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El jefe de Medicina Interna de la residencia sanitaria de Tenerife denuncia falta de medios y desaliento de los médicos

La tensión que se vive en la residencia sanitaria de la Seguridad Social Nuestra Señora de la Candelaria, de Santa Cruz de Tenerife, dependiente del Instituto Nacional de la Salud (INSALUD), va en aumento, tras la publicación en EL PAIS de cuatro reportajes bajo el título genérico de El 'negocio de la salud' en Canarias, aparecidos en este periódico entre los días 21 y 24 del pasado mes de junio, en relación con supuestas irregularidades observadas en dicha institución sanitaria. El jefe del departamento de Medicina Interna de la citada residencia sanitaria, doctor Marti Cartaya, ha dirigido un escrito, a la junta facultativa de la misma, en el que hace referencia a la existencia de "un movimiento de opinión que puede desembocar en una deserción masiva entre los médicos que prestan sus servicios en este centro".Las denuncias sobre las supuestas anomalías que se registran en la residencia sanitaria de Tenerife surgieron a raíz del cese fulminante del director social de Instituciones Sanitarias del INSALUD, Salvador García Carrillo, que había sido felicitado por su labor a través de una carta del director general de dicho instituto, José María Fernández Cuevas, dos meses antes de que firmara su relevo. García Carrillo había remitido el pasado mes de febrero a los servicios centrales del Insalud, en Madrid, un informe en el que llamaba la atención de sus superiores sobre el incumplimiento del horario y la comisión de irregularidades en el cobro de guardias médicas por parte de quince médicos del Servicio de Traumatología.

Según el director social cesado, la inasistencia laboral de tales médicos había sido comprobada por el administrador de la institución, el administrador adjunto y la enfermera jefa.

EL PAIS ha podido saber que el propio director en funciones de la residencia sanitaria de Tenerife, que intentó quitar importancia al tema en aquel diálogo con los periodistas, manifestó en la reunión de la junta facultativa de la citada institución, celebrada el pasado 20 de mayo -un mes antes de la publicación de los reportajes-, que él mismo había comprobado que existían "ciertas irregularidades en el cómputo del número de guardias realizadas por cada servicio, así como el problema de la libranza y cobro de guardias".

En la mencionada reunión se acordó nombrar una comisión para estudiar el tema, para la que fueron nombrados los doctores Alvarez Calero, Sixto Hernández, Quintero y Banús Romero, éste último jefe de sección de Traumatología y uno de los facultativos que figuraban en la denuncia recogida en el informe de García Carrillo. Según el mismo, el doctor Banús Romero cobraba la guardia de los miércoles y tomaba, como compensación horaria, sin autorización, los martes. Ese día realizaba su labor profesional en la clínica La Colina, centro sanitario privado.

Deserción de los médicos de la residencia

La carta del jefe del departamento de Medicina Interna, doctor Marti Cartaya, dirigida a la junta facultativa de la residencia sanitaria Nuestra Señora de la Candelaria, fue estudiada en la última reunión de la misma, el pasado 13 de julio. Su contenido contrasta con las versiones oficiales facilitadas en fecha reciente sobre la situación de la residencia de Tenerife, ya que el citado facultativo considera que el centro sanitario está infradotado "hasta grados de auténtica vergüen.za". El doctor Marti Cartaya dibuja un panorama de desaliento entre la clase médica, que, según él, ha llevado a un considerable grupo de médicos a pensar en abandonar la residencia para "buscar la frustrante vía de escape del ambulatorio".El doctor Marti Cartaya atribuye en su carta a la infradotación de la residencia sanitaria el hecho de que continúe "necesitándose la colaboración de otros centros para realizar técnicas complementarias que hoy día, y en cualquier hospital que merezca este nombre, constituyen la rutina diaria" e indica, además, que "si al árbol se le conoce por su fruto, los frutos de la política que se ha seguido en esta casa y los que se ha seguido en la provincia con respecto a esta casa no pueden ser más amargos".

El gobernador civil de la provincia y la dirección del INSALUD en la misma se enrevistarán el próximo día 27, en Madrid, con el ministro de Sanidad y Seguridad Social y con el director general de dicho instituto para concretar la inversión de quinientos millones en instituciones sanitarias de la provincia, prevista para el próximo año.

Sobre la apresurada apertura del Centro de Rehabilitación y Traumatología (CRT), del que sólo se habían puesto en funcionamiento tres de las once plantas que posee, dos años después de su entrega al INSALUD, el doctor Marti Cartaya indica que ahora, pese a todo, el CRT se abrirá, "porque así conviene precisamente en estos momentos y tendremos un hospital infradotado para muchos años".

En opinión del jefe del departamento de Medicina Interna, "esta provincia lleva mucho tiempo dejada de la mano de la divinidad central". Fruto de ello, según refleja en su escrito, es un complejo sanitario con bloques distantes y no auto suficientes, con una arquitectura anárquica y "cada vez más irresuelta, a pesar del continuo parcheamiento"; un centro masificado e incómodo; una. dotación instrumental paupérrima y anticuada; una población laboral enfrentada y, por último, una clase médica desalentada. Todo este conjunto de deficiencia es el que, según dicho facultativo, produce en el exterior "un desprestigio creciente de la residencia" y la aparición de una campaña de "caza y captura del malvado médico" con la finalidad de retraerle de sus privilegios e igualarle al resto de los trabajadores.

El doctor Marti Cartaya habla de la campaña como "una respuesta social generalizada a la mala organización que ha producido una mala y conflictiva medicina en los ambulatorios de la Seguridad Social".

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