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Reportaje:La nueva frontera

Las potencias occidentales compiten por el mercado del espacio

Europa y Japón desafían la hegemonía norteamericana en los vuelos comerciales

Estados Unidos lucha por mantener su actual liderazgo en la conquista del espacio ante el creciente desafío de otros países que compiten por los prometedores beneficios comerciales del cosmos. Este temor supone un nuevo golpe que no estaba previsto por los actuales líderes del espacio, que suponían que su actual política de bajos precios era suficiente para alentar la participación privada en sus viajes espaciales. La Unión Soviética, un competidor poco temible en la explotación comercial de esta nuevafrontera, amenaza la supremacía norteamericana en los confines del espacio. Mientras, ya comienzan a venderse los primeros objetos producidos en el espacio.

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La competencia en el lanzamiento de naves espaciales se est4 extendiendo a todo el mundo, más allá de Estados Unidos y de la Unión Soviética, debido a que otras naciones y empresas privadas buscan un lugar en lo que empieza a considerarse como la nueva frontera económica. Como consecuencia, Estados Unidos se siente presionado para mantener su liderazgo económico y tecnológico en el espacio y trata de reajustar su política de precioir del transbordador espacial.Además de reajustar sus precios, Estados Unidos intenta promover una mayor inversión privada en mercancias y servicios relacionados con el espacio y también preparar una política espacial a largo plazo para asegurarse un margen económico, según han manifestado funcionarios gubernamentales y de la industria aeroespacial. Esta es también la conclusión recogida en un n uevo estudio del Congreso nortearnericano.

La Agencia Espacial Europea, un consorcio de once Gobiernos de Europa occidental, fue la primera que rompió el monopolio americano en servicios de lanzamiento con su programa de cohetes Ariane. Arianespace, una empresa propiedad del Gobierno francés, en la que también participa la banca y firmas aeroespaciales europeas, busca activamente clientes para los servicios del Ariane y ha ¿onseguido varios contratos que de otra forma habrían correspondido a los cohetes convencionales americanos o al transbordador espacial.

Pero ahora ya no es únicamente de Europa quien amenaza al liderazgo nortemericano en materia de comercio espacial. China anunció hace dos meses que va a iniciar un nuevo programa espacial comercial utilizando sus propios satélites, lanzando cohetes y estaciones. Los chinos, que han lanzado con éxito dieciseis vehículos espaciales- desde 1970, disponen ahora de cohetes capaces de impulsar satélites a una órbita alta propicia para satélites de comunicaciones.

Japón, poniendo de relieve las posibilidades exportadoras de la tecnología espacial, está también desarrollando sus propias capacidades de lanzamiento de cohetes, y Proyecta- lanzar el año próximo el primero de una serie de satélites oceanográficos y terrestres de sensibilidad remota.

Francia, por su parte, tiene previsto utilizar a finales de año el Ariane para inaugurar el primer servicio comercial del mundo de satélites de sensibilidad remota, compitiendo con los americanos Landsat, que informan de los rocursos geológicos, hidrológicos y agrícolas de la Tierra. La India se ha unido también a las naciones lanzadoras de cohetes, y Brasil está construyendo una nueva base de cohetes con la intención .de convertirse en la primera potencia suramericana de lanzamientos.

Incluso la Unión Soviética parece tentada a entrar en el mundo comercial, aunque los expertos espaciales occidentales dudan que los rusos puedan llegar a ser nunca una potencia importante en las operaciones espaciales comerciales. Sospechan que los rusos serían reacios a que los científicos y hombres de negocios extranjeros visitaran sus instalaciones. Y también piensan que otros países nunca permitirían que se exportaran a la Unión Soviética satélites de comunicaciones avanzados.

Aunque son muchos los países que tienen satélites de comunica ciones en órbita, la mayoría son de fabricación americana. Según el Mando de Defensa Aeroespacial norteamericano, hay 1.522 satélites en órbita, muchos de los cuales son todavía operativos. Las transmisiones de esos satélites no suelen interferirse entre sí, debido a que las antenas de los satélites pueden seleccionar las señales dirigidas hacia ellas y por que los satélites de comunicacio nes están situados para evitar las. interferencias. En un informe sobre competencia internacional hecho público recientemente, la oficina del Congreso de asesoría tecnológica, un grupo consultivo, llega a la conclusión de que otras naciones habían desarrollado sus propias posibilidades de lanzamientos espaciales, debido al deseo de ser tecnológicamente independientes, para obtener beneficios económicos derivados de la tecnología espacial y para alcanzar la consideración de potencias espaciales.

En consecuencia, según la conclusión del informe, con la que también coinciden las autoridades de las que dependen los temas espaciales, la "estrategia competitiva americana, basada solamente en los precios o en la superioridad tecnológica, no evitará la entrada extranjera en el negocio de los servicios, de lanzamiento".

Además del prestigio, también está en juego una parte de lo que a finales de siglo puede ser un negocio anual de 50.000 millones de dólares, según los cálculos de algunos economistas especializados en el campo aeroespacial. El estudio del Congreso revela que la competencia es mayor en las áreas de servicios de lanzamiento, servicios de sensibilidad remota y'equipos y servicios de satélites de comunicaciones.

Reducir los riesgos para aumentar la inversión

La competencia en el procesamiento de medicamentos en el espacio, chips electrónicos y otros materiales "está todavía en embrión, pero puede ser importante en el futuro", concluye el informe.

El equipo tecnológico recomendó que el Gobierno federal investigue nuevas políticas comerciales y reguladoras para reducir los riesgos e incertidurribres que actualmente actúan como inhibidores de la inversión privada en tecnología espacial. Una de las causas que ha hecho desistir a muchos inversores potenciales es la ausencial de un mercado grande y desarrollado para la mauyoría de los productos considerados. La industria de satélites de comunicaciones, que cubrió una parte de la demanda del mercado internacional actual de las comunicaciones, es el único negocio espacial que produce un beneficio.

El estudio de la oficina del Congreso de asesoría tecnológica llegó a la conclusión de que "el verdadero valor de las ciencias de la microgravedad no se conocerá hasta después de muchos años de investigación básica y de haber conseguido mejoras significativas en las instalaciones espaciales".

Según se indica en el informe, tanto entre la comunidad científica como entre la industrial, existe "la creencia firme de que la investigación en el procesamiento de materiales acabará conduciendo a un tremendo avance en los'productos y procesos terrestres y espacíales9'.

Muchas industrias interesadas en la investigación microgravitatoria no consideran la cuestión desde el punto de vista de productos elaborados en el espacio, sino como un medio de comprender mejor la metalurgia o la biología, para poder fabricar en la Tierra productos de mayor calidad.

El estudio indica también que la propia agencia espacial norteamericana, la National Aeronautics and Space Administration (NASA) "no está suficientemente equipada para promover ni regular el crecimiento de la explotación comercial del espacio". Según el estudio, esta regulación de las industrias espaciales debe ser similar a la existente para industrias terrestres.

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