En libertad los cuatro libreros detenidos el pasado fin de semana

Los cuatro libreros detenidos en Madrid el pasado fin de semana, por supuesto delito de distribución y venta del Libro rojo del cole, fueron puestos ayer en libertad, tras prestar declaración en el Juzgado Central de Instrucción número 1. Por esta detención, unas sesenta casetas de las 269 instaladas en la Feria Nacional del Libro de Madrid permanecieron cerradas, en señal de protesta, durante la tarde del sábado. El domingo, sin embargo, y ayer, lunes, disminuyó el clima de tensión y se registró una gran afluencia de público visitante y comprador.

Los detenidos, Benjamín Barroso, de la librería Hernández Sanz, y Fernando Cabal, de la librería Miraguano, han sido puestos en libertad sin fianza, por ser dependientes, y José Fuentes del Pilar, de la librería Miraguano, y Angel Escarpa, de la librería Miguel Hernández, -tuvieron que pagar una fianza de 50.000 pesetas cada uno, por ser libreros responsables.El magistrado juez ha acordado además deducir testimonio a la jurisdicción ordinaria, por si los citados hubiesen cometido faltas de resistencia o de desacato, al no dejar a la policía que registraran sus casetas de la feria, por no llevar orden judicial. El libro rojo del cole, secuestrado en su día por la Administración, había sido presentado el viernes pasado en coedición colectiva de 26 firmas editoriales.

Por otra parte, a partir de mañana, día 3, el juez del Juzgado Central de Instrucción número 1 de Madrid llamará a declarar a los veintiséis editores que han realizado la nueva publicación de El libro rojo del cole, según informa Europa Press, a los que el juez podría poner de 100.000 a 200.000 pesetas de fianza para cada uno. Los editores, por su parte, han indicado que van a celebrar una reunión de representantes con ocho abogados, con vistas a adoptar una postura.

Libros de texto

Para los editores de libros de texto, la Feria del Libro de Madrid es un evento prácticamente irrelevante, puesto que a finales del mes de mayo les resulta materialmente imposible presentar sus novedades al público, al encontrarse la mayoría de los libros nuevos pendientes de la preceptiva aprobación del Ministerio de Educación.

La actual normativa sobre libros escolares, no suficientemente conocida, confiere a las asociaciones de padres de alumnos competencias muy concretas a la hora de decidir, junto con el claustro de profesores, qué textos va a adoptar un determinado centro. La popular feria del Retiro madrileño podría constituir, pues, una excelente oportunidad para que padres y profesores entrasen en contacto con las nuevas ofertas editoriales en el momento idóneo, un mes antes de que finalice el curso. Las circunstancias apuntadas impiden que este encuentro entre consumidores y editores se produzca, pero como el fenómeno no es de hoy, sino desde que se inició la tradición de la feria, los editores han dejado de conceder importancia al hecho.

Lo que sí les preocupa en estos instantes, según han manifestado portavoces del sector, son los reiterados anuncios hechos por el Ministerio de Educación en el sentido de que se planea una reforma a fondo de los objetivos y contenidos de la EGB, que seguramente incidirá en los planteamientos de los libros de texto.

En todo caso, estas mismas fuentes recuerdan que la legislación vigente impide que los centros escolares cambien los textos antes de los cuatro años de su adopción por el claustro de profesores, y piensan que cualquier reforma de los libros, en virtud de la revisión que el Ministerio pueda hacer de planes y programas de estudio, no es lógico que pueda producirse en el curso 1980-81.

Consecuentemente, los libros del curso que ahora finaliza van a seguir siendo válidos para el curso que comience en septiembre próximo. Por lo demás, las novedades editoriales en libros de texto serán muy pocas en este año, unos treinta títulos como máximo, según las reiteradas fuentes.

Por lo que concierne al capítulo de cifras, las relativas al curso actual no se conocen todavía, dado que los editores cierran sus cuentas y liquidan sus depósitos en librerías y distribuidores precisamente en estos días. Las 45 empresas especializadas en libros escolares, que se agrupan en la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE), suelen hacer públicos los datos económicos del sector en la última quincena de julio.

Según el informe de julio de 1979, la cifra de facturación bruta del sector en el curso pasado fue de 6.264 millones de pesetas, de los que 1.879 millones representaron el margen de los intermediarios comerciales, quedando como cifra de negocio neto de las editoriales 4.385 millones de pesetas.

La población escolar del presente curso, cuyas estadísticas oficiales no se conocen todavía, es sensiblemente la misma que la del curso pasado, según las fuentes de, los editores, para las que resulta obvio que estamos entrando en una etapa de clara estabilización.