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Tribuna
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Breznev y la defensa de la paz

Leónidas Ilich Breznev ha muerto. A pesar de los males físicos que lo atacaron en los últimos años traba 6 hasta el. definitivo instante en sus difíciles cargos. Muy pocos días antes de su deceso lo vimos en la presidencia del acto celebratorio del aniversario de la Revolución de Octubre en el Kremlin. Era el hombre cordial y sensato de siempre, surgido de la clase obrera, construción, militante político, combatiente durante toda la tremenda guerra antinazi, elegido para la Secretaría General de su partido en momentos de definición, cuando fue menester cambiar a Jruschov.De su vida y su labor política se puede decir el sobrio, pero altísimo, encomie, escrito en la necrológica por sus compañeros del Comité Central: "Era un fiel heredero del legado histórico del gran Lenin". Quienes lo conocimos por muchos años pensamos que -este elogio es el que más apreciaría el propio Brezriev.

Apenas en circulación la noticia del deceso de este incansable combatiente, llega a nosotros por infinitos caminos una especulación de ciertos medios. ¿Cambiará ahora la política exiterior de la Unión Soviética, en particular en lo que se refiere a la pilz? Ya en primera instancia se puede asegurar que no. Los grandes hombres -es el caso de Breznev- aportan a veces hasta decisivamente en el decurso histórico, también al enca5ezar el Comité Central de un partido comunista. Pero, en definitiva, toda elaboración fundamental se basa en decisiones, colectivas, aceptadapor principicis y análisis políticos concretos.

Es política no de un hombre, sino de un partido y un Estado, y en el primer olocumento del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética "después de Breznev" se reafirma la continuidad de la línea política exterior e interior de la URSS. Esto lo conocen perfectamente los medios especializados en la conducción de la política exterior de los paises capitalistas de Occidente. Saben de las aportaciones personales de Breznev en materia de brega por la paz y la distensión, pero advirtieron siempre que ella se fundamenta en una conducta histórica de la URSS, política que nació en octubre de 1917, con Lenin, favorable a la coexistencia pacífica y a la pugna por la paz mundial. Esa línea adquirió particular dinamismo en 1956, en el XX Congreso del PCUS, al desebhar éste la tesis de la inevitabilidad de la guerra y considerar que existían, en la nueva correlación mundial de fuerzas, condiciones para afrontar y hasta frustrar las tendencias imperialistas hacia la guerra de conquista y agresion.

La promoción de iniciativas de paz, particularmente para aventar la guerra fría y adelantar la distensión internacional, ha sido una constante de la política exterior soviética en el último cuarto de siglo, que en gran parte coincide con el período en que Breznev ocupó la Secretaría General del Comité Central del PCUS. La aportación personal de Breznev a esta política quedará inscrita en la mejor historia. Pero esa orientación proseguirá, indiscutiblemente, porque ella se funda tanto en posición de principios -propios del pensamiento marxista-leninista que inspira al partido del Gobiemo de la Unión Soviética- como en la tradicional política exterior soviética, coincidente, por lo demás, con su interés nacional como Estado.

En la hora luctuosa de la muerte de Leánidas Ilich Breznev es posible afirmar con plena responsabilidad que la política exterior de paz, de coexistencia pacífica, favorable a la distensión y el desarme -esencialmente el nuclear-, seguirá siendo conducta, inequívoca del PCUS y la URSS. Es posible asegurarlo sin necesidad de hacer augurios.

Peligros para la humanidad

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Empero, más allá de las especulaciones de sectores interesados en la habitual guerra psicológica antisoviética, es justo que gente desinformada se pregunte qué ocurrirá ahora, "después de Breznev", cuando las sombras de la asechanza nuclear siguen oscureciendo el horizonte. Al hacerlo reconocen dos cosas: una, que durante todo este período el secretario general del Comité Central del PCUS ha aparecido promotor constante y casi obsesivo de todas las iniciativas tendentes a restablecer una atmósfera de distensió internacional, o en materia de des arme, de prohibición del uso de armas de exterminio en masa, etcé tera, iriiciativas que se resumen en el planteamiento político fundamental -aplaudido casi unánime mente en la Asamblea General d la ONU- de que la URSS jamás será la primera en utilizar el arma nuclear. Bastaría ídéntica proclamación por Estados Unidos -que, al revés, apuesta a la estrategia del primer golpe, es decir, al ataque pérfido en cualquier cir cunstancia- para que se hubiera experimentado, primero, una mutación radical en el actual cuadro de tensión internacional, y segundo, que la humanidad vive una hora de enorme peligro cuando su propia superviviencia está amenazada por las armas nucleares más la caja de Pandora de las guerras bacteriológica, química, etcétera, que reducen a un juego de niños todas las imaginaciones más o menos dantescas. Y que es menester actuar contra esa ominosa situación congregando pueblos y Gobiemos como en su tiempo se hizo para frustrar la marcha hitleriana hacia el milenio nazi.

Pienso que no puede haber du das de la firmeza de la Unión So viética y su partido comunista en tales posiciones. Pero creo también que el centro de la preocupación no debe estar en indagar si la política exterior soviética cambiará "después de Breznev,", sino en saber cómo la conjugación de todas las fuerzas partidarias de la paz en el mundo detienen y hacen retroceder el principal factor de belicismo, de armamentismo frenético y de promoción de focos de perturbación mundial y de agresión. Me refiero a la política Reagan. Ella proclama la estrategia del primer golpe; pretende que Europa sea teatro de una confrontración nuclear, con Estados Unidos como único usufructuario; patrocina la agresión a Líbano y las andanzas bélicas de Suráfrica contra los países liberados del colonialismo; amenaza a Nicaragua, Cuba, Granada e interviene en sostén de tiranías y fascismo en la América nuestra; se establece en el Indico y estimula agresiones en el sureste asiático; en fin, apresta la guerra incluso en el cosmos.

Sin tener en cuenta esta realidad no es posible hacer predicciones incluso sobre las medidas a adoptar por la URSS en materia de armamentos. La buena voluntad soviética está demostrada, nos parece, en muchos terrenos. Pero las amenazas bélicas directas que patrocinan la Casa Blanca y el Pentágono, ¿no obligarán.a la URSS a contramedidas defensivas? Lo advertía Breznev en su último discurso a los jefes mílitares de todo el país soviético.

La orientación que encabezó Leónidas Ilich Breznev en defensa de la paz y la distensión continuará. Pero por sí sola no salva a la humanidad del peligro. Esta salvación es tarea de todos los pueblos.

Rodney Arismendi es secretario general del PC uruguayo.

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