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La nueva frontera

Nuevos productos fabricados en el espacio

Cerca de mil millones de diminutos abalorios de poliestireno de una redondez perfecta y, elaborados en el espacio se están vendiendo ya a laboratorios industriales y científicos. Los abaloríos, que fueron producidos a bordo del transbordador espacial, son de tamaño unifórme y se pueden utilizar como un medio preciso de calibración de instrumentos como los microscopios, con los que se estudian sustancias tan diminutas como los glóbulos rojos. Un frasco de 30 millones de abalorios cuesta 384 dólares (unas 62.000 pesetas). Como primer producto fabricado en el espacio que se lanza al mercado, los abalorios pueden representar un presagio de la industrialización de la última frontera.Un número cada vez mayor de ingenieros, ejecutivos mercantiles y técnicos espaciales ven la posibilidad del beneficio económico como un factor cada vez más importante de las futuras operaciones espaciales. La fabricación en órbita podría convertirse en un negocio de 25.000 millones de dólares (unos cuatro billones de pesetas) para finales de siglo.

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Haciendo referencia a éxitos experimentales anteriores, estos entusiastas preconizan que muchos productos farmacéuticos, cristales, cerámicas y aleaciones metálicas que no se pueden producir en la Tierra se fábricarán en factorías orbitales. Imaginan un tiempo en el que los transbordadores espaciales llevarán a la órbita materias primas y equipos y traerán productos acabados. Uno de los argumentos para. construir una estación espacial orbital, aprobada para los años noventa, es que podría servir como parque industrial. que proporcione la energía, comunicaciones, procesamiento de datos y supervisión humana a una serie de factorías espaciales.

Las ventajas de la fabricación espacial

En la Tierra, la convección, la sedimentación y otros efectos de la gravedad. impiden la separación en formas ultrapuras de ciertos materiales biológicos, además de interferir en la formación de ciertas aleaciones y cristales. En el espacio es posible conseguir cristales mayores y más perfectos para utilizar en semíconductores, células solares y otros dispositivos electrónicos; producir nuevos vidrios con propiedades especiales útiles en fibras ópticas y rayos láser; desarrollar metales más ligeros y resistentes, y separar células de los órganos y producir nuevas hormonas y enzimas para el tratamiento de enfermedades.

Los ingenieros americanos empezaron a probar tales posibilidades ya en la misión de 1973 de la estación espacial Skylab. Los astronautas soviéticos han estado ocupados en experirnentos similares en la estación espacial Saliut 7, que se encuentra ahora en órbita alrededor de la Tieira. Ingenieros japoneses y europeos están investigando y construyendo equipos para fabricación espacial. Alemania Occidental está poniendo en marcha una serie de experimentos sobre crecimientos cristalinos y formación de aleaciones metálicas para un vuelo en el transbordador a finales de este año.

El primer resultado significativo podría producirse ya en 1988. Para entonces se espera que Johnson & Johnson's Ortho Pharmaceutical Co. lance al mercado un tratamiento para la diabetes. Ya se han procesado en recientes vuelos del transbordador dosis de prueba de los materiales biológicos, utilizando una técnica conocida como electroforesis. La máquina que realiza el trabajo utiliza una carga eléctrica para separar partículas diminutas de una solución. El proceso es más eficiente en el espacio debido a la ausencia de gravedad. Un estudio de McDonnell Douglas ha identificado varios productos farmacéuticos que se podrían producir de forma rentable en el espacio.

Como respuesta al interés demostrado por varios cientos de firmas, la National Aeronautics and Space Administration (NASA) ha montado una nueva división para promocionar pruebas espaciales de empresas privadas. Los técnicos de la NASA están extendiendo la investigación al procesamiento de materiales y ofrecen unos precios más asequibles en el flete de la lanzadera para experimentos comerciales.

Sin embargo, son pocos los inversores que desean dedicar mucho dinero en tales aventuras. Les preocupan los altos costes y los largos períodos de desarrollo de las operaciones espaciales. Cualquier cosa que se pueda hacer en el espacio, piensan, se podrá hacer en la Tierra mucho más barata.

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