Panorama editorial valenciano: producción estable, pero limitada
Las deficiencias de infraestructura empresarial, no aplicable a contadas excepciones, y el monopolio intelectual de Madrid y Barcelona sobre las diversas culturas periféricas, limitan el ámbito de la edición valenciana a una decena escasa de editoriales que sustentan, con buena dosis de voluntarismo, un catálogo estable de novedades.El panorama editorial integra iniciativas de edición normalizada, con un planteamiento empresarial medio y adecuada red comercial, tales como Prometeo, Fernando Torres y Tres i Quatre, colecciones destinadas a la creación y ensayo literarios (Lindes, Taberna de cimbeles y Septimomiau), editoriales de vanguardia (Pretextos), y editoriales tipo Vicent García, dedicadas a las ediciones para bibliófilos.
El intento de descentralizar promoviendo desde Valencia editoriales, parangonables a las existentes en los dos polos de la cultura española, alentó la creación de Fernando Torres, especializada en arte, cine y comunicación. No obstante la imposibilidad de salvar defectos de infraestructura de la industria editorial valenciana (imprentas poco preparadas, precios altos y otros) obligaron a reducir su plan de edición, orientado en la actualidad al ámbito universitario. El libro en catalán de Tres i Quatre goza, por el contrario, de mayor competitividad en el mercado de su área lingüística, aunque, según asegura su editor Eliseu Climent, «un libro, por el mero hecho de editarse en Madrid o Barcelona, triplica su venta».
Frustrado el puente cultural entre Madrid y Barcelona por la imposibilidad de hacer un libro competitivo, las editoriales plegaron velas para ensayar fórmulas de menor coste económico y dirigidas a un público seguro. La editorial.
Prometeo proyecta entonces una colección de narrativa-valenciana en castellano (La serie malva), con nombres de primera fila, algunos de ellos arropados por los premios Blasco Ibáñez, como Pedro de la Peña, Juan Oleza, César Simón y José Luis Aguirre, todos ellos miembros de una generación de escritores plenamente activos en el mundo cultural de Valencia en la última década.
Primero fue la colección Hontanar de poesía, destinada a autopublicar textos de su consejo de redacción, integrado por los nombres de La serie malva, además de Jenaro Talens. Como prolongación de esta colección y de la revista poética Murice, dirigida por Pedro Besso, «una isla cultural dentro del gran colapso de la transición política», se crean las ediciones de Lindes, y como hijos de ésta, Taberna de cimbeles y Septimomiau. La adaptación a la nueva situación editorial ha supuesto para las empresas Fernando Torres y Tres i Quatre la elección de unos campos de venta estable, como la universidad y la enseñanza media. En esta línea, la primera publicará en breve un diccionario sobre arte moderno dirigido por el crítico Aguilera Cerni -Las memorias-; de Renau, a su paso por la Dirección General de Bellas Artes, estudios sobre la historia de la ciencia española dirigidos por el profesor López Piñero; ensayos básicos de teoría jurídica coordinados por Elías Díaz y títulos sobre política económica, todos ellos destinados a la universidad. Eliseu Climent, por su parte, abastecerá las necesidades culturales del proceso autonómico al editar manuales de economía, geografía, historia y gramática del país valenciano para cubrir los planes de la enseñanza en valenciano. La editorial Almudín, ya se ha adelantado en parte a esta iniciativa con la próxima difusión de su Historia del País Valenciano, con texto profusamente ilustrado de Ricard Blasco, y de otros títulos de Joan Fuster, Vicent Ventura y García Bonafe.
El monopolio centralista no impide, sin embargo, que Pretextos prepare la recuperación desde Valencia de autores del ámbito castellano (Julio Caro Baroja, Juan Larrea y María Zambrano), «porque consideramos que aunque son escritores clásicos han abierto un nuevo horizonte muy moderno», asegura Manuel Borrás.
Pero más bien el futuro editorial pasa en Valencia por una política de ayuda al libro desde el Consell Autonómico que «se ha olvidado alarmantemente en su primera etapa de subvencionar el instrumento que crea conciencia de país y transforma la descentralización administrativa en autonomía», manifiesta Eliseu Climent.
Babelia
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