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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Champaña y cava

HAY UNA larga y dura guerra en el comercio de los vinos por la cuestión de los apelativos de origen. Sin embargo, la qué furiosamente emprende ahora Francia dentro del Mercado Común contra el etiquetado de los cavas españoles parece rebasar las normas de la lógica y el derecho. Los franceses exigen que esos vinos espumosos españoles. no se definan como hechos "según el método champenoise", tal como efectivamente se hacen, alegando que esa denominación, como la de champagne, les pertenece en exclusiva.El derecho al apelativo de un determinado producto tiene dos razones suficientes: la principal es la de su naturaleza; la secundaria, la garantía, de que está elaborado con esa naturaleza. En un reciente congreso de cocineros, celebrado en París, algunos mostraron su dolor puramente gastronómico por las violaciones de esta regla. Se reveló, por ejemplo, que el reblochon se está haciendo con leche normanda, cuando es un producto de Saboya, donde las vacas no sólo son de otra raza y reciben otra alimentación, sino que son ordeñadas de un modo especial que requiere ese queso (reblocher es ordeñar por segunda vez, en dialecto). Está finura de apreciación explica la naturaleza defendible de un producto. La Champaña tiene muchas razones especiales para defender la condición única de las viñas desde Château Thierry hasta. Épernay o la montaña de Reims. Al nombre de champagne, que, correspondía a esa región en el antiguo régimen, va pues unido el prestigio y el cuidado de este vino. Que los océanos de champaña que se consumen en el mundo Procedan absolutamente de, esa tierra es, absolutamente improbable. Más, bien se trata de un fraude -similar al del reblochon con leche normanda, pero infinitamente más comercial- realizado en la misma zona con uvas y hasta vinos de importación. Ante esta acusación, los cosecheros de la Champaña suelen defenderse mediante el alegato de que la apreciada calidad del producto no, se lograría si la elaboración se basara únicamente. en el método o en el tratamiento. Su inconfundible peculiaridad, han venido afirmando, se apoya sobre todo en la naturaleza, argumento que hace por tanto de todo punto -inconsistente la fuerte reclamación que ahora hacen sobre, la mención del método. Por añadidura, es sabido que no todos los productores recurren al mismo. sistema, y sobre, esa diferencia descansa a menudo la calidad de una marca.

Los métodos que se utilizan en los cavas españoles son los de las fermentaciones y las mezclas tradicionales en la Champaña. Procedimientos muy comunes, sin secretos o fórmulas de marca, salvo los privativos de nuestros fabricantes, y sobre los que no hay ningún derecho de propiedad industrial, Hacer constar el método en los vinos que no se llaman champañas, sino cavas, es, al mismo tiempo que una garantía al consumidor -al que no se engaña sobre la naturaleza del producto-, una Jealtad hacia el modo de elaboración. Que estos vinos españoles compitan hoy con el champaña francés en el mercado mundial, dentro de sus precios y sin trampas en el apelativo, es tina cuestión limpia y libre.

La gestión de los elaboradores catalanes de cava y la presencia del ministro, español de Agricultura en Luxemburgo han evitado que se consumara la prohibición. Para el día 18 de noviembre, en una nueva reunión de ministros de Agricultura, se volverá a tratar el tema, que, sin embargo, sería de razón tratar cuando España sea miembro de pleno derecho del Mercado Común y pueda hacer valer sus derechos en igualdad de condiciones. La precipitación francesa indica, a la vez, la inseguridad en la fuerza de sus argumentos, que, en realidad, encubren mal su inquietud por, la creciente competencia de los cavas españoles en los mercados internacionales.

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