una carta en la que garantizo que no habrá medidas disciplinarias ni juicio penal contra los elementos armados que le secuestraron.Extraoficialmente, se supo que el general Frank Vargas había salido hacia Taura en avión, ya en libertad. Vargas viajaba, al parecer, acompañado por el ex presidente ecuatoriano Galo Plaza, el arzobispo de Quito, Antonio González; el presidente del Tribunal Constitucional, René de la Torre, y un diplomático, según anunció Radio Quito. El vicepresidente Peñaherrera había dispuesto poco antes su liberación porque, según dijo, no deseaba un derramamiento de sangre y quería resguardar la integridad de la comitiva que acompañaba en el cautiverio al jefe del Estado.Febres Cordero, acompañado por su ministro de Defensa, general retirado Medardo Salazar Navas, y otros altos funcionarios gubernamentales, asistía a una ceremonia militar cuando se produjo la insubordinación. De acuerdo con las confusas informaciones recibidas desde la base de Taura, el mandatario y sus acompañantes fueron inmovilizados y apresados en medio de un breve, pero intenso, tiroteo que culminó con varios heridos entre los integrantes de la escolta presidencial.Informaciones extraoficiales señalaron que en el enfrenta miento armado resultaron heridas ocho personas, pero no se pudieron confirmar las versiones de algunas emisoras de radio que hablaban de cuatro muertos. Se trataría de cuatro militares, al parecer miembros de la guardia del presidente, según informó Radio Quito desde Guayaquil. El ministro de Defensa, Salazar Navas, resultó herido, según informó una periodista de la televisión que presenció el suceso.
Poco después de los hechos un oficial de alta gradación apareció en la televisión y anunció que el jefe del Estado iba a leer un mensaje. Desde la base en la que se hallaba prisionero y con una imagen fija, el presidente pidió calma al país y dijo que había dado instrucciones a los mandos castrenses para evitar la movilización militar.
El levantamiento no recibió ninguna clase de apoyo y, por el contrario, se multiplicaron las expresiones de condena tanto dentro como fuera de Ecuador.
En diversos lugares del país se produjeron movimientos populares en favor del presidente Fe bres, según anunció un comunicado del Gobierno. En Quito la policía dispersó a centenares de personas que trataban de manifestarse y lanzaban gritos, unos en favor y otros en contra del Gobierno. El presidente del Con greso, Andrés Vallejo, y el de la Corte Suprema de Justicia, Germán Carrión, expresaron su res paldo al sistema constitucional. En Washington, el Departamento de Estado condenó "el ataque aparentemente efectuado contra la democracia constitucional". La Casa Blanca pidió la liberación "incondicional" e inmediata del presidente y de sus colaboradores.
El presidente del Gobierno español, Felipe González, expresó su "plena solidaridad" con el Gobierno constitucional de Ecuador. De igual modo, los Gobiernos y dirigentes de la mayoría de los países latinoamericanos enviaron mensajes de solidaridad con el presidente Febres y pidieron su liberación.
El general Frank Vargas fue detenido tras el doble motín que encabezara el pasado marzo, argumentando la existencia de corrupción en los altos niveles de la jerarquía militar. Inicialmente, tomó el control durante cinco días de la importante base aérea de Manta, sobre la costa del Pacífico, a 400 kilómetros de la capital. Antes de rendirse, el pasado 11 de marzo, logró la dimisión del entonces ministro de Defensa general Luis Piñeiros, a quien había acusado de malversación de fondos militares.
El 14 de marzo encabezó un segundo motín, tras hacerse fuerte en la base aerea Mariscal Sucre, de Quito. Desde allí formuló llamamientos a la población de Ecuador, pequeña república andina de ocho millones de habitantes, para que marchara sobre el palacio presidencial.
El caso Vargas, resuelto finalmente por el Ejército con un saldo de cuatro muertos, permaneció desde entonces como una espina para el régimen de Febres Cordero -que inició su mandato el 10 de agosto de 1984- ensombreciendo el orden constitucional restablecido en 1979, tras 1,0 años de dictadura militar.
El Parlamento, dominado por la oposición de izquierda y democristiana, había reclamado reiteradamente la amnistía para Vargas. La jerarquía militar, por su parte, respaldó hasta ahora al presidente en este asunto, en contra del Parlamento.
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