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XXXVIII FERIA DEL LIBRO

Lento proceso de normalización de la cultura catalana

La producción editorial en lengua catalana alcanzó en 1978 la cifra de 1.132 títulos, mientras que para 1979 se espera superar la barrera de los 1300. La cifra no es, ni mucho menos, óptima. Sin embargo, denota un crecimiento esperanzador dentro del lento proceso de normalización de la cultura catalana que se ha advertido en la recién clausurada Feria del Libro de Barcelona.

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Bajo el franquismo, la edición de libros en catalán no era un negocio. Hay que tener en cuenta que aproximadamente el 50% de las empresas editoriales de todo el Estado español están en Cataluña. Pese a ello, ninguna de las empresas importantes llegó a editar títulos en catalán con regularidad. Aparte de las razones políticas es obvio, repetimos, que no es negocio.Los editores en lengua catalana eran específicamente voluntarios. Su planteamiento era -continúa en gran manera- doble: hacer cultura y hacer empresa. Sin embargo, tanto se decantó el binomio hacia el hacer cultura que, en la actualidad, la empresa editora catalana es una empresa débil, con una capacidad limitada de sus recursos financieros.

«Es cierto que existe un mercado», explica Romá Cuyás, presidente de la Asociación de Editores en Lengua Catalana, «y que el público necesita actualmente una edición normalizada de 2.500 a 3.000 ejemplares. Pero también es cierto que el editor en catalán está en un proceso de transición cuyo ciclo no se cerrará antes de cinco o seis años. »

Este proceso de transición transcurre paralelamente al desarrollo de dos necesidades básicas. Por un lado, la normalización del uso público del catalán en la enseñanza, en los medios de comunicación, y, por otro, un proceso de soporte institucional y protección de la edición en catalán. «Debemos conseguir», afirma Cuyás, «que un libro en catalán no salga más caro que su equivalente en castellano.»

Cifras

evidentes

Es una realidad que en la actualidad se lee mucho más en catalán que bajo el franquismo, o en los últimos años del franquismo. En aquellas circunstancias la lectura en catalán era reducida a determinados círculos de gente. Los editores marginaron los géneros típicos de la cultura en favor de obras más culturizadas o, por exigencias de la época, más politizadas.

Este panorama ha cambiado sustancialmente. Un alto porcentaje de los 1.300 libros que se habrán publicado en 1979 estarán constituidos por libros que podríamos calificar de populares (libro infantil, juvenil, traducciones ... ).

Sin embargo, el crecimiento experimentado en la edición en catalán, pese a su carácter esperanzador, dista mucho de las cotas alcanzadas en países de demografía similar a Cataluña.

En Bélgica se editan 91 títulos por cada 100.000 habitantes. Esta relación es de 96 en Finlandia, 109 en Suecia y 139 en Dinamarca. Por el contrario, en Cataluña la cifra es de quince títulos por cada 100.000 habitantes, y si la comparación se hace a nivel de países de habla catalana (Cataluña, Valencia e Islas Baleares) la desproporción aumenta a los seis títulos por cada 100.000 habitantes.

En relación a los títulos en castellano, digamos que la edición en catalán representa sólo un escaso 50% de los 23.000 títulos editados en castellano. La desventaja del libro catalán se evidencia también en la tirada media, que alcanza los 1.500 a 2.000 ejemplares (y 5.000 para las ediciones de bolsillo), frente a los 3.000 a 4.000 en castellano (de ocho a 15.000 para las ediciones de bolsillo). En casos especiales se ha llegado a tiradas de 25.000 y 30.000 ejemplares en catalán -auténticos éxitos editoriales-, mientras que en castellano este tipo de tiradas puede llegar -y generalmente llega- a los 200.000.

Política

cultural

«La situación de la edición en catalán -señala el presidente de la Asociación de Editores en Lengua Catalana- puede cambiar a partir del estatuto de autonomía, cuando la Generalidad deba proceder al trazado de una política cultural. Aparte, debe producirse la ruptura con el espíritu de resistencia que impera en algunas empresas. »

A este respecto, los editores señalan que el proyecto de estatuto de autonomía contempla la enseñanza en catalán. Ello debe repercutir en la toma de medidas para solucionar la desventaja que tiene en la actualidad el libro de texto escrito en catalán.

La ley obliga, por ejemplo, a una tirada mínima para todo el Estado. Ello obliga a editar 24.000 ejemplares para cada libro de texto de EGB. Ello hace que el editor ponga un precio falso.

Sin embargo, la situación en la actualidad es preocupante. Un balance de la recién clausurada Feria del Libro de Barcelona nos aproxima a la realidad. Según fuentes editoriales, en la presente edición ha pasado mucha más gente que el año anterior. Por el contrario, las ventas han experimentado un descenso apreciable.

«Los costos se han disparado», manifiesta Romá Cuyás, «y a pesar de ello no han superado el aumento del coste de vida. Sin embargo, el público lector ha adquirido conciencia de que los libros han subido mucho más. Los editores hemos llegado a reunir márgenes hasta el límite de que puede darse, en un próximo futuro, una descapitalización de las empresas. »

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