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Buenas perspectivas para la cosecha de La Rioja de este año

Hoy se generaliza la vendimia en La Rioja y a pesar de la sequía de los tres últimos meses las previsiones indican que la cosecha de este año puede superar en un 40% a la del año pasado, que, según datos oficiales del consejo regulador, alcanzó los 105 millones de litros. Según varios expertos, la cosecha de este año promete ser una de las mejores, en cuanto a cantidad, de los últimos años. El interrogante ahora será saber su calidad.

La generosidad de la tierra, a la que se atribuye la excelente cosecha, ha amortiguado considerablemente estos días los conflictos de precios que no habían encontrado techo en los últimos años. Para este año la banda de precios establecida por la asociación de empresarios vinícolas de La Rioja, entre 35 y 45 pesetas por kilo de uva según pueblos y calidades, puede servir como marco de referencia en líneas generales aunque suponga en algunos casos casi la mitad de los precios que se llegó a pagar en la vendimia del año pasado.En los últimos 12 meses, después del fracaso de la Mesa del Vino, apenas se ha resuelto ningún problema pendiente. El plan de reconversión elaborado por la Consejería de Agricultura duerme en algún cajón ante la oposición casi unánime que ha suscitado entre agricultores, bodegueros y consejo regulador.

El sector vitivinícola riojano facturó el año pasado 22.600 millones de pesetas, y de ellos más de 6.000 en el mercado exterior. Las cifras, sin embargo, no deben inducir a engaño, ya que para este año se prevé un nuevo descenso de las ventas en el mercado nacional, que algunos bodegueros estiman en un 25% sobre los índices del año pasado.

"No hay mercado que pueda aguantar los precios que había alcanzado el vino de Ricja", ha señalado Josechu Bezares, gerente una de las más importantes bodegas riojanas. "La contracción del mercado interior, con el hundimiento del segmento de vinos jóvenes del año, que representan el 55% de todas las ventas, ha hecho que los precios vuelvan a su cauce".

La posición de fuerza ha pasado este año del sector productor al comercial y se ha traducido en, una inmediata caída de los precios. Frente a la oposición de los representantes del sector, excepto la Unión de Agricultores y Ganaderos de La Rioja, la Consejería de Agricultura ha desarrollado un programa de actuación vitivinícola (PAV) para el trienio. 1985-87 que trata de sustituir al, frustrado acuerdo interprofesional, aunque, todavía no ha podido ponerse en marcha salvo en lo relativo a las plantaciones.

Hipótesis optimista

En él se acepta, como punto de partida, la hipótesis optimista de que existen posibilidades claras de incrementar en el futuro la cuota de mercado del rioja, algo que, a las puertas del Mercado Común, nadie se atrevería a dudar. De ahí se deriva la necesidad de incrementar moderada mente la oferta de uva. Junto a la reestructuración a medio y largo plazo del sector vitivinícola, el PAV concede transitoriamente un incremento de la superficie productiva en 4.000 nuevas hectáreas de viñedo para el conjunto de la denominación de origen, que ya se han empezado a plantar. Frente a la expansión prácticamente incontrolada de las plantaciones, que se había pedido por parte empresarial y de al gunos agricultores, el PAV sólo autoriza el incremento de la su perficie productiva en un 9%, aunque la sustitución del viñedo envejecido y otros puntos del programa relativos a la mejora de la materia vegetal y al estudio de suelos y climas más aptos para el cultivo permitirán incrementar por si solas la producción total entré Un 8% y un 10% más.La excesiva dimensión empresarial de algunas bodegas riojanas, cimentada en la euforia comercial de los años setenta, necesita, para mejorar su rentabilidad, aumentar el volumen de sus operaciones y ampliar su presencia en el mercado. Junto a ello, el excesivo coste de producción de la materia prima aloca al sector, a una reconversión urgente que se encuentra paralizada.

Para el consejero de Agricultura de La Rioja, Javier Ruiz, "si el aumento de las ventas tiene que hacerse a costa de un precio barato de la materia prima estaríamos planteando un modelo casi colonial. La concertación se ría deseable para que se despejaran las expectativas de futuro de agricultores y empresarios". Y añade el consejero las premisas del acuerdo: "el incremento de las plantaciones debe corresponderse con una expansión comercial. En caso contrario, sólo secrearía una situación excedentaria, de la materia prima que dejaría a los agricultores en manos del sector comercial".

La situación, en un año, ha cambiado radicalmente, y aunque los grandes dientes de sierra en la gráfica de precios no benefician, a medio plazo, ni a los agricultores ni a los empresarios, aquéllos han perdido su ventajosa posición en la negociación.

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