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Mbappé: “Lo importante son los títulos. He marcado muchos goles en mi carrera, pero a veces para nada”

La exhibición del francés ante el City da por finalizada su gran remontada: diez tantos en los 20 primeros choques y 18 en los 18 siguientes. “No tengo límites”, asegura

Mbappé (izquierda) con el balón y el MVP después de marcar tres goles ante el City. Foto: Violeta Santos Moura (REUTERS) | Vídeo: EPV
Lorenzo Calonge

Al Madrid le dio tiempo en la primera parte hasta a que Tchouameni saliera de una jugada en la banda con el tacón. “El muy criticado Tchouameni”, según lo describió Carlo Ancelotti tras la ida en el Etihad. Así pintaba la autoridad incontestable de los blancos en la vuelta. El Bernabéu recibió el descanso en silencio, en paz. Después de tantas batallas gigantes entre los dos últimos campeones de la Champions, el episodio de este miércoles no llegó ni a refriega. De ello se ocupó la gran exhibición de Kylian Mbappé, que, en medio de los agasajos, miró a su pasado y avisó: “Lo más importante es ganar títulos. En mi carrera he marcado muchos goles, pero a veces para nada. Hoy jugamos colectivamente de la mejor manera”, afirmó en Movistar el hombre de la noche.

Real Madrid RMA
3
Kylian Mbappe 3', 32', 60'
M. City MNC
1
Nico González 91'
Finalizado

Nadie se paseaba por el campo con el pecho tan hinchado como el francés, el autor de un triplete que desmontó a un equipo citizen que cerró la eliminatoria con 35 tiros recibidos. Raúl Asencio se presentó en España con una asistencia de costa a costa, contra Osasuna, para un tanto de Jude Bellingham. Esta vez, se confirmó en Europa con un envío casi calcado que dio inicio a la gran velada del galo como madridista y metió en la licuadora al cuadro de Pep Guardiola. “No pudimos defender sus movimientos. Ha atacado muy bien el espacio”, lamentó el catalán, que no puso pegas a la superioridad local.

La defensa visitante era un cuadro, con Rúben Días por el suelo y Stones sin respuesta. Un juego de niños para un Mbappé que se ha quitado las cadenas y se mueve a su antojo como nueve. Lo que durante los primeros meses de la temporada parecía un tapón para él ha derivado en una autopista al gol. Su contador de tantos engorda cada jornada desde una ubicación que se juzgó como ortopédica para sus condiciones. Pero no, en absoluto. “A día de hoy, sí estoy más cómodo en el centro. Pero mañana lo puedo estar en la izquierda o en la derecha. Puedo ser bueno en las tres posiciones del ataque. Por eso no he venido aquí a decir que quería jugar en una en concreto”, explicó.

Hasta que, como reconoció, tocó fondo en San Mamés en diciembre, sumó 10 dianas en 20 choques. Desde entonces, 18 tantos en 18 encuentros. Siempre como delantero centro. Fue una transformación más mental que futbolística. Reconoció que dudaba qué espacios ocupar en el campo para no invadir el sitio de otros compañeros. Hasta que entendió que el intento de aterrizaje suave no daba frutos, también porque el juego del equipo no arrancaba, y decidió levantar el morro y tomar altura. El efecto fue inmediato. “Ya lo dije: no había venido aquí para jugar mal. Quiero marcar una época, escribir una historia en el Real Madrid. Sabía que peor no lo podía hacer, y tenía que jugar con personalidad y demostrar mi calidad. Siempre he dicho que no tengo límites”, comentó este miércoles sobre su gran repunte.

A diferencia de Mánchester, donde solo pudo acertar con la espinillera al cabo de una cascada de ocasiones erradas por todos, en Madrid apareció con la bota afinada. No tuvo piedad ante una defensa agrietada. A la primera, vaselina. A la media hora, recortó a Gvardiol y apuntilló ante Ederson. Y a la hora, zurdazo a la esquina ante la mirada saltona de Phil Foden y la resignación de Guardiola, que digería cada tanto con un sorbito de agua y un pequeño parlamento con su ayudante Juanma Lillo. Siete tiros, cinco de ellos a puerta y tres dianas de variado pelaje. Hubo de todo en el catálogo de Mbappé y, con la obra concluida, fue aclamado como nunca por el Bernabéu cuando fue sustituido en el 77.

En la noche de la ausencia del lesionado Erling Haaland, la cita se resolvió con el gran golpe de pecho del francés, un lineal de facturación tras desprenderse del tapón que lo oprimió hasta el final de 2024. La felicidad inundó la Castellana, brotaron los aplausos hasta para “el muy criticado Tchouameni”, y Mbappé se pidió al Atlético en octavos. “Así no viajamos”, concluyó el autor del triplete, el punto final de un conjunto que, como afirmó Ancelotti, parece haber hallado una cuadratura después de muchos meses de inestabilidad. “Nos ha costado, pero creo que los jugadores han entendido lo que debemos hacer: el trabajo sin balón”, insistió, cómo no, el italiano.

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Sobre la firma

Lorenzo Calonge
Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Desde 2018, en la sección de Deportes de EL PAÍS y desde 2020, en la información del Real Madrid. También cubro balonmano.
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