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"Pedimos que nuestros hijos aparezcan con vida"

María Adela Gard de Antonkeletz es una de las madres de la plaza de Mayo que durante años se reunió cada jueves con otras mujeres en este céntrico enclave de Buenos Aires para exigir la aparición, con vida, de sus hijos, en paradero desconocido desde que cualquier mañana fueran secuestrados en cualquier lugar del país por grupos paralelos.Desafiando las vejaciones, la represión y también el riesgo de desaparecer, estas mujeres han reivindicado con un enorme arrojo el regreso de sus hijos y parientes. «Pedimos al futuro presidente Roberto Viola que nuestros hijos aparezcan con vida», repiten hoy ante todas las instancias argentinas e internacionales.

«El Gobierno argentino dice que las desapariciones se produjeron porque hubo una guerra sucia. Nosotras no nos explicamos esto, ya que, el grueso de los desaparecidos fue capturado en la calle, en sus domicilios, en las universidades o en las fábricas, desarmados. Calculamos que la cifra real es tres veces superior a la de los casos registrados por la APDH argentina, pero el miedo a denunciar los casos sigue siendo muy fuerte.

«Entre los niños capturados con sus padres o nacidos durante el cautiverio suman unos ochocientos, y junto a nosotras trabaja un grupo de unas cincuenta mujeres que se han constituido en las abuelas de la plaza de Mayo, que piden la aparición inmediata y con vida de sus nietos». En muy pocas ocasiones ha habido éxito. Una parejita de hermanos apareció en Chile hace unos meses», prosigue María Adela Gard.

También los secuestrados lo han sido personas de edad. «Recientemente fue secuestrado un anciano de ochenta años y entre los desaparecidos se encuentran varios septuagenarios. No respetaron tampoco a algunos disminuidos físicos, como es el caso de una joven de veinticuatro años, María Claudia Gruber, que caminaba con bastones e inició una campaña para conseguir que el Gobierno admitiera una ley por la que el Estado empleara a un 4% de los minusválidos. Tras haber conseguido su propósito, fue secuestrada sin miramientos de ningún tipo.

Católica practicante, su rostro se llena de tristeza cuando habla de la jerarquía eclesiástica argentina. «Nunca el cardenal primado Francisco Aramburu ha recibido a una sola madre de la plaza de Mayo.

Para María Adela Gard,«de los casi ochenta obispos argentinos únicamente cinco se han volcado y han defendido nuestra causa.

«Nos preocupa mucho que lós políticos, como es el caso de Ricardo Balbín, secunden la estrategia del borrón y cuenta nueva y del manto del olvido sobre el problema por el que luchamos tenazmente», dice María Adela Gard.

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