Julio Cortázar reitera en Madrid su defensa de los pueblos latinoamericanos y del socialismo "como vía de progreso"
El escritor argentino hace escala en su nuevo viaje a Cuba y a Nicaragua
El escritor argentino Julio Cortázar fue recibido ayer, en Barajas, por el director general del Libro y amigo personal suyo, Jaime Salinas, y en el mismo aeropuerto respondió a una breve y nada protocolaria conferencia de Prensa. Cortázar, con la portentosa juventud de su aspecto y de su voz, saludó al Gobierno -en la tarde de ayer tuvo un encuentro informal y a puerta cerrada con el ministro de Cultura, Javier Solana- y reiteró sus posiciones "en defensa de los los latinoamericanos y por el socialismo como vía de progreso humano".
Cortázar, que no había querido pasar por la entrada de autoridades que le fue previamente ofrecida por el Gobierno, prefería llegar de incógnito, lo más en privado posible. De hecho, esta estancia es una escala en mi viaje a Cuba y posteriormente a Nicaragua", que va a aprovechar "para saludar al Gobierno y ver a los amigos". Hoy sale hacia La Habana.Después de decir que "no tiene previstos, de momento, contactos gubernamentales", salvo la copa de anoche, porque "hay que dejar a los ministros que trabajen", se refirió a sus propias posiciones respecto al socialismo. "Los periodistas", decía cuando se le pidió un primer balance de la situación española, "tendéis a tratarme como un politólogo, y yo soy un escritor. Yo milito en la lucha por la liberación de los pueblos latino americanos, por ese tema general de los derechos humanos, por la idea general del socialismo como vía de progreso para la humanidad. Pero si me pedís un análisis concreto de la situación de un país, sólo puedo hacerla como aficionado".
"En cualquier caso", seguía Julio Cortázar, "para mí es muy alentador que, después del triunfo de los socialistas en Francia, haya ocurrido lo mismo en España. Y que estos dos países, con sus peculiaridades propias, vayan a seguir caminos paralelos, creo que es po sitivo, y eso lo vamos a ver y a sentir en los próximos años. Por eso, el triunfo del socialismo en España nos ha alegrado tanto en Francia a los que estamos en esa línea".
En esa misma línea habla de Nicaragua, país que visitará tras una breve estancia en Cuba. "Llegaré alrededor del 20 de enero a Managua", dijo respondiendo a una pregunta, "y mi viaje no tiene que ver con la Conferencia de los No Alineados, con la que de hecho creo que no coincidiré. Con lo que sí tiene que ver este sexto viaje mío a Nicaragua es con la situación de este pequeño país, una situación cada vez más grave, por razones que no tengo que explicarles a ustedes ni a sus lectores porque son de sobra conocidas".
"Creo", continuaba Julio Cortázar, "que en este momento hace más falta que nunca la solidaridad con el pueblo nicaragúense. Yo sólo tengo una máquina de escribir, pero la uso por esa causa: voy, veo y escribo artículos y notas para poner en claro cosas que otra Prensa silencia y oculta". El viaje se inscribe, dijo, "de manera oficiosa y personal, un poco en ese nuevo espacio abierto por la Administración de Mitterand en las relaciones entre Francia y América Latina".
Julio Cortázar lleva pasaporte francés. Y eso suscita en el aeropuerto la reacción de unos argentinos de los que un periodista se hace portavoz. "Dicen que no le quieren mucho, porque usted ha renunciado a ser argentino". Y es el único momento en que Cortázar, que recibe pacientemente, con aire tal vez un poco fatigado tras sus gafas oscuras, todas las preguntas, se altera un poco. '"Esto es el nacionalismo, el chauvinismo elemental... Yo llevo 32 años viviendo en Francia. En ese tiempo he escrito doce o trece libros. Yo desafío a estos señores a que encuentren alguien que escriba de manera más argentina... El pasaporte se lleva en el bolsillo pero el corazón está más adentro".
La libertad soberana del escritor
Por fin se llega a la literatura en este encuentro en que ha primado la política."No creo que mi escritura esté supeditada a nada: no me gusta esa palabra, que daría la imagen de un escritor que escribe sobre temas dados, a dictado de alguien. Por supuesto que milito en la lucha por los derechos humanos. Pero mi soberana libertad como escritor la mantengo y la mantendré siempre". Soberana libertad de escribir novelas que han cambiado la literatura en castellano -Rayuela, 62 Modelo para armar- o cuentos fantásticos y estremecedores -pienso, por ejemplo, en La noche boca arriba, El perseguidor o Axolotl- o libros extraños que ahora (después) ya no sorprenden a nadie -La vuelta al día en ochenta mundos o Último round- pero que entonces sí.Ahora ha terminado unos cuentos que Alfaguara publicará en un libro en la primavera : "Se titula Deshoras, y son ocho cuentos. No sé por qué mis libros de cuentos casi siempre tienen ocho...". Y luego hay una leve queja: "Hace seis o siete años, tal vez más, que tengo unos deseos inmensos de escribir una novela, una novela que tal vez esté en buena parte ya escrita en mi inconsciente y que aparece quizá en los sueños... Si no la escribo es por esta vida que llevo, de avión en avión, una vida que no me permite concentrarme lo suficiente. El cuento", sigue Cortázar, que lo ha teorizado y hecho como nadie, "puede empezarse en el avión y terminarlo por la noche en el hotel. Sobre todo", dice, "cuando se han escrito tantos cuentos se tardan pocas horas".
Hay dos preguntas inevitables en. estos casos, las dos con nombre. La primera, su opinión sobre el Nobel de García Márquez: "Una enorme alegría, muy importante para los pueblos latinoamericanos. Incluso lo que tiene de esnobismo y de moda resulta positivo...". La otra, sobre la liberación de Armando Valladares: "La puesta en libertad de cualquier persona que haya cumplido pena de prisión es siempre una alegría. Si de mí dependiera hubiera salido antes, aunque en su caso particular ha habido obstinación lo que ha dificultado las cosas. En cualquier caso, es un asunto terminado del que debemos alegrarnos".
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