Los militares, cada vez más divididos ante Pinochet
La celebración del 13º aniversario del golpe militar chileno ha puesto en evidencia las más claras discrepancias vistas hasta ahora en la cúpula castrense. Altos oficiales del Ejército y miembros de la Junta Militar pretenden, según fuentes informadas de la oposición, disuadir al general Augusto Pinochet de que intente permanecer en el poder después de 1989. Los indicios conocidos hasta ahora se han presentado de forma discreta, pero señalan rotundamente, según las mismas fuentes, que en el último año ha cambiado la relación de Pinochet con las fuerzas armadas.
ENVIADO ESPECIAL
El jefe del Estado encuentra resistencia a sus medidas, y su política de represión no tiene el respaldo incondicional y unánime del Ejército, que se considera demasiado implicado en tareas que no le son propias.Un destacado dirigente de la oposición moderada, en las últimas semanas ha "recibido señales de algunos miembros de la Junta Militar y de algunos generales para iniciar un diálogo". Uno de los más importantes generales del Ejército de Tierra, Luis Danús, hizo una oferta de ese tipo de forma pública en junio. Danús, gobernador militar de la región de Magallanes, al sur del país, pidió el jueves el esclarecimiento de las circunstancias de la muerte del periodista José Carrasco. Este general es uno de los de más antigüedad en el Ejército.
El mismo dirigente opositor cree que el reciente descubrimiento de un arsenal, y sobre todo el atentado contra el general Pinochet, han mitigado en parte las diferencias en las Fuerzas Armadas, pero no duda de que éstas son "insuperables si no se produce un incremento importante de la actividad terrorista". La misma fuente asegura que lo único que une en estos momentos a Pinochet con el resto de la cúpula militar es lo que el jefe del Estado llama la guerra contra la violencia marxista. "Ante la amenaza del terrorismo", añade, "las fuerzas armadas permanecerán unidas incluso con Pinochet". En su discurso del pasado jueves, Pinochet hizo un llarnamiento a la unidad para combatir la amenaza de una "sangrienta escalada terrorista", llamarniento dirigido, en opinión de los observadores, las fuerzas armadas. En ese mismo discurso, el presidente tuvoque renunciar a convocar un plebiscito por la oposición encontrada en la Junta Militar a esa medida.
Popular gracias al atentado
Fuentes informadas creen que Pinochet, conocedor de que las Fuerzas Armadas vio tienen en este momento intención de presentarle como candidato en el referéndum presidencial previsto para 1989, quiere aprovechar la popularidad que le da el atentado contra su persona piara celebrar un plebiscito que le confirmase de hecho como único aspirante a la presidencia dentro de tres años.Una de las revistas de oposición clausuradas tras la reimplantación el lunes del estado de sitio informaba en su último número sobre una acalorada discusión entre Pinochet y el jefe de la Armada, almirante José Toribio Merino, a propósito de la negativa de este último a que el actual presidente participe en la cita electoral de 1989. Merino, que en su calidad de miembro más antiguo de la Junta Militar tendría que suceder a Pinochet en caso de desaparición de éste, se pronunció también esta semana contra la intención del presidente de convocar un plebiscito. En un acto interno de la Armada para celebrar el 11 de septiembre, Merino dijo que lo conseguido en estos 13 años "no es tarea de uno solo, sino de todos". Estas palabras Sonaron con mucho más significado en una jornada en la que cualquier portavoz oficial se deshacía en elogios hacia Pinochet.
Tampoco se han oído elogios de boca del jefe de la fuerza aérea, general Fernando Matthei, que declaró después del discurso de Pinochet: "Estamos decididos a seguir el camino de la democracia, pero no una democracia indefensa, como la que en un momento nos entregó el marxismo, y que tuvimos que rescatar hace 13 años. La democracia que queremos está en nuestra Constitución, y ese camino lo vamos a seguir imperturbables". Esta insistencia de Matthei en cumplir el camino previsto por la Constitución contrasta con las intenciones que se le atribuyen a Pínochet de revísar la norma constitucional de forma que su candidatura en 1989 no deperida de la voluntad de la Junta.
El jefe del arma de Carabineros, general Rodolfo Stange, no hizo declaraciones después del discurso de Pinochet, que sólo provocó el aplauso de sus compañeros de Junta cuando agradeció la labor de asistencia social desempeñada por las esposas de los integrantes del máximo órgano del poder en Chile. Stange tuvo un enfrentamiento en mayo con Pinochet cuando, con motivo de una reunión de parlamentarios de distintos países en Santiago, el presidente encargó al Ejército la vigilancia de la ciudad. Stange, evidentemente molesto por la falta de confianza en sus hombres, se ausentó esos días de forma ostentosa de la capital chilena.
Los medios consultados no creen que Pinochet se encuentre "solo y aislado" dentro de las fuerzas armadas, pero sí que su capacidad de aglutinamiento se ha reducido notablemente, sobre todo "si insiste en decisiones como la expulsión de sacerdotes, que ponen al régimen contra la Iglesia, u otras medidas que enfrentan al Gobierno con Estados Unidos". En este sentido, el encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos, George Jones, dijo ayer al salir de una reunión en el Ministerio de Exteriores que su Gobierno desearía que las medidas del estado de sitio fuesen "ponderadas, consideradas y temporales", destacó la necesidad de libertad de prensa y lamentó las violaciones de los derechos humanos.
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