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Dudas sobre la validez de un hallazgo histórico

Serias sospechas de que el 'hombre de Orce' no es un hombre, sino que podría ser un asno de dos a cuatro meses de edad

El llamado hombre de Orce, hallado en la localidad granadina que le da nombre a este supuesto hallazgo histórico, podría ser un ásnido de dos a cuatro meses de edad, según indicios razonables descubiertos tras el estudio del endocráneo, una vez limpio éste de la caliza fosilizada que tenía adherida. Esta posibilidad ha movido al aplazamiento del Simposio Internacional convocado en Granada para finales de este mes, y que tenía el carácter de presentación oficial del hallazgo ante las máximas autoridades mundiales en la materia. El aplazamiento, cuya responsabilidad política asume la Junta de Andalucía, ha sido decidido a petición del propio equipo descubridor del hallazgo, cuyo director, Josep Gibert, se desplazó el miércoles a Sevilla, junto a dos miembros de su equipo, para solicitar el aplazamiento.

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El hombre de Orce, un pedazo de cráneo atribuido en principio a un humanoide, fue hallado en Venta Micena, en el término municipal de la localidad granadina de Orce, por el equipo del Instituto de Paleontología de Sabadell, dirigido por el profesor Josep Gibert. Tras su examen por Miguel Crusafont, una máxima eminencia en la paleoantropología española, ya fallecido, fue interpretado como el vestigio humano más antiguo encontrado en Eurasia, como un tránsito entre el homo habilis, hallado por el matrimonio Leakey en la garganta de Olduvai, en Kenya, y los numerosos vestigios de homo erectus encontrados en Europa y Asia. La condición de homínido del resto del fósil le fue atribuida, básicamente, y según numerosos expertos consultados por este periódico, por el dibujo de la fisura entre los dos huesos del cráneo que constituían el resto.

Conclusiones controvertidas

Las conclusiones del profesor Miguel Crusafont fueron discutidas por otros paleoantropólogos, entre ellos, Emiliano Aguirre, máxima figura de la escuela de Madrid, pero sus dudas fueron atribuidas a recelos científicos entre dicha escuela y la escuela catalana, liderada por Miguel Crusafont. Un viaje a Orce del matrimonio formado por Marie Antoinette y Henry de Lumley, del Museo de Historia del Hombre de París, y tras el que no se recataron en afirmar que el de Venta Micena era el más importante yacimiento de vestigios humanos de Eurasia, terminó de dar respaldo oficioso al hallazgo. Todo ello movió a la Junta de Andalucía a convocar un Simposio Internacional, que debería haberse celebrado en Granada los próximos días 28, 29 y 30 de este mes, y al que estaban invitadas las máximas autoridades mundiales en Prehistoria, Antropología y Paleontología, para presentar de forma oficial en el mundo científico el hallazgo, cuya importancia se consideraba suficiente en todos los círculos relacionados con la paleontología humana como para no ser presentado en un congreso ordinario, sino merecedor de un acto así.El problema apareció cuando, tras la paciente tarea de limpiado de la cara interna del cráneo, oculta por una capa de caliza fosilizada, se ha descubierto en la misma una pequeña cresta, que en principio desorientó a los responsables del hallazgo, y que después, y según fuentes de todo crédito a la que ha podido tener acceso este, periódico, les ha hecho temer que pueda no tratarse de un antepasado del hombre y que, aunque se intenta relacionarlo con alguna rama de homínido desaparecida, tiene todos los indicios de ser un équido similar al asno actual.

Una nota lacónica de suspensión

El problema que una confirmación de esta posibilidad posterior a un Simposio Internacional podría plantear, movió a tres miembros del equipo descubridor, el director del mismo, Josep Gibert, director del Instituto de Paleontología de Sabadell y máximo responsable del hallazgo, Isidro Toro, investigador del Museo Arqueológico de Granada, y Pascual Rivas, catedrático de Paleontología de la Universidad de Granada a desplazarse a Sevilla para solicitar de los responsables de la Consejería de Cultura de la Junta el aplazamiento del simposio, que ya estaba convocado y con las invitaciones cursadas.La Consejería de Cultura de la Junta accedió a la petición y pasó una lacónica nota a los medios de comunicación, en la que se informa de un aplazamiento del simposio, "a petición del equipo investigador". El consejero de Cultura, Javier Torres Vela, que hace pocas semanas llegó al cargo, se limitó a asumir la responsabilidad política del aplazamiento y a reafirmar que éste se hacía a instancias del equipo investigador, ante la existencia de dudas sobre el hallazgo. "No se duda de su antigüedad, sino de que se trate efectivamente de un homínido". Enrique Vallespí, profesor de Prehistoria de la Universidad de Sevilla, y a quien se había encomendado la coordinación científica del simposio, criticó ayer, en declaraciones a este periódico, tal decisión. "Aunque existan esas dudas, debería mantenerse el simposio, porque era una ocasión única de realizar un estudio profundo, una puesta al día, de los primeros pasos del hombre en Europa".

Un viaje científico a París

Según pudo saber este periódico, en el aplazamiento tuvo una importancia decisiva el paso atrás dado por el matrimonio Lumley, hasta ahora tan entusiasmado con el hallazgo que el Museo de Historia del Hombre de París ha montado una exposición sobre los primeros pasos del hombre en Europa, en la que era figura estrella el hallazgo de Orce. La exposición, con carácter itinerante, iba a hacer el recorrido París-Niza-Perpiñán-Madrid. Según nuestras informaciones, fue la investigadora francesa Marie Antoinette de Lumley quien aconsejó a Josep Gibert la suspensión del simposio, e incluso llegó a decirle que si no se realizaba tal suspensión ella y su marido pretextarían una enfermedad para no acudir.Marie Antoinette de Lumley recibió del equipo de Gibert un molde del endocráneo del hombre de Orce, y fue ella quien, tras un estudio de su equipo, recomendó compararlo con el de asnos de dos a cuatro meses de edad. De hecho, el equipo de Gibert ha recopilado en las últimas fechas cráneos de asnos jóvenes a fin de estudiar las suturas interiores de los huesos.

El profesor Gibert se encontraba ayer en París, estudiando con el matrimonio Lumley, fuertemente comprometido también con el hallazgo, las posibles salidas a la cuestión. Isidro Toro, único miembro del equipo con el que este periódico pudo entrar en contacto ayer, admitió que existía un 20% de posibilidades de que no se tratara de un hombre, pero expresó su esperanza en la falta de estudios sobre endocráneos de esa antigüedad y en el hecho de que se pudiera descartar firmemente que se trate de cualquier tipo de carnívoro y de un ciervo.

No descartó la posibilidad de que se trate de un ásnido, pero insistió en que todavía cabe esperar que el resto hallado proceda de algún primate.

Pese a la probable frustración del hallazgo, que ha movido a que la Junta de Andalucía envíe hoy 500 cartas en suspensión de otras tantas invitaciones al anunciado simposio, diversos medios consultados defienden la importancia del yacimiento de Venta Micena, en el que, aun en el caso de que se descarte definitivamente el carácter excepcional atribuido inicialmente al fósil, se han encontrado vestigios de industria humana que se remonta a la frontera entre el Pleistoceno inferior y el Pleistoceno medio; tan es así, que el equipo del Instituto Paleontológico de Sabadell va a trabajar con intensidad en los próximos meses de verano. El hecho de que el equipo descubridor haya pedido el aplazamiento del simposio durante seis meses y no la suspensión definitiva permite suponer que mantiene esperanzas de encontrar algún resto de homínido en este plazo de tiempo. Por otra parte, Josep Gibert mantiene igualmente la convocatoria de una conferencia que piensa pronunciar en Madrid el próximo día 17, y que tenía el carácter de antesala del simposio aplazado.

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