Los cuentos quemados y el parvulario del PNV
Por fin reventó el grano. El Partido Nacionalista Vasco, unido en matrimonio morganático con la fracción filonacionalista de UCD, proclamó la licitud de la quema de los cuentos ordenada, al parecer, por el alcalde de Bilbao, Jon Castañares, que con esta decisión ha entrado en la inmortalidad.A pesar de que existe una denuncia contra el alcalde (o quien sea la persona responsable de dicha orden) por el delito de daños; a pesar de que la decisión de que mar los cuentos ha sido impugnada (por ser ilícita en sí, llevada a cabo por órganos incompetentes, por estar viciada de nulidad y no ser posible su convalidación en modo alguno) por los concejales del Partido Socialista, las dos fuerzas antes citadas consideran acertada la decisión, respaldan y ratifican un acto contrario a derecho, que aún no se sabe bien quién lo ordenó, pero que ha sido justificado por el presidente del PNV, señor Arzallus, y aun, con palabras más tibias, por el lendakari señor Garaikoetxea.
Sorprendentemente, el concejal de UCD José María de Domingo ha ido aún más allá. En su intervención en el pleno ha cuestionado la capacidad de los miembros del jurado, que estaba compuesto, junto con el que este artículo firma, por Ramiro Pinilla y Luis de Castresana, a los que descalifica -dice- ética, moral y estéticamente, y lamenta que el jurado estuviera constituido por escritores conocidos y no por representantes de las fuerzas políticas mayoritarias, de acuerdo con sus votos.
Como para la inconsecuencia y la irracionalidad no hay límite, el señor Domingo ha dicho que él se opondría a que un jurado designado por el Ayuntamiento premiase una obra corno La Celestina, aunque él no se opondrá a que una editorial privada pueda editarla, ya que, al parecer, las corporaciones públicas deben garantizar la servidumbre de la inteligencia y de la pluma a la moral e ideología de los que mandan.
Para que esto no vuelva a ocurrir en ediciones sucesivas, la conjunción PNV-UCD, al parecer, tomó ya ciertas medidas. La primera, convocar el segundo concurso de cuentos con el exclusivo carácter de cuentos para niños. Se diría que, a juicio de ambas formaciones políticas, los cuentos para adultos pueden hacer daño a sus clientelas políticas.
Además, se están barajando dos posibles variantes para llevar a las bases del concurso del año próximo: una, que el jurado, un jurado elegido entre agente de confianza, sólo tuviera conocimiento de los cuentos que previamente hubiera seleccionado un grupo de concejales erigidos en censores. La otra variante sería que el jurado hiciera una propuesta de fallo, que podría ser revocado si los cuentos seleccionados no fueran del agrado de los concejales que componen la Comisión de Cultura.
Represión cultural
Con estos criterios estaría asegurada la inocencia de este parvulario, cuya custodia ética, moral y estética le ha sido confiada a la conjunción PNV-UCD.
Sólo hay un pero: ¿habrá quien se preste, en calidad de jurado, o de concursante, a este miserable juego? Pobres seríamos si aceptásemos esa sumisión, a pesar de que para este año se ha propuesto doblar la cuantía del premio. (En esta historia pintoresca de represión cultural y moral hubo un significativo precedente: un concurso de novela, cuyo jurado presidía la tristemente famosa alcaldesa Pilar Careaga, en que las novelas optantes al premio debían prestar acatamiento a la Iglesia católica y a los principios generales del Movimiento.)
Vidal de Nicolás, poeta y crítico baracaldés, ha escrito que «estos dictadorzuelos de portal nos quieren llevar al cielo a patadas en el culo» y por eso apuestan por la incultura y la beocia.
"Hombre capaz"
No va mi crítica contra el alcalde, mi buen amigo Castañares (el hombre capaz de las campañas electorales), a quien colocaron en este puesto, por lo que está siendo tan censurado como en su día lo fue la alcaldesa, sino a los partidos que han cerrado filas como un solo hombre en torno a esta decisión desafortunada, que han decidido sostenella y no enmendalla y que por este acto de soberbia están cubriendo de ridículo a esta villa, que fue durante toda su historia refugio de gente liberal y progresista, avanzadilla del pensamiento y de la libertad, hoy amenazada por los herederos de los curas de la carlistada.
Se ha puesto a la venta, al fin, el libro con los cuentos quemados, con un prólogo de Manuel Biescas, en que se cuenta la historia de la hoguera y con opiniones de intelectuales, escritores y artistas vascos (prácticamente todos los que fueron consultados, con excepción de los escultores Chillida y Basterrechea, que prefirieron no comprometerse por considerar que el tema era «puramente político».
Propaganda gratuita
El tema de los cuentos quemados no acaba ahí. Al fin y al cabo, el libro se ha publicado. Se ha hecho una tirada cinco veces mayor a la inicialmente prevista, y cuenta con una propaganda gratuita que va a favorecer las ventas por encima de lo esperado. El problema es otro, y de extrema gravedad: ¿qué credibilidad puede ofrecer este partido para dirigir la cultura o cualquiera de sus manifestaciones? ¿Cómo puede, por ejemplo, erigirse en solitario en organizador de un certamen de cine con estos criterios? En su afán de convertir a Bilbao en un parvulario, ¿quién nos asegura que no van a decir también que esas películas no son para niños y las quemen sin acuerdo ni consulta? Porque las películas son aún más fuertes que los cuentos. Ya lo legalizarán a posteriori, e incluso escribirán cartas a los periódicos pidiendo la cabeza del jurado poco menos que por corruptores de menores.
Entre las opiniones que se recogen en el libro incriminado hay una de Jesús Fernández Santos que dice que las prácticas inquisitoriales son el patrimonio de los débiles. Tal vez esta sea la clave de todo este asunto. La debilidad del PNV, flanqueado en esta ocasión por UCI) para hacer una política cultural medianamente coherente. Yo he dicho en otra ocasión que el programa cultural del Gobierno vasco es de una pobreza escalofriante. El señor Labayen, titular de la cartera de Cultura, se ha justificado de su falta de imaginación diciendo que en el País Vasco no existen profesionales de la cultura, cuando la verdad es que no han sido consultados, aparte de alguno de su partido.
Cuando se nos presenta como solución, como alternativa a lo que existía, el vacío, los intelectuales, las gentes responsables, los profesionales de la cultura de este país tenemos el deber de saltar, tenemos que responder. Esto, ni más ni menos, es lo que han hecho los escritores, los libreros, los artistas y todos los hombres de buena voluntad que han hecho posible la edición de este libro dirigido contra la inquisición, contra la beocia, contra el mal estilo, ese mal estilo que tuvo como exponente aquel triste capítulo de la historia del País Vasco, cuando un alcalde insignificante, aunque hoy se ha hecho famoso, ordenó la purificación por el fuego de un libro de cuentos para adultos.
Gregorio San Juan es escritor y abogado, miembro del jurado del primer concurso de cuentos Premio Ayuntamiento de Bilbao.
Babelia
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