La frontera de La Junquera continuó cerrada, por segundo día, al tráfico de camiones
Por segundo día consecutivo continuó ayer cerrada al tráfico de camiones españoles la frontera francesa de La Junquera con el fin de que éstos no pasaran a Francia y evitar así posibles incidentes con los viticultores galos. Por otra parte, una vez finalizadas las dos jornadas de la sonrisa amarilla, como ha sido denominada esta campaña por los productores de vino franceses, ha comenzado otra campaña de los horticultores destinada a no dejar pasar este tipo de productos hispanos.
Los camiones españoles, junto a los, de otras nacionalidades, continuaron detenidos ayer varios kilómetros antes de llegar a la línea fronteriza, con el fin de evitar incidentes en su pasó por el país, vecino. A lo largo de las dos jornadas de la campaña gala, la Guardia Civil ha desviado a los camiones. españoles y de otras nacionalidades de la autopista, aparcándoles en un estacionamiento próximo a La Junquera. Estaí media ha provocado la saturación de este estacionamiento y las protestas de numerosos camioneros, sobre todo extranjeros.Sin embargo, durante la jornada de ayer, la incidencia de estos dos días de lucha, convocados por los agricultores franceses, ha sido menor que el pasado sábado, ya que los productores de vino no salieron a las carreteras y que, por otro lado, los camiones no circulan en el país vecino durante las jornadas festivas.
A primera hora de la noche del sábado, las autoridades españolas permitieron el paso de algún camión español con destino a Francia o a otros. países de la Comunidad Económica Europea. Según se informó a este periódico, tan sólo cruzaron la raya fronteriza tres camiones valencianos cargados con frutas y hortalizas, que emprendieron el camino en caravana. Uno de los conductores de estos camiones informó a EL PAIS que habían estado detenidos durante toda la jornada del sábado en los aparcamientos de La Junquera y que finalmente las autoridades españolas habían permitido su paso, aunque bajo la exclusiva responsabilidad de los conductores de los mismos.
En el lado francés no se han registrado incidentes de consideración, salvo el ataque a un camión español cargado con cerveza el sábado por la tarda. El contenido de la carga fue vaciado. Los viticultores se han limitado durante este fin de semana a tomar los puestos de control de peaje de las autopistas que conducen hacia el Sur con el fin de liberar del pago del peaje a los numerosos automovilistas que se dirigían a las localidades veraniegas del sur de Francia y a las españolas.
Al msimo tiempo, los viticultores aprovecharon para ofrecer a los turistas degustaciones gratuitas de los vinos de la región del Midi, y les entregaban una serie de. documentos en los que exponían sus problemas y su postura sobre este tema. Paralelamente, diversos grupos recorrieron las autopistas deteniendo a los pocos camiones cisternas que circulaban para ver si transportaban vino. Los pasos elevados de las autopistas han permanecido cubiertos por grandes pintadas o pancartas en las que se invitaba y se pedía a los franceses y al resto de los europeos que circulaban por ellas a no venir a España, donde, según se leía en algunas de ellas, los productos estaban envenenados, en una clara alusión al envenenamiento por aceite de colza.
Se aproxima la guerra de la lechuga
A la vista de los resultdos de estas dos jornadas, todo hace pensar que los viticultores han perdido esta batalla, una más de la guerra que desde hace tiempo sostienen con el Gobierno de París. Sin embargo, queda fuera de toda duda qué la guerra continuará a finales de este mes, cuando comience a recogerse la cosecha de vino, que se presenta muy buena, pero que provocará un aumento de los grandes excedentes existentes en la actualidad.
Sin embargo, hay otra guerra no menos importante y peligrosa que ha estallado ya. Se trata de las acciones de los cultivadores de frutas, verduras y hortalizas del departamento de Perpiñán, que no están dispuestos a permitir la importación y el paso por las tierras del Rosellón de las lechugas y frutas y verduras españolas.
A finales de la semana pasada, estos grupos quisieron explotar unos explosivos en la estación de ferrocarril de Le Boulou, localidad cercana a la frontera española y a Perpiñán, con el fin de perturbar el tráfico ferroviario. Este atentado fué reivindicado por el Comité de Acción para las Hortalizas en un comunicado remitido al periódico Independance. Según este comunicado, los productores de frutas y verduras de esta región no están dispuestos a permitir el paso de productos españoles. Este grupo, desconocido hasta el momento en los ambientes agrarios del sur de Francia, indica también que, por cada camión francés que fuera atacado en España, ellos quemarían diez camiones españoles.
Con ello se quiere dar una respuesta adecuada a la actitud de un grupo de agricultores salmantinos que ha expresado su intención de no dejar pasar camiones franceses en la llamada ruta de la leche, que transcurre desde Guipúzcoa hasta Portugal, a su paso por la provincia charra. Estos agricultores realizaron su primera jornada de lucha el pasado jueves, aunque no tuvo ningún efecto, ya que los camiones franceses permanecieron estacionados en Vitoria ante estas amenazas.
Los viticultores franceses han provocado estas jornadas de lucha para presionar al Gobierno socialista francés, y en concreto a la ministra de Agricultura, Edith Cresson, e instarle a que resuelva sus problemas. Recientemente la Comunidad Económica Europea ha aprobado un nuevo reglamento para el sector vitivinícola, con el que los productores franceses no se muestran muy de acuerdo, sobre todo porque estúnan que no va a cumplirse en todos los puntos.
Paralelamente, el mercado del vino de baja y mediana calidad francés se encuentra por los suelos, debido a los grandes excedentes que se han ido acumulando durante los últimos años y que se ven agravados en la actualidad por las perspectivas de. una buena cosecha. Los viticultores franceses también temen la entrada de España en el Mercado Común, porque supondría una importante competencia para sus caldos, ya que nuestros vinos de mediana categoría tienen una calidad muy superior a la de los vinos franceses.
Sin embargo, lo más preocupante en estos mo mentos, según los camioneros y los agricultores españoles, es la tradicional guerra de los productos hortofrutícolas, que previsiblemente comenzárá esta semana. Esta guerra se produce todos los años por esta época, desde 1977, y este año se ha visto agravada por la existencia de otra guerra paralela, como ha sido la de los viticultores.
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