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Moscú tiende la mano al nuevo presidente de Estados Unidos

«El pasado es el pasado». Citando este proverbio norteamericano, Izvestia, diario del Gobierno soviético, cerró el martes la página Carter para saludar la llegada a la Casa Blanca del nuevo presidente, Ronald Reagan. El mismo día 20, el presidente Breznev dirigía un mensaje de felicitación a Reagan, señalando que apoya «la evolución positiva de las relaciones entre Estados Unidos y la URSS».

La despedida dedicada por Izvestia a la Administración norteamericana saliente no es demasiado misericordiosa: «Carter se va sin gloria». Ayer, el diario del partido, Pravda, dedicaba abundante espacio a informar de la ceremonia de la transición en Washington. El órgano del PCUS desea al nuevo mandatario suerte para superar la difícil situación económica de su país y concluye con un filosófico «quien viva, verá».En la despedida de Izvestia a Carter se señalaba que el anterior presidente «fue un instigador de la guerra fría y relanzó la carrera de armamentos. Un nuevo líder entra en escena, y con él aparecen nuevas ideas», concluye el diario. El mensaje de Breznev a Reagan es una mano tendida hacia el nuevo inquilino de la Casa Blanca. El líder soviético señala en él que «en las condiciones actuales es imperioso para todos los Estados esforzarse activamente para relajar la atmósfera internacional y consolidar la paz».

Por su parte, el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Gromiko, acaba de proponer también a Washington una normalización de las relaciones entre las dos superpotencias. La idea de que los errores de Carter sean corregidos por el nuevo presidente aparece también en el Izvestia del martes.

La elección de Ronald Reagan fue acogida por los soviéticos concierta esperanza. Desde entonces consideran -y este punto de vista no se ha modificado- que la nueva presidencia ofrece una oportunidad para mejorar las relaciones entre Moscú y Washington. El Kremlin no está particularmente preocupado por la imagen ultraconservadora de Reagan. La Prensa soviética afirma, y los funcionarios lo repiten, que «no hay ninguna relación entre las declaraciones de los candidatos a la Casa Blanca y su comportamiento una vez elegidos».

Moscú ha señalado claramente el marco que desea para esta supuesta luna de miel con Washington: el definido en el acuerdo de 1972 firmado por el presidente Nixon, en el que la URSS era reconocida como una gran potencia. La palabra paridad es desde entonces la favorita en la política exterior del Kremlin.

El Gobierno de Alemania Occidental desea comenzar lo más pronto posible las consultas con lanueva Administración del presidente Reagan, afirmó ayer el canciller Helmut Schmidt. El jefe del Gobierno alemán confirmó que visitará oficialmente Estados Unidos, poco después de que lo haga su ministro de Exteriores, Genscher, en marzo próximo.

Schmidt, que hablaba ante los diputados socialdemócratas del Parlamento alemán, señaló que Bonn planteará en Washington la necesidad de una «cooperación diplomática» con la Unión Soviética y un equilibrio entre el Este y el Oeste. El canciller recordó que el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, se pronunció ante el Senado por la limitación de la carrera de armamentos y el mantenimiento de conversaciones con Moscú sobre las SALT.

El nuevo Gobierno estadounidense fue calificado ayer por Fidel Castro de «reaccionario y de extrema derecha». Hablando en una localidad del este de la isla, el líder cubano añadió que «la declarada política de amenazas del nuevo Gobierno de Estados Unidos nos ha llevado a triplicar nuestras defensas». Castro hizo un llamamientos a los cubanos para resistir una eventual agresión armada teledirigida desde Washington.

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