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El último libro sobre el asesinato de Lorca desencadena una querella y gran expectación en Granada

Poco después de cumplirse los tres años de su muerte, el esperado libro del periodista granadino Eduardo Molina Fajardo sobre Los úItimos días de García Lorca, editado por Plaza & Janés bajo este mismo título, ha sido presentado en Granada, dentro de una enorme expectación y la incipiente polémica levantada por el anuncio de interposición de una probable querella criminal contra la viuda del autor. El acto se celebró en el palacio de la Madraza. Asistieron varios centenares de personas, que abarrotaron hasta los pasillos y escaleras exteriores de la sala.

Tras explicar la génesis de la confección del libro, realizada a partir de la múltiples fichas, documentos y entrevistas que su marido, a su muerte, había dejado ordenados sobre el tema, la viuda de Molina Fajardo afirmó, durante el acto de presentación, que se trata de "unas páginas que, según mi juicio, no deben levantar polémica, porque no podemos ya devolver la vida a quienes están muertos, ni podemos tampoco volver heroica la actuación de quienes demostraron cobardía; lo que debemos procurar todos es tener siempre presente que hechos como éstos no deben nunca volver a repetirse"."Eduardo Molina tuvo dos razones para tardar tanto tiempo en publicar los resultados de sus investigaciones sobre tan horrendo episodio de aquella guerra, pesadilla del demonio", dijo, por su parte, el presentador de la obra y también periodista Juan Bustos, que trabajó a las órdenes del investigador y escritor en el diario granadino Patria, cuando aún pertenecía a la antigua cadena del Movimiento.

Alterar la tranquilidad de alguna gente

"La primera razón", añadió Bustos, "es que era granadino y sabía que su libro estaba llamado a alterar la tranquilidad de ciertas gentes después de mucho tiempo. Por eso retrasaba conscientemente su publicación, rechazando incluso tentadoras ofertas editoriales del extranjero. Yo creo que el libro lo tenemos hoy aquí porque Molina Fajardo no ha podido ya retrasar más su salida, pero seguro que, de estar vivo, andaría aún inventándose excusas"."Pero había otra razón, que yo conozco muy bien, y es la de su pereza", terminó el presentador, no sin antes reconocer la meritoria tarea realizada por la viuda y los hijos del investigador para "montar el enorme andamiaje de datos, fichas y testimonios grabados dejados por él a su muerte, y que hoy, una vez utilizados para la publicación de este libro, deberían pasar a enriquecer el patrimonio cultural granadino mediante la consiguiente donación al Patronato García Lorca".

Reconstrucción de la personalidad del poeta

Desde el punto de vista técnico, la obra póstuma de Eduardo Molina responde a un esquema exclusivamente documental, en cuyas primeras 77 páginas se reconstruye la personalidad de Lorca y los hechos que acaecieron en el último mes de su vida, añadiendo a continuación 48 entrevistas y 79 documentos que engordan el volumen hasta un total de 448 páginas.En cuanto al aspecto crítico, la opinión generalizada es que la aparición del libro del ex director de Patria y varios otros periódicos del Movimiento no ha añadido novedades realmente interesantes respecto a los pocos datos importantes que aún quedaban por esclarecer, principalmente a raíz de la última obra publicada al respecto por el irlandés Ian Gibson. La excepción, en este sentido, quizá la constituyan la declaración presentada por escrito por Luis Rosales a todas las autoridades granadinas de la época y las entrevistas con José María Nestares, así como la no confirmada posibilidad de que la ejecución del poeta se produjera en la madrugada del 17 de agosto de 1936, y no en la del 19 de ese mismo mes, como hasta ahora se ha venido creyendo.

Por otro lado, el autor trata en todo momento de defender, todavía, su ya conocida y desacreditada tesis de exculpación total de responsabilidad falangista en la detencíón y posterior ejecución del más universal de los poetas granadinos de todos los tiempos. "Los únicos que defendieron a Federico García Lorca fueron los falangistas", ha declarado la viuda de Molina Fajardo, reafirmando la tesis de su marido.

"A Federico no lo mató la Falange", continuó Angel González, en declaraciones al diario local Ideal, para añadir: "Mi propio marido era falangista, y podemos afirmar rotundamente que Falange no asesinaba". Estas palabras dejan, sin embargo, al descubierto los deseos del autor, y desde otro periódico se le ha recordado a la viuda "la lección que enseña a no confundir el deseo con la realidad".

"Es comprensible", ha escrito Diario de Granada, "que Molina Fajardo, un ex falangista interesado en exculpar a la Falange, se resistiera a reconocer la participación falangista en la muerte de Lorca. Pero la Historia no acepta manipulaciones de ningún investigador partidista, y hace ya tiempo que demostró la debilidad de esta teoría, pues si bien es cierto que eran falangistas algunas de las personas que intentaron salvar a Lorca, no lo es menos que también lo eran algunas de las que más influyeron para que muriera". Destaca, a la cabeza de éstas, la figura del comandante Valdés Guzmán, gobernador civil desde el mismo día del alzamiento en Granada y jefe provincial de Falange, que, según todos los testimonios recogidos al respecto, fue quien dio la orden de ejecución.

La querella de otro periodista

Mientras tanto, el miércoles, y casi al mismo tiempo que se anunciaba la presentación del libro, Rafael Martínez Miranda, redactor y asesor jurídico del diario Ideal, y su hermano Juan Jesús, jefe de personal del mismo periódico, iniciaron los trámites legales previos a la presentación de una querella criminal contra la viuda del autor.La querella se fundamenta en las citas que en el libro se hacen de su padre, Rafael Martínez Fajardo, fallecido en 1955 y a quien, al parecer, se le atribuye "falsamente la participación en unos hechos en los que nunca intervino". En agosto de 1936, Martínez Fajardo era teniente de la Guardia de Asalto y, según se afirma en el libro, fue el que mandó el pelotón de fusilamiento que acabó -en la madrugada del día 17, según Molina Fajardo, o en la del 19, de ácuerdo con Gibson y otros investigadores- con la vida del poeta Federico García Lorca y otras varias personas, igualmente condenadas sin juicio y que fueron ejecutadas en un paraje del Barranco de Víznar, cercano a la Fuente Grande de Alfacar.

El autor de la obra pone esta afirmación en boca del ya también fallecido José María Nestares, que era falangista "antes del Movimiento" y en aquellas fechas estaba al mando del destacamento franquista de'Víznar con el grado de capitán. De acuerdo con el libro, en su página 61, Nestares le dijo textualmente a Molina Fajardo: "Julio Romero Funes da la orden al teniente de la Guardia de Asalto Rafael Martínez Fajardo, para que recoja en la Comisaría de Vigilancia al Galadí, al Cabezas y al Terrible, pase por el Gobierno y se lleve a Federico García Lorca los suba a Víznar, recoja a lo que haya en La Colonia para fusilar y los fusile".

Más adelante, el testimonio de Nestares -que murió, ya jubilado, con el grado de coronel- se completa, en la página 263, con estas frases: "Iba un piquete de guardias de asalto al mando del teniente Martínez Fajardo. Me dijo que llevaba orden directa del comandante Valdés para fusilar a cuatro. Uno de ellos era Federico. Llamé a Manolo Martínez Bueso para que los guiara, los vigilara y presenciara la ejecución. (...) Después, Martínez Bueso me dijo que Federico iba en pijama y que los habían matado en el campo de instrucción de las tropas, antes de llegar a la Fuente Grande, a la derecha de la carretera, según se va hacia Alfacar, después de pasado el puentecillo... ".

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