El Senado norteamericano aprueba el plan de Reagan para ayudar a la 'contra' nicaragüense
El Senado norteamericano aprobó en la madrugada del viernes, por 53 a 47 votos, la concesión de 100 millones de dólares de ayuda a la contra nicaragüense. De acuerdo con el procedimiento legislativo, la propuesta, al no alcanzar mayoría en ambas Cámaras, volverá a la Cámara de Representantes, que la había rechazado la semana pasada. A pesar del escaso margen de la victoria, se cree que el presidente Reagan ha obtenido casi todo lo que pedía y podrá desarrollar una mayor actividad en Centroamérica.
Ronald Reagan se enfrentó el jueves a mayores dificultades de las esperadas en el Senado, dominado por los republicanos, para conseguir un voto favorable a su política de ayuda militar a la contra nicaragüense. La supuesta invasión de Honduras por el Ejército, sandinista -según todos los indicios, inflada por la Administración de EE UU para apoyar su política- ha sido unánimemente condenada por el Congreso y quizá sirvió para no conseguir el amplio consenso que el presidente esperaba obtener para acorralar al régimen de Daniel Ortega.Con anterioridad a la, votación -a primeras, horas de la madrugada del viernes (hora peninsular española)-, los pronósticos apuntaban a un resultado muy justo o favorable a Reagan. Las expectativas de la Casa Blanca sólo 24 horas antes eran lograr una votación de 70 o 80 síes para la ayuda (hay 100 senadores), lo que que demostraría que su política centroamericana tiene un consenso bipartidario, y que no sólo es la política de la administración. Pero estas esperanzas se desvanecieron cuando fracasó un compromiso entre republicanos y demócratas, debido a que el presidente no acepta condicionar la ayuda a la apertura de negociaciones directas entre Washington y Managua ni admite corno quieren los demócratas que el Congreso vuelva a tratar este tenia dentro de tres meses.
El presidente inició el jueves sus vacaciones de Pascua, 11 días en su rancho de El Cielo, en las montañas de Santa Inés, en California, dejando atrás, en Washington, el problema de Centroamérica y tras ordenar a la VI Flota que abandonara el golfo de Sidra. En una parada de su vuelo, en Nueva Orleans, donde se detuvo para apoyar a un candidato de su partido, Reagan rompió el silencio que mantenía desde hace días para presionar al Senado a que aceptase la ayuda militar a los rebeldes en las condiciones establecidas por la Casa Blanca. "La invasión ncaragüense del territorio hondureño", afirmó el presidente, "demuestra la naturaleza del régimen de Managua. Esta ofensiva sandinista es una bofetada en la cara a todos los que votaron contra la ayuda a los luchadores de la libertad
[término que utiliza para referirse a la contra] creyendo que era un voto a favor de la reconciliación".
Los comunistas de Nicaragua
La semana pasada, la Cámara de Reprentantes, dominada por los demócratas, rechazó, por 222 votos, contra 210, la propuesta de Reagan. Tras la aprobación del Senado, la Cámara volverá a pronunciarse a mediados de abril.
"Los comunistas de Nicaragua", añadió el presidente, "entendieron el voto de la Cámara como una buena señal e invadieron. el territorio de Honduras con unos 1.500 soldados bien armados y, luego mintieron acerca de lo sucedido".
"Los Estados militaristas", dijo, "perciben las concesiones unilaterales como un signo de debilidad, no de buena fe. Las negociaciones serias no nacen de una prueba de sinceridad, sino de la resolución y la fuerza".
El presidente ordenó el martes que helicópteros norteamericanos transportaran a 600 soldados hondureños a la frontera con Nicaragua, en la zona de la supuesta invasión, en lo que constituyó la primera intervención de militares estadounidenses en apoyo bélico de Honduras en el conflicto de Nicaragua.
La acción nicaragüense, dirigida a propinar un golpe a la contra en la principal de sus bases, ha endurecido la actitud de la Administración, que se negaba el jueves a comprometer los términos en los que solicitaba la ayuda. Reagan sólo está dispuesto a suspender durante 90 días la entrega de 75 millones de dólares a los rebeldes para dar tiempo a que los sandinistas, que se niegan en redondo a ello, abran una negociación con la contra. El presidente querría, sin embargo, suministrar a la contra inmediatamente 25 millones de dólares (alrededor de 3.500 millones de pesetas) para armas defensivas, fundamentalmente cohetes portátiles Stinger para defensa contra los helicópteros artillados.
Los demócratas afirmaron en el debate que la Casa Blanca había torpedeado un posible acuerdo. Los republicanos respondieron denunciando la inflexibilidad de la oposición. Los demócratas querían condicionar la ayuda a la apertura de negociaciones entre Estados Unidos y, Nicaragua, que fueron suspendidas unilateralmente el pasado año por Washington. Pero el consejero de seguridad naciontal del presidente, el almirante John Poindexter,acudió al Senado y manifestó la negativa de la Administración a esta condición. Para Reagan, esta limitación, que los demócratas justifican como un diálogo entre las "dos partes beligerantes en el conflicto", supondría despojar a los rebeldes de legitirnidad.
Lo más que acepta la Administración es esperar hasta el 1 de julio para ver si el Grupo de Contadora es capaz de presionar sobre Managua y los sandinistas abren un diálogo con su oposición. Si, pasado este plazo, el presidente, asesorado por una comisión bipartidaria, entendiese que no ha habldo buena fe negociadora por parte de Nicaragua, podría desembolsar los restantes 75 millones de dólares (10.500 millones de pesetas) de ayuda. La oposición quiere otro debate en el Congreso si falla la diplomacia, lo que la Casa Blanca estirna una limitación inaceptable.
Las numerosas preguntas y dudas que suscita la masiva incursión de sandinistas en Honduras, negada por Nicaragua, continuaban el jueves sin respuesta. El senador Jim Sasser, demócrata, y otros compañeros de Cámara han acusado a la Casa Blanca de distorsionar la infonnación en un esfuerzo de influericiar el voto del Senado. "Ha habido un esfuerzo por magnificar elincidente", explicó Sasser. Alan Cranston, senador demócrata por California, explicó que los nicaragüenses han cruzado la frontera cientos de veces antes en persecución de la contra y que este último incidente "puede haber sido explotado".
Casi nadie duda en Washington de que soldados sandinistas hayan perseguido a rebeldes en el interior de Honduras, pero se mantienen las dudas sobre el volumen de la fuerza invasora.
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