El exilio es una condición innata del escritor, según los autores latinoamericanos
El exilio es una condición innata del escritor, según los autores españoles y latinoamericanos participantes en una mesa redonda organizada con motivo del III Congreso Internacional de Escritores de Lengua Española, que se celebra en Canarias desde el pasado lunes. El presidente de esté encuentro internacional literario, Camilo José Cela, clausura hoy el congreso, en Puerto de la Cruz (Tenerife), con una conferencia titulada Mínima función de la literatura.
Jorge Edwards, escritor y diplomático chileno y uno de los inspiradores de esta reunión, indicó que el exilio chileno no era voluntario, sino de necesidad. Rompió una lanza por los escritores que prefirieron permanecer en su país a pesar de Pinochet e hizo un llamamiento a los intelectuales europeos para que aprecien sin reticencia una "literatura del interior" que no es responsable de la dictadura. Edwards manifestó, además, que el exilio ha marcado la literatura de todas las épocas y citó, como ejemplo el caso de Víctor Hugo, de quien dijo que había escrito sus mejores obras en el destierro.Los participantes en este coloquio, presidido por el autor de Persona non grata, estuvieron de acuerdo en que la literatura es exilio porque "la persona que se convierte en escritor es, por su naturaleza de disidente, un exiliado voluntario de la sociedad en que habita".
Según Mauricio Wacquez, exilio es sinónimo de desgarradura y violencia, pero al mismo tiempo "acicate vigoroso para obtener un espíritu total".
Exilio y libertad es, manifestó la poetisa Nivaria Tejera, simbiosis vital de todo escritor. El narrador Julio Manuel de la Rosa es más atrevido al afirmar que "el exilio es el único honor que poseo.". El novelista José Carlos Cataño no tiene problemas con el exilio porque define su lengua como apátrida.
Ni siquiera el debate abierto en torno a la cuestión de Literatura y nacionalidades, que se presentaba. como presumiblemente conflictivo, ha sido capaz de romper la relativa unanimidad que ha caracterizado a esta reunión de escritores. El uruguayo Fernando Aínsa expuso que "varios hacia una literatura -universalizada, sin patria y lejos de todo nacionalismo".
En frontal discordancia se mostró el cubano Antón Arrufat, que señaló: "Lo que nos conmueve es lo que se escribe desde una corta parcela, no desde el infinito, universo, sin cara ni límites", y abogó por una integración de las sensibilidades particulares de cada nacionalidad en una literatura universal, en línea con la tesis acuñada por Alejo Carpentier. El novelista canario Luis Alemany prefirió considerar el debate sobre el nacionalismo literario como un problema "ambiguo y peligroso".
Babelia
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